El equipo dirigido por Southgate le ganó 2-0 a los suecos con goles de Maguire y Dele Alli. Inglaterra llega a una semifinal luego de 28 años de ausencias y se prueba el traje de candidato.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Sábado 7 de julio de 2018
Inglaterra, la cuna del fútbol moderno, vuelve a soñar. Después de 28 años, vuelve a estar entre los 4 mejores de un Mundial. Esa generación que en México ´86 fue barrida por el gol del siglo y por “la mano de Dios”, había llegado a esta instancia en Italia ´90 de la mano de Gascoine, Gary Lineker, Platt, Peter Shilton. Y lo que siguió fueron casi 3 décadas de frustraciones hasta hoy, cuando un triunfo merecido pero algo sobrio ante una Suecia con poca imaginación lo coloca en semifinales. El sueño de lograr esa meta que sólo obtuvieron “en casa”, allá por 1966, empieza a tomar contornos.
Si tenía que haber un ganador, los argumentos estuvieron siempre del lado de Inglaterra. Por ambición, por solidez, por contar con un arquero que se muestra imbatible (Jordan Pickford, que deslumbra en el Everton), por contar con alternativas cuando su goleador –Harry Kane- está apagado. Suecia en cambio fue artífice de su propio destino: por momentos intenso, pero en general anodino, hasta aburrido a veces. Buscando siempre el centro y el cabezazo, aún cuando ese recurso se mostraba inútil ante una defensa bien plantada. Las pocas oportunidades que tuvo (cuando iba 2-0 abajo y podía descontar para ponerse a tiro) fueron disipadas por el arquero-figura inglés.
#TyCSportsMundial El gol de Maguire que abriò la cuenta para #ENG ante #SWE. pic.twitter.com/GLqb97ydTa
— TyC Sports (@TyCSports) 7 de julio de 2018
La fortaleza del equipo de Southgate son las pelotas paradas: el 80 % de los goles que hizo en esta Copa del Mundo (incluyendo penales) nacieron de esa manera. Y el gol que abrió el marcador no fue la excepción: de un córner por izquierda llegó un cabezazo frontal de Harry Maguire que estampó el 1-0. Una tradición de Inglaterra, pero que a la vez llega con una innovación: la disposición del equipo ante cada tiro de esquina, formando como una “fila de Rapipago” para desplegarse cuando la pelota está en el aire, desorientando a la defensa rival. Le aportó buenos resultados en este partido ante Suecia.
Apenas comenzada la segunda etapa, Dele Alli –joven figura del Tottenham Hotspurs de Mauricio Pochettino- estampó otro cabezazo frontal, coronación de un centro por derecha que agarró a la defensa sueca un poco dormida. Si al equipo del DT Jane Andersson le resultaba costoso el camino al arco inglés, este gol lo hacía aún más cuesta arriba.
#TyCSportsMundial El cabezazo de Dele Alli que sentenció el triunfo inglés ante #SWE. pic.twitter.com/Kx7ZMQkfzt
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Pudo estirar la diferencia Sterling en un mano a mano, pero hubiera sido demasiado. El equipo inglés ganó bien, pero no le sobró nada.
Con Inglaterra en semifinales, ya comienza a nacer otro mito: ¿tiene más posibilidades la selección de un país en el que en su propia liga dirige Pep Guardiola? Así sucedió con España en 2010 (Pep dirigía Barcelona), también con Alemania en 2014 (el catalán estaba en el Bayern Munich). Hoy el público inglés se aferra a esa ilusión, con un Guardiola que hace escuela en la Premiere League con su Manchester City. Una cuota de realidad condimenta esta idea: todos los jugadores de la selección inglesa compiten en esa liga, que sin lugar a dudas es la más competitiva del mundo. ¿Les habrá dado a sus futbolistas el rodaje necesario como para afrontar exitosamente una Copa del Mundo? Los resultados hasta ahora parecen responder que sí.