Esta ronda fracasó. Se dice que las trasnacionales esperan que se abran las licitaciones de los campos de aguas profundas. Para el gobierno de Peña Nieto es un nuevo revés coyuntural. Pero para el capital privado, la fiesta recién empieza.

Bárbara Funes México D.F | @BrbaraFunes3
Jueves 16 de julio de 2015
Sólo resultaron adjudicados los bloques 2 y 7. Ambos fueron obtenidos por el consorcio integrado por Sierra Oil & Gas S. de R.L. de C.V., Talos Energy LLC y Premier Oil PLC obtuvo el Área contractual número 2 y la número 7, ambas localizadas en la cuenca del Sureste, frente a las costas de Veracruz.
Para el área dos se calcula una producción de 142 millones de barriles hasta 341 millones de barriles, mientras que para el bloque 7 se estima que se puedan extraer 102 millones de crudo equivalente.
El gobierno espera obtener 1,300 millones de dólares por cada uno de los bloques. La caída en los precios internacionales de petróleo, que cerró a 51.37 dólares el barril el viernes 11 de julio, puede haber influido en este primer resultado.
En la actualidad, México bajó al décimo lugar entre los mayores productores de petróleo del mundo.
Reservas a la carta: los capitales privados abrieron el juego
Más allá de este pobre resultado en la Ronda Uno, lo que es innegable es que se dieron los primeros pasos en la entrega de las reservas de hidrocarburos al capital privado.
Esto es lo que por décadas persiguió el imperialismo estadounidense, y pudo concretar con la gestión de Enrique Peña Nieto. Sin ir más lejos, en el Tratado de Libre Comercio de 1994, signado por Canadá, Estados Unidos y México, la cuestión energética poco se tocó.
Pero año con año se preparó el terreno para llegar a la reforma energética. Según el director jurídico de Pemex, Marco Antonio de la Peña, en los últimos cuatro años se detectaron 7,270 tomas clandestinas, que generaron 5,090 denuncias; 2,600 de ellas se realizaron entre enero y marzo de este año. Estos hechos son parte de la política de vaciamiento llevado a cabo por los distintos gobiernos de México.
El 30 de septiembre de 2014 se adjudicaron nueve yacimientos ya descubiertos en aguas poco profundas y el 15 de diciembre pasado, 26 campos en tierra. En las próximas licitaciones –Ronda Dos, 2016, y Ronda Tres, 2017– se ofertarán bloques de aguas profundas en alta mar y los campos petroleros extrapesados y, al final, áreas de esquisto.
Según el Financial Times, entre las ventajas de México está tener importantes yacimientos aun sin explotar, en particular en las aguas profundas del Golfo, como el Doble Cinturón Perdido, cerca de la frontera marítima de Estados Unidos, y se ubica en la puerta del gigante del norte.
Si a esto se suma la precarización laboral legalizada con la reforma laboral, que hace de los salarios mexicanos de los más bajos del mundo, como señalamos acá, para las trasnacionales y las empresas mexicanas la reforma energética es un negocio redondo.
Para el capital privado el saldo positivo de esta jornada es que el petróleo de México está a la venta para los inversores.
Para el pueblo trabajador, es una jornada nefasta. Decenas de miles de empleos de PEMEX y sus contratistas están en riesgo, se reformuló el régimen de pensiones para los petroleros y numerosos pueblos originarios que habitan en regiones donde hay reservas de hidrocarburos –o se estima que las hay- corren el riesgo de ser privados de sus tierras y están a merced de accidentes industriales que pueda provocar la explotación irracional de los recursos energéticos.
¿Por qué vías se puede enfrentar esta nueva expoliación? Las y los trabajadores de PEMEX, organizados en forma democrática, desde las bases, junto a los pobladores de las regiones donde existen reservas petroleras necesitan aliarse para evitar la aplicación de la reforma energética.
Recientemente, los trabajadores del Sindicato Petrolero de la Sección 11 de Nanchitalen Veracruz anunciaron protestas contra la reforma energética y en contra de los despidos.
Esta nueva batalla recién inicia.