El impacto del acuerdo con el FMI se hace sentir en la vida de los niños, niñas y adolescentes. A pesar de que cotidianamente las niñeces están en el discurso de algunos funcionarios públicos, el dinero que se destina del presupuesto muestra una caída en términos reales.
Domingo 1ro de mayo de 2022 02:13
El presupuesto asignado a la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, órgano rector de las políticas de niñez y adolescencia como lo establece la Ley 26.061, muestra una caída en términos reales respecto del presupuesto vigente en tres de los cuatro programas dirigidos a la niñez y la adolescencia que implementa cuando se considera la inflación del proyecto de presupuesto, y en los cuatro programas cuando se considera la inflación REM [1] .
Además de las acciones de fortalecimiento de espacios de primera infancia analizadas más arriba, los programas de la SENNAF (Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia), aunque con una baja incidencia en términos de la magnitud de los presupuestos, implican acciones específicas fundamentales para la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, como la asistencia para el egreso de jóvenes sin cuidados parentales, las acciones de reparación de hijas/os de víctimas de femicidio o la promoción y protección del derecho a la participación de niños y jóvenes.
Es, justamente, en las políticas que abordan específicamente problemáticas que padecen niños, niñas y adolescentes donde se encuentra el punto crítico. Sin entrar en una falsa dicotomía sobre políticas públicas integrales vs. políticas focalizadas, el análisis de presupuesto merece señalar con énfasis que lo contemplado como políticas de infancias y adolescencias en verdad responde muchos programas e iniciativas de distintos Ministerios e instituciones distintas.
Por supuesto, las mismas tienen relación e incidencia en la vida y en el acceso a derechos de les niñes y jóvenes, pero tal cual presentado en el informe de UNICEF, el presupuesto engloba desde lo destinado a la ayuda directa a los hogares a través de transferencias monetarias (13,1%), asistencia a proyectos de huertas, fondo nacional de incentivo docente, distintos programas en materia de salud, etc.
En concreto, lo invertido en educación representa 52% de la inversión en niñez, en materia de salud es un 12% ( el cual representa -13,1% en comparación al presupuesto al año pasado) y en gasto de obras sociales un 12,8%. Es decir, se tienen en consideración cuestiones integrales pero que en este caso engrosan el presupuesto destinado en un 89,9% y ni siquiera, ya que queda a la vista que en materia de obras públicas es casi nula la inversión que se realizará. A pesar de los anuncios con bombos y platillos, se puede ver esto en la realidad de las escuelas.
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Las políticas de nutrición significan un 2,8% y las de mejoramiento de las condiciones de acceso al agua potable y a la vivienda (3,3%). El deporte, la recreación y la cultura un escandaloso 1%. Lo restante, es dirigido a la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, pretendiendo con eso cubrir los ya poco programas existentes, dónde sin recursos, las y los trabajadores se encuentran ultra precarizados.
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El aumento que se intenta reflejar por otro lado, es primero en comparativa al retroceso sufrido entre 2018 y 2019. Para este año, incrementó unos $1.451.327 millones, pero es solo un 5% de aumento si tenemos en cuenta la inflación proyectada para este año, que a esta altura sabemos que se posicionará por encima de lo estipulado, devaluando aún más los recursos destinados a millones de niños y niñas.
Tenemos que nombrar que si bien el presupuesto contempla a: los niños, niñas y adolescentes. Lo concreto es que casi todo lo que venimos nombrando y se ejecuta se destina a la primera infancia y hay poco y nada de dinero destinado a la franja etaria de los adolescentes.
Además, de convalidarse las proyecciones de inflación del REM, las asignaciones previstas en el proyecto de presupuesto 2022 implicaría caídas reales en diferentes programas del área de salud con impacto en la niñez, así como un desfinanciamiento de las políticas nacionales vinculadas con la protección de derechos de niñas, niños y adolescentes.
Por último, un detalle no menor, es que la participación del gobierno nacional es ejecutor del entre el 70 y el 80% del total de gasto nutricional consolidado con impacto en la niñez. Es decir, que la responsabilidad del mismo corre por su parte.
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Mientras los especuladores hacen ganancias millonarias a costa del Estado cuyos ingresos dependen en un 70 % de los impuestos pagados por las grandes mayorías, más de 17 millones de personas se encuentran sumergidas en la pobreza, y donde más de la mitad de niños, niñas y adolescentes en Argentina son pobres, el presupuesto destinado a esta población refleja que las prioridades de quienes lo aprobaron son otras y son digitadas por el FMI. Por eso, la pelea debe ser no sólo por un aumento de presupuesto para las infancias, sino para que no sean quienes paguen con sus vidas el ajuste y las condiciones que les quieren imponer.
[1] Relevamiento de Expectativas del Mercado(REM) hacen referencia al seguimiento sistemático de los principales pronósticos macroeconómicos de corto y mediano plazo sobre la evolución de la economía argentina y es generado a partir de una encuesta realizada a personas especializadas, del país y el extranjero.