Para 2016, la Federación de las Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) proyecta una caída de 6% en el empleo industrial, lo que equivale al recorte de por lo menos 165.000 puestos de trabajo. Brasil puede perder hasta 2,2 millones de puestos de trabajo formales en 2016, alcanzando los sectores de comercio y servicios.
Viernes 22 de enero de 2016
La industria paulista recortó 53.500 puestos en diciembre, una baja de 2,26% frente a noviembre sin ajuste estacional.
Con esto, el año 2015 terminó con 235.000 despidos, caída de 9,26% en relación al año anterior, marcando el peor desempeño desde 2006. Los datos son de la Encuesta de Nivel de Empleo, elaborada por el Departamento de Encuestas y Estudios Económicos de la FIESP.
Para 2016, la institución patronal proyecta una caída de 6% en el empleo industrial, lo que equivale al recorte de por lo menos 165.000 puestos de trabajo.
En 2015, los 22 sectores industriales evaluados en San Pablo despidieron más de lo que contrataron. Es la primera vez en la historia de la encuesta que eso ocurre. Entre los sectores que más despidieron, se destacan la industria automotriz, que recortó 33.217 puestos el año pasado, seguida por el segmento de productos de metal, excepto máquinas y equipamientos, con 33.057 puestos de trabajo menos. El sector de máquinas y equipamientos despidió 28.496 trabajadores, mientras la industria de la confección de artículos de vestuario y accesorios hizo lo propio con 21.130 puestos.
En la división geográfica, también hubo una caída en todas las regiones estudiadas. En la Gran San Pablo, el empleo industrial cerró el año con una baja de 9,99%, mientras en el interior la retracción fue de 8,65%. Entre las 36 divisiones, el empleo en la región de Santo André fue el más afectado, con una caída de 16,94%. Diadema registró pérdidas de 15,67% en el año mientras Taubaté sufrió un retroceso de 15,38%.
Preocupados por aumentar el margen de ganancias a través de la intensificación de la explotación del trabajo, e indirectamente por medio de la constitución de un enorme ejército industrial de reserva que empuja el promedio salarial hacia abajo, los capitalistas sobrepasan todos los límites de la demagogia. Para eso son protegidos por las burocracias sindicales, como la CUT, la CTB y Força Sindical, que en vez de servir como alternativa de combate, se ubican del lado de la ganancia de los patrones negociando despidos, y formas cada vez más profundas de frenar la resistencia, como es el caso del PPE (Plan de Protección del Empleo, que reduce la jornada laboral con reducción salarial), como en las fábricas del ABC –la región más afectada por los despidos.
Estos datos muestran cómo la patronal está descargando la crisis en las espaldas de los trabajadores. Mismo con toda esa oleada de despidos en masa, la burocracia sindical sigue poniendo el centro de su política en el apoyo al gobierno federal y en el acuerdo con empresarios en el denominado “Compromiso por el Desarrollo”, que tiene como eje garantizar la atención de los intereses patronales. Esta oleada de despidos solo podrá ser enfrentada con un plan de lucha efectivo, que sea parte de un movimiento nacional contra los ajustes.