El film, dirigido por María Onis, nos presenta una pareja de realizadores que trabajan en la elaboración de un documental sobre Pueblos Originarios de Salta. Una travesía plagada de contradicciones que, en su disparatado transitar, es llevada casi hasta el límite de lo más absurdo. Estrena por CINE.AR PLAY y CINE.AR TV el 1 de septiembre.
Sábado 29 de agosto de 2020 18:59
¿Qué cuenta “Ínsula”? ¿Lo que ocurre en una “isla” de edición o lo que sucede en un espacio geográfico que les es ajeno a los propios documentalistas? Ambas realidades se entrecruzan.
Ella (María Soldi), una estudiante de antropología y él (Francisco Benvenutto), un estudiante de cine están rodando un documental en la Comunidad Wichi “El Traslado”, en la provincia de Salta.
Otro caso de cine dentro del cine, donde los protagonistas se presentan más preocupados por la pérdida de una navaja suiza o por realizar sesiones de yoga que por la realidad que rodea a los originarios.
Una especie de turismo social donde no hay verdadera posibilidad de llegar al otro ya que ni siquiera pueden traspasar la barrera idiomática. En este caso compartimos con la pareja protagónica este obstáculo que no hace más que alejarnos de aquellos a quienes intentamos conocer más.
A los que sí conocemos más es a este dúo que en tono de comedia transitan esta experiencia, que por momentos roza el asistencialismo y que implica también una mirada ácida sobre el mundo de los documentalistas.
Se produce un choque cultural entre visitantes y visitados; por un lado, la presencia de un pueblo arrasado y, por otro, las discusiones superficiales de los protagonistas acerca de cómo tratar a la gente de la comunidad, desarrollando verdaderas situaciones de incomodidad entre ambas partes.
En clave metaficcional se entretejen diálogos inconexos entre los recién llegados y los moradores, donde no hay un ponerse de acuerdo ni siquiera en la hora en que se va a filmar, generando un ambiente de comicidad, ya que los residentes parecen tomarles el pelo a los estudiantes.
A medida que avanza el film también avanza y peligra tanto el proyecto cinematográfico como la posibilidad de quiebre del vínculo amoroso que acrecienta sus roces y diferencias frente a la etapa de edición.
Lo cierto es que ninguno de los dos realizadores tiene en claro cómo narrar, cómo interpretar y cómo representar la forma de vida y todas las problemáticas de los lugareños sin evidenciar sus conflictos de clase.
El mayor problema que se les plantea como parte del quehacer cinematográfico es producto de esa tensión, de esa diferencia que intentan subsanar a través de un enciclopédico material escrito de análisis antropológico.
Es la voz de Fernando Noy, a través de su expresión de la absurdidad del lenguaje que se entrecruza con lo absurdo de una pareja que toma a los pobladores como objeto de estudio, donde nadie habla de poner el cuerpo, porque al fin y al cabo “no somos asistentes sociales”, tal cual expresa la antropóloga.
¿Acaso se trata de estetizar a los lugareños? ¿Acaso se sienten parte de la comunidad por tomar mate con ellos?, infinidad de dudas y cuestiones que les surgen en esta travesía, donde todo se transforma en un ida y vuelta de diálogos sarcásticos e hirientes y donde al fin y al cabo ni ellos saben lo que quieren contar.
Trailer | Ínsula | María Onis