La clase obrera es una y sin fronteras. Las patronales y los gobiernos hacen uso de la inmigración de acuerdo a sus propios intereses. La unidad en las calles ente nativos e inmigrantes es una necesidad.
Viernes 14 de septiembre de 2018
El capitalismo produce, a nivel mundial debido a su propia dinámica estructural interna, millones y millones de desocupados. Una parte importante de esos sectores de la clase trabajadora emigran constantemente hacia otros países en busca de una mejor calidad de vida.
Muchas veces esa migración es fomentada por los mismos gobiernos y las corporaciones económicas de los países de destino, como parte de un plan integral de superexplotación obrera. Otras veces no. En algunos casos, como sucede en la frontera entre Estados Unidos y México, ni siquiera logran llegar, ya que son asesinados en el intento. Son los ciudadanos latinoamericanos que huyen de su lugar de origen debido a la crisis social, política y económica.
En Argentina, vemos diariamente a trabajadores de países vecinos -paraguayos, bolivianos, chilenos, peruanos, venezolanos, colombianos, senegaleses, etc.-. Estos inmigrantes sufren la xenofobia, persecuciones y represión cada vez que intentan vender su mercadería para poder subsistir. La Gendarmería y la Policía no tiene consideración con ellos, arrojan sus mercaderías y muchas de éstas son confiscadas (y quedan en poder de las fuerzas represivas, reingresando no pocas veces al mercado de forma clandestina).
Estos trabajadores padecen de desarraigo -debido a que están lejos de sus familiares, amigos y de su tierra natal- cuyas consecuencias son problemas de salud mental, como depresión, angustia y ansiedad; además de sumergirse en condiciones de vida generales muy precarias, tanto en términos habitacionales, alimenticios, de acceso a los servicios básico, de educación de sus hijos y de salud en general.
Durante las épocas de crecimiento económico, los países acuerdan entre sí permitir la entrada de estos inmigrantes, con el fin de que los mismos pasen a formar parte del batallón de reserva de la clase trabajadora; las industrias y empresas usan a estos trabajadores migrantes en pos de su propio beneficio ¿de qué manera? Los trabajadores migrantes están dispuestos a aceptar peores sueldos y condiciones de trabajo más desventajosas con la finalidad de acceder a un empleo, y esto provoca que los trabajadores nativos vean amenazados sus puestos de trabajo en caso de no acceder a estas condiciones precarias.
El resultado de esto es la baja general de los salarios y una lucha de pobres contra pobres en la que siempre gana la patronal y pierden los trabajadores; no importa si éstos son migrantes o nativos, porque la clase trabajadora es una sola: la patronal también.
En la Argentina, el gobierno neoliberal de Mauricio Macri, con su política de ajuste y represión, deja a miles de trabajadores por fuera del sistema laboral. La desocupación, los tarifazos, la deuda externa (que no es más que un fraude, ilegítima e impagable), la fuerte subida del dólar que se traslada a los precios y la pérdida de valor del salario que ya no alcanza para cubrir las necesidades básicas.
La situación de los comedores comunitarios es alarmante: los mismos están repletos, ya no sólo de niños sino también de adultos.
Y no es que durante el kirchnerismo la situación haya sido tan distinta. Esos años fueron también de mucha precarización y flexibilización laboral, de mucha xenofobia y de mucha persecución para esos mismos sectores de la clase trabajadora.
En medio de esta situación, el gobierno de Cambiemos persigue a los inmigrantes indocumentados mediante una aplicación denominada S.I.M.E.L. (Sistema de Identificación de Migrantes en Línea). Esta aplicación va conectada a las bases de datos de las personas en Migraciones y a partir de ésta los detienen hasta averiguar sus antecedentes penales y si padecen alguna enfermedad crónica.
Esta situación se reproduce a nivel mundial.
Una propuesta
Si decimos que la situación de la clase obrera es igual en todo el mundo porque en todos los países nos explota la patronal. Si dentro del capitalismo la explotación se da de igual manera porque todos los patrones del mundo son explotadores. Y si los trabajadores no tenemos fronteras: la unidad entre trabajadores nativos y trabajadores inmigrantes en las calles en una lucha constante es una necesidad vital para poder eliminar al capitalismo.
Por la nacionalización de todas las empresas de electricidad, gas, agua y demás servicios fundamentales para la población trabajadora como los ferrocarriles, actualmente en manos de empresas multinacionales, para que pasen a estar en la órbita estatal y bajo control de los trabajadores de esas empresas junto a los usuarios populares.
¡Miles y miles en las calles!
¡Viva la clase obrera mundial!
¡Abajo el capitalismo!
¡No al pago de la deuda fraudulenta, impagable e ilegítima!
¡Que la plata de la deuda vaya para salud, educación y vivienda!
¡No a los tarifazos!