Nos exigen seguridad, pero las condiciones que imponen las empresas atentan contra nuestras vidas.

William Muñoz Trabajador Industrial
Sábado 20 de abril de 2019
El fatal accidente de José Arled Cataño Velásquez nos dejó perplejos. Existen informaciones que describen que cayó de una altura aproximada de ocho metros, operando el alzahombres. Con la caída se provocó un efecto de látigo y se golpeó contra la baranda al interior del canastillo del alzahombre.
El trabajador subcontratado por la empresa Global Group Ingeniería SPA que prestaba servicio la minera Lumina Copper, murió mientras se encontraba en el exterior del Truck Shop en la faena Caserones.
Envío desde ya toda la fuerza a su familia, hijos, hermanos, padres, compañeros de trabajo y amigos que compartieron con José Cataño. Esta situación es un nuevo homicidio por parte de las grandes empresas a los trabajadores. Y, por eso, decimos con ímpetu: ¡nuestras vidas valen mucho más que las ganancias empresariales!
En la fábrica Komatsu de Santiago nos enteramos de esta indignante situación por el comentario de uno de los socios que pegó un comunicado exponiendo el fatal hecho. Un actuar recurrente por parte de la jefatura en estos aconteceres.
Sin embargo, lo que más dio bronca según los comentarios dentro de la fábrica fue la frase expuesta, indicando cómo cambiar estos sucesos: “reforzar el trabajo en altura y sistemas de seguridad”, dejando totalmente de lado la vida del compañero que dio su vida en su puesto de trabajo. Y es así como acostumbran a exigirnos seguridad, pero las condiciones que imponen atentan contra nuestras vidas.
La historia de Komatsu no está ajena de la realidad que desencadenó la muerte de José en la mina Caserones. En Komatsu son cotidianos los accidentes laborales y no son reconocidos por la empresa. Es como una fábrica de enfermos, de accidentados y la empresa coarta el derecho de ser atendidos en la Mutual de Seguridad.
Así mismo, los jefes ponen resistencia para que los trabajadores podamos asistir a centros de asistencia médica con el objetivo de no aumentar las tasas de accidentabilidad, porque esto eleva las primas que tendría que pagar la empresa a la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS). Acá, en la fábrica, nos inculcan el "cero accidentes", pero lo que hay detrás es una nefasta práctica de negar que nos accidentamos, cuestión que sí sucede.¡Nosotros no somos números, somos personas!
Ya ha pasado casi un mes del último accidente, cuando una pieza de 120 kilos cayó sobre las manos de un compañero de trabajo del taller electromecánico. Nuestro compañero, por suerte, no perdió un dedo, pero es él quien se lleva la peor parte de esta historia, mientras la empresa se lava las manos.
Otro ejemplo es lo ocurrido en el taller de soldadura. Un trabajador estuvo más de 40 días de licencia tras sufrir un golpe con una escotilla de 30 kilos en la cabeza en un mega estanque de agua, que provocó que tuviese que asistir al neurólogo durante varias semanas. De igual forma, otro compañero se dislocó el hombro y fue derivado al Servicio Público cuando su accidente fue generado en el trabajo.
Esto es una lamentable realidad de quienes trabajamos ahí. Quieren el estándar minero, pero cuando hay apuro en la pega, se pasa por alto todo resguardo de seguridad. Así mismo es como se desencadenó un incendio en la sala de pintura de Komatsu, porque un supervisor mandó a esmerilar dentro de esta.
Para la jefatura y la supervisión la responsabilidad de estas situaciones graves nunca es de la empresa, por el contrario, siempre se culpa al trabajador. Es así, como veo que esta empresa y todas las empresas, nos tratan como números y buscan constantemente justificar los despidos a los trabajadores que se accidentan o hacen reclamo de sus derechos.
Creo que es urgente instalar otra conciencia. Una que busque la defensa de los puestos de trabajo, la protección a los derechos a los trabajadores y que las riquezas que generamos nosotros, no la gerencia, sea en beneficio de nuestras familias. Si no nos defendemos hoy en los propios lugares de trabajo ¿piensas que como clase trabajadora vamos a estar preparados para hacerle frente a las reformas del gobierno?
Frente a la accidentabilidad, somos nosotros, los trabajadores, quienes sabemos qué cosas hay que mejorar en cuanto a la seguridad. Sabemos qué nos hace falta. La empresa despidió al secretario del comité paritario por los trabajadores, Mario Rojas, y queda impune.
Así también, la empresa mueve sus gráficos para contentarse con el estándar de seguridad, pero la realidad es que todos los meses hay un accidentado. Llamo a organizarnos de forma independiente del comité paritario y los jefes, desde el Sindicato para levantar una comisión de seguridad. ¡No puede ser compañeros accidentados tengan obstrucción al atenderse en la ACHS, con el nivel de peligrosidad al que nos vemos enfrentados! ¡Qué la planta de Komatsu -más tecnológica de Sudamérica- tenga su propio Policlínico con un paramédico y ambulancia!
Con la vida de las y los trabajadores no se juega. En la charla de seguridad dijeron que la accidentabilidad en la planta de Komatsu Reman en Quilicura es de un 0,75%, poco menos de una persona al mes que es “baja”. ¿Acaso la trasnacional Komatsu espera felicitaciones? Para nosotros es un compañero con su mano fracturada, un compañero con sus hombros rotos, incendios que ponen en riesgo nuestra vida, como ocurrió en pintura.
Inversores y gerentes de esta trasnacional no mueren en faena como nuestro compañero. Los trabajadores tenemos que tomar en nuestras manos la pelea por la seguridad laboral Por eso pelearemos por un policlínico en cada establecimiento de la empresa. Por eso hay que formar un comité de seguridad laboral, para que seamos los propios trabajadores quienes digamos dónde falta mejorar el proceso de trabajo y elaborar nuestras demandas, sin regirnos por el ahorro de costos empresarial. Nuestra vida vale más que sus ganancias.