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Red Internacional
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Panorama Económico. Inminente devaluación: la pieza clave del plan de guerra de Macri contra el salario

Los empresarios celebran los anuncios de Mauricio Macri sobre las retenciones. Es sólo el aperitivo. El equipo económico se apresta a subir la cotización del dólar. La inminente devaluación concentra toda la artillería del gobierno entrante para atacar el bolsillo obrero.

Pablo Anino

Pablo Anino @PabloAnino

Miércoles 16 de diciembre de 2015

Hay festejos en el “campo”. Para el agropower la eliminación de las retenciones para la mayoría de los productos y la reducción para la soja significa recomponer sus ingresos: se trata de un regalo de unos 60 mil millones de pesos para 2016 según Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein. No sólo eso. Esperan la prometida eliminación de los Registros de Operaciones de Exportaciones (ROE).

"En Monsanto estamos muy entusiasmado con las perspectivas a futuro para el sector agropecuario", señaló Juan Farinati, el presidente de la compañía.

El entusiasmo lo llevó a predecir que "el sector agrícola argentino tiene el potencial real de llegar a producir 180 millones de toneladas de granos en la próxima década".

Esperan otra “década ganada” para la oligarquía criolla y las multinacionales agroexportadoras, como con el kirchnerismo que cosechó lo sembrado durante el menemismo en “modernización” agraria.

El jolgorio no se vive sólo en la “ruralidad”. Los industriales más concentrados que dominan las exportaciones también celebran. Mauricio no sólo les quitó las retenciones y eliminará la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI) a fin de año.

En la Conferencia de la Unión Industrial Argentina realizó un discurso productivista, contra el ausentismo de los trabajadores. No le importa que haya trabajadores “rotos” por las consecuencias de los ritmos y condiciones de trabajo. La ganancia está por encima de toda humanidad.

En la rueda de prensa en la que se anunció la declaración de la emergencia del sistema eléctrico, Juan José Aranguren, ex presidente de Shell y actual ministro de Energía y Minería, confesó que mantuvo reuniones con Edesur y Edenor.

Estas empresas son casualmente las responsables de la crisis en la distribución de energía. Serán premiadas con un aumento de tarifas. Si Aranguren se negó a precisar cómo será el retiro de subsidios es porque en estos momentos camina sobre un polvorín: los picos de temperaturas y los cortes sorpresivos “enrarecen” el clima para aplicar el tarifazo.

Hasta acá tenemos que se decretó la quita de retenciones al agropower y a los industriales. Pero la cosa no se detuvo allí. Además se decretó la emergencia del sistema eléctrico para preparar el terreno del tarifazo.

A puro decreto el macrismo va fortaleciendo las ganancias empresarias. Es una muestra contundente que la “libertad de mercado” es sólo un artilugio ideológico para meter la “mano invisible” en el bolsillo de los trabajadores.

Es sólo el aperitivo para la clase empresarial. La pieza maestra del plan de ajuste es una devaluación que licue el salario de los trabajadores.

Los especuladores financieros se suman a la fiesta

El equipo económico de Mauricio Macri está llevando adelante aceleradamente la preparación de la devaluación.

Un capítulo necesario de cerrar era el del “dólar futuro”. El Banco Central, conducido ahora por Federico Sturzenegger, podía entrar en default sin una salida ordenada de esa “trampa” que le tendió el kirchnerismo para supuestamente evitar la devaluación.

Sturzenegger logró un acuerdo con los especuladores que compraron el denominado “dólar futuro” en las últimas semanas de Alejandro Vanoli al frente de la entidad monetaria. Para evitar el default del Banco Central cada parte cedió en apariencia un poquito. Pero en esencia el que cedió enteramente fue Sturzenegger.

"Se están regalando dólares baratos a bancos y grandes inversores" declaró Alfonso Prat Gay cuando denunció esa operación en la justicia. Fue hace muy poco tiempo atrás cuando no era gobierno. Ahora olvidó esperar el veredicto de la “justicia independiente”. Prefirió el método de gobierno por decreto y convalidó el acuerdo.

En 2001, Federico Sturzenegger fue Secretario de Política Económica. Orquestó el “megacanje” con Domingo Cavallo y en complicidad con el capital financiero internacional. Fue procesado y luego sobreseído por esa operación fraudulenta en beneficio de los bancos. Será por eso que ahora no teme que el peso de la “justicia” le caiga encima.

Los bancos y grandes inversores que compraron “dólar futuro” se embolsarán cifras millonarias en pesos por el acuerdo alcanzado. “Nacionales y populares” junto a los neoliberales terminaron coronando un negocio redondo a los que apostaron a la devaluación del peso. Parafraseando en términos inversos a Lorenzo Sigaut, ministro de Economía de la dictadura, el que apuesta al dólar gana.

¿Quién banca la devaluación?

La clave del plan macrista será el “éxito” que consiga en la devaluación. Para lograrlo necesita una buena cantidad de dólares que le permita estabilizar la cotización en el nuevo valor que tenga como objetivo. Así intentarán evitar una escalada inflacionaria.

Según el diario La Nación entre el fin de la semana en curso y el próximo lunes se levantará el “cepo” y se desatará la devaluación. El requisito previo que se propone el gobierno (y que estaría cumpliendo en estas horas) es reunir unos 10 mil millones de dólares para engrosar las reservas del Banco Central y defender la nueva cotización que alcance el dólar.

Los principales aportes vendrían de la banca internacional: JP Morgan, Deutsche Bank, Citibank y HSBC. A ellos se sumaría Goldman Sachs. Las buenas relaciones con Estados Unidos podrían habilitar rápidamente nuevas líneas de crédito con el Banco Mundial y el BID. Con China también habría una negociación en curso para ampliar el “swap” (intercambio de monedas) y poder utilizar los yuanes que atesora el Central.

Esta suma de operaciones supondrá cierto grado de maniobra para evitar el embargo de fondos por Thomas Griesa. Pero no es un desafío al juez neoyorquino. El plan “estratégico” del macrismo es arreglar con los fondos buitre y volver en gran escala a los “mercados”.

En este primer momento el salto en el endeudamiento externo será significativo, pero sólo permitirá abordar el plan de contingencia para devaluar, salir del “cepo” y unificar el tipo de cambio.

Las multinacionales agroexportadoras habrían comprometido una liquidación de 330 millones diarios en un combo que rondaría un total de 3.200 millones de dólares en lo inmediato.

Desatada la devaluación, los analistas dicen que la nueva cotización podría ubicarse entre 13 y 15 pesos. Pero la devaluación a pesar de ser una de las más anunciadas de la historia traerá cimbronazos no del todo previsibles.

La “normalización” y el “mercado autoregulado” no conducirá automáticamente a un nuevo equilibrio cambiario como razona la teoría económica de la que se nutre el equipo macrista. Las clases sociales actuarán.

Aunque fuera de manera involuntaria y aún sonando paradójico, los “desestabilizadores” podrían estar en el propio bando del macrismo. Los anuncios electorales sobre retenciones y tipo de cambio envalentonaron a las patronales que remarcaron precios de productos básicos.

El disparate “teórico” que disparó Prat Gay durante la campaña, cuando señaló que la devaluación no causaría inflación, se demostró falso incluso antes de la corrección cambiaria.

Con la devaluación en marcha estará por verse cómo se amolda al cimbronazo cada sector de la burguesía. Los exportadores agrarios ofrecieron 3.200 millones de dólares en lo inmediato cuando antes del balotaje se hablaba que tenían retenidos 10 mil millones. Es sólo una muestra que para las patronales la ambición por incrementar las ganancias puede ser mucho más fuerte que la “solidaridad” con su propio gobierno.

Está por verse, pero las clases medias que votaron al macrismo podrían desencantarse rápidamente. Ya no por la evidente ausencia de republicanismo en los decretazos, sino porque la liberación cambiaria en lo inmediato será para el gran capital y no para el pequeño ahorrista. Además, el dólar que ahora consiguen quienes tienen su situación en “blanco” a 11 o 12 pesos para ahorrar o hacer turismo pasará a costar 14 o 15.

El plan de guerra de Mauricio Macri contra el salario obrero tendrá que sobrepasar un escollo central. Se trata de la resistencia de los trabajadores al ataque al salario que supondrá el efecto de la devaluación sobre los precios. En noviembre la inflación ya saltó al 3%, cuando venía ubicándose por debajo de 2% mensual.

No obstante, el ataque no concluye allí. Viene en un “combo” que contiene tarifazos, despidos e, incluso, disminución nominal del salario, como plantea Techint profundizando la línea que venía aplicando con el kirchenrismo en el último año.

Como en toda la historia de las devaluaciones los primeros episodios serán recesivos. Las patronales buscarán que el salario se deteriore. La alegría podría rápidamente metamorfosearse en tormenta perfecta. Hay que pelear por tirar abajo el “pacto social” que busca el macrismo para domesticar a la clase obrera frente al ajuste. Para que la crisis la paguen los capitalistas que la engendraron.


Pablo Anino

Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.

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