El lunes los trabajadores del organismo asistieron a una jornada inédita, con 83 despidos de personal que mayoritariamente cumple con sus tareas y tienen hasta más de 20 años de antigüedad.
Martes 4 de abril de 2017
Foto DyN
Después de que la noticia había circulado por Wathsapp a última hora del viernes por parte de la dirección de Recursos Humanos, y en el diario La Nación durante el fin de semana, el lunes arrancó con un edificio vallado de policías y carros en las puertas semicerradas. Un comisario y tres policías obligaban a formar una enorme fila en la que los compañeros se iban enterando, a medida que llegaban al acceso, quiénes figuraban en la lista negra de 83 despedidos confeccionada por Jorge Todesca y sus funcionarios secuaces.
El cinismo de Todesca no tiene límites. En sus primeros días de mandato había denunciado, mientras visitaba cada programa televisivo, que la intervención del Indec se había basado en la precarización laboral previa y en el atraso salarial de los trabajadores del instituto. La precariedad laboral en el Indec llega casi al 70 % de los trabajadores del organismo.
Sin embargo, todo lo contrario a su relato de solucionar la situación de los trabajadores y mejorar la planta, primero decide suspender las “horas censales”, que son parte del salario. Y pocos meses más tarde, se usufructúa de la precariedad laboral que antes denunciaba, para asestar más de 80 despidos.
Es de destacar que los despedidos, en su mayoría, son contratos “Resolución 48” y de la planta “Transitoria”, que en algunos casos superna los veinte años en el organismo.
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Hay que pararle la mano a Todesca y sus funcionarios
Después de todo el período de la intervención durante gran parte de la gestión kirchnerista y el dibujo de las estadísticas (que a la larga significaron un gran costo político para el gobierno de Cristina Fernández) el Indec se había convertido para el macrismo en uno de los caballitos de batalla en su campaña o imagen pública. Asumieron diciendo que recuperarían las estadísticas oficiales.
Quienes estuvieron luchando contra todos los años de estadísticas truchas están más autorizados que nadie para afirmar que son los trabajadores y técnicos, quienes le dan vida al Indec y no un grupo de funcionarios que quieren implementar las políticas de gestión tipo empresarial en los organismos del Estado, con poco conocimiento en la mayoría de las áreas de trabajo y con el peor de los tratos para los trabajadores.
El relato M, que ya viene implementando para la mayoría de los organismos del Estado, tratando de hacer quedar a los trabajadores como “vagos” o “ñoquis” de un Estado “sobredimensionado” e “ineficiente”, es lo que hoy quiere llevar adelante en el Indec, después de un año de una supuesta emergencia estadística en la que necesitaba de los trabajadores históricos para desarrollar el proceso de trabajo y dinamizar ciertas áreas que venían paradas tras años de intervención. Seguramente por eso los despidos fueron menores que en otros organismos públicos.
Todesca, junto a las demás autoridades que desembarcaron en el Indec de la mano de Cambiemos, quieren implementar el mismo método de María Eugenia Vidal hacia los docentes, acusando de vagos a los trabajadores, contando con la ayuda de los escribas de La Nación.
Pero la gran mayoría de los que hoy figuran como despedidos son trabajadores que cumplen con sus tareas de manera probada. Lo que hizo la actual gestión fue sumar las inasistencias justificadas, por enfermedad, con algunos caso de largo tratamiento, con trabajadoras que faltaban por encontrarse embarazadas, con familiares a cargo enfermos o que padecen cáncer y otras patologías. Es decir, todas inasistencias ampradas por el convenio laboral. Que en definitiva, tanto Vidal para los docentes, como su buen “alumno” del Indec, quieren liquidar.
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La gestión macrista había suspendido el pago del adicional denominado “horas censales”, que es una suma que es considerada parte del salario y que, en los hechos, significa una importante rebaja salarial que pega en los bolsillos de todos los trabajadores del organismo. Como respuesta a esta situación, se estaban realizando distintas acciones y medidas de fuerza, de ambos gremios, incluyendo reuniones, ruidazos o asambleas de piso, en donde confluían muchos trabajadores, más allá de su afiliación gremial a un sindicato u a otro. El clima de unidad de los trabajadores se hizo sentir.
El plan de ajuste de Todesca del Indec, con sus 83 despidos, y el indignante maltrato a todos, con filas de trabajadores que angustiados se preguntaban si los dejarían entrar o no, otros lloraban, otros se descomponían por la bronca de quedarse sin trabajo en la Argentina de hoy, otros por lo que estaban viviendo sus compañeros.
Imágenes que se asemejaban con escenas de filas carcelarias. Esta situación indignante, logró que confluyeran todos los trabajadores, afiliados a UPCN y a ATE, más allá de las enormes diferencias presentes y pasadas de ambas comisiones internas, en una extensa jornada de lucha y movilización en la puerta del edificio. El día lunes fue prácticamente un paro de hecho ya que nadie trabajaba en las oficinas. El instituto no funciona sin sus laburantes.
La necesidad de una lucha conjunta se había expresado en los días previos en las recorridas por las oficinas, pero también en el canto de “todos juntos” o de “unidad de los trabajadores”.
En la concentración en la puerta se definió continuar este martes 4 de abril con un paro activo convocado por ambos gremios y a las 13 horas se realizará una asamblea conjunta para definir los pasos a seguir en esta lucha. Este martes el Indec estará de paro.
Está claro que se tiene que acabar la mentira de Todesca y su plan de normalización del Indec. No habrá ninguna normalización del Indec a fuerza de despidos y con comisarios que se parapetan en la puerta del instituto como si se tratara de una dependencia policial. Los trabajadores del Indec tienen que seguir organizados para pararle la mano a Todesca y sus funcionarios.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario