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El Círculo Rojo. Inteligencia artificial ¿demasiado humana?

Robots, algoritmos y modelos demasiado humanos. ¿Qué pasa cuando la inteligencia artificial se mete en nuestras vidas? Columna de Cultura en El Círculo Rojo, programa de La Izquierda Diario los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos FM 89.9.

Celeste Murillo

Celeste Murillo @rompe_teclas

Viernes 24 de febrero de 2023 02:08

Imagen: Película M3GAN

· Durante las primeras semanas del año se conoció el desarrollo de una herramienta de inteligencia artificial (IA) conocida como chat GPT por sus siglas en inglés (Generative Pre-trained Transformer), creada por la empresa OpenAI. Cualquier persona con acceso a un dispositivo e internet puede interactuar la herramienta. Podés preguntarle o pedirle cosas y te responde (casi cualquier cosa).

· La primera imagen que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de inteligencia artificial es un robot, una máquina que realiza una tarea que antes solo podía hacer un ser humano. No son estrictamente lo mismo pero la robótica y la inteligencia artificial suelen ir de la mano.

· Como otros desarrollos, los avances en inteligencia artificial plantean muchos dilemas y problemas pero no son malos ni problemáticos en sí mismos. Algunos ejemplos de herramientas o modelos de IA con los que convivimos:

· Los bots de atención como los turnos para las vacunas contra el Covid. La herramienta facilitó la inscripción que en otro momento hubiera sido más engorrosa. O los bots de las compañías de servicios: antes para cambiar la titularidad de un servicio tenías que ir personalmente a una oficina, llevar papeles. Existen otros problemas como la precarización del trabajo de quien brinda el servicio y el trabajo gratuito que hacen el consumidor/ciudadano.

· Los robots empleados para tareas monótonas y de mucha exigencia física representan un avance enorme. Los problemas relacionados con la tecnificación, como la eliminación de puestos de trabajo, tienen que ver con la explotación del trabajo asalariado, cómo se enriquecen los capitalistas y no con los robots.

· Hay herramientas de IA que ayudan a la investigación científica, facilitan desarrollos en medicina, entre muchos ejemplos. Estos avances no borran los problemas que surgen a su alrededor.

· Muchos avances son presentados como la esperanza de resolver todo lo que contamina el ser humano con sus decisiones, siempre subjetivas, se suele subrayar la objetividad de la tecnología y muchas veces hay un sentimiento mayoritario de “entrega” al desarrollo porque todas las personas queremos vivir mejor, que la vida sea más fácil. Pero aprendemos que la tecnología, como todo producto humano, no es neutral y, algo muy importante, tiene dueños, es propiedad de personas y de empresas.

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¿Demasiado humanos?

· Entre varios debates, tienen repercusión los que abordan la relación entre estas herramientas con el cuidado y en las relaciones interpersonales. No es casual, son dos temas críticos de las sociedades contemporáneas, en las que las personas dedicamos mucho tiempo al trabajo y las relaciones humanas están cada vez más mediadas por la tecnología y el mercado.

· Una de las cosas que más le llamó la atención al periodista Kevin Roose (que mantuvo una charla extensa con el bot de Microsoft) fue lo rápido que se “humanizó” la herramienta. Contó en el diario estadounidense The New York Times que recordó cuando un ingeniero fue despedido de Google por decir que un modelo de la empresa había desarrollado autoconciencia (pensar por sí mismo). Dice que se rió cuando leyó la noticia en 2022 pero ahora, aunque entendía que no era posible, lo había invadido un miedo similar.

· Hay muchas producciones culturales que exploraron ese temor y, en general, sobre la relación entre los seres humanos y la tecnología. Hay clásicos como Blade Runner (basado en el libro de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que habla de una sociedad con androides casi indistinguibles de los humanos.

· Otras más recientes como Inteligencia Artificial (2001) o Yo, Robot (2004). Yo, robot habla de un futuro cercano en el que los robots son parte de la vida cotidiana y se rigen por las tres leyes de la robótica (leyes elaboradas en los años 1940 por Isaac Asimov, autor de ciencia ficción).

· En esa película, Will Smith es un detective que sospecha de los robots porque lo salvaron en un accidente en lugar de salvar a un niño. Los robots utilizaron la probabilidad de supervivencia para tomar la decisión y al detective le parece mal, le plantea un dilema moral.

· A finales de 2022 se estrenó M3GAN, una película sobre una ingeniera de robótica que desarrolla una muñeca con IA. Gemma vive con su sobrina Cady (que acaba de perder a sus padres en un accidente) y prueba el prototipo de M3GAN con ella. La muñeca hace pequeñas tareas de cuidado como ayudar a la nena a lavarse los dientes, le recuerda apretar el botón del baño, apagar la luz, juega con ella y la cuida. Por supuesto todo sale mal, es una película de terror. El objetivo de M3GAN es cuidar a Cady pero, ¿qué implica ese cuidado? ¿Dañar a otras personas? ¿Una interacción negativa es un peligro? Que Cady esté frustrada, ¿exige alguna acción de parte de Megan?

· La preocupación sobre la autoconciencia de los robots y los modelos de IA es el gran miedo que aparece en libros y películas de ciencia ficción hace mucho tiempo. Las historias hablan de los avances tecnológicos pero lo que está en el centro en realidad es nuestra sociedad, para quiénes y para qué se desarrolla la tecnología.


Celeste Murillo

Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.

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