La disputa entre el evismo y los renovadores del MAS no para de escalar luego de que diputados evistas denunciaron a Juan Carlos Huarachi, ejecutivo de la COB (Central Obrera Boliviana), por traidor y golpista. La respuesta desde los renovadores no se hizo esperar y declararon que en una reunión pública, en el hangar del avión presidencial en El Alto, el 2019, Evo Morales habría solicitado a Huarachi y otros dirigentes para que pidieran su renuncia “antes de que lo hagan los militares”.
Jueves 6 de julio de 2023
Foto: APG
Andrés Flores presidente de la bancada del MAS en diputados y afín a los renovadores respondió duramente al evismo “Yo fui ejecutivo departamental, aquí no podemos decir que Juan Carlos Huarachi ha pedido la renuncia. Primero que se informen, que digan la verdad, ahí estaban varios dirigentes del Pacto de Unidad, eso era en el hangar de El Alto. Nuestro compañero Juan Carlos Huarachi salió al pedido de nuestro compañero Evo Morales, antes de que el Ejército, la Policía, pida la renuncia”.
Estas declaraciones, cuyos resultados aún son prematuros, están siendo aprovechadas por Camacho, Áñez y todo el golpismo para afirmar que la “teoría del golpe” se ha caído y exigen la libertad de todos los involucrados en la violencia derechista de noviembre del 2019.
Las declaraciones del diputado Flores, lejos de negar el golpe de Estado como pretenden redomados derechistas, pone de relieve el vergonzoso papel de la cúpula del MAS, tanto de evistas como de arcistas, que lejos de impulsar la movilización para derrotar la asonada golpista, solo buscaron negociar su propia salida del país dejando a los trabajadores y trabajadoras del campo y la ciudad a su propia suerte en la resistencia al golpismo, como sucedió en Pedregal, Sacaba y Senkata.
Renovadores y evistas olvidan que, durante las semanas posteriores a la renuncia de Morales, el 10 de noviembre del 2019, el golpe de Estado para consolidarse, tuvo que desplegar una fuerza represiva no vista en décadas. Cientos de personas fueron detenidas y torturadas en instalaciones policiales de la ciudad de El Alto desde el 10 de noviembre hasta varios días después.
Los golpistas, policías, militares y paramilitares de la llamada “Resistencia” así como de la UJC (Unión Juvenil Cruceñista) y RJC (Resistencia Juvenil Cochala) venidos a La Paz a fortalecer la violencia callejera, necesitaban sembrar terror de masas para limitar las movilizaciones espontáneas que se desarrollaron luego de la huida de la jefatura del MAS. Las masacres del Pedregal el 10/11, de Sacaba el 15/11 y Senkata 19/11 fueron los momentos cúspides del golpe de Estado.
Sin embargo, la represión por si sola tampoco fue suficiente para detener el ímpetu movilizador de cientos de miles de campesinos y campesinas, sectores populares y algunos sindicatos asalariados que empezaban a tensionar sus músculos. Los golpistas necesitaron de la colaboración de los mismos dirigentes del MAS que, como ya lo hicieron desde el año 2006, solo sabían negociar y pactar con la agroindustria y más en general con la derecha.
El 17 de noviembre en una escandalosa sesión parlamentaria a la cabeza de Eva Copa, el MAS siguiendo las instrucciones que llegaban desde México donde se encontraba asilado Evo Morales, dieron curso al reconocimiento del gobierno golpista de Janine Áñez, permitiendo con esto que todo el esfuerzo que realizaban miles de movilizados, cayera en saco roto y avanzando en la desmoralización de los dispuestos a luchar.
Si los trabajadores y el pueblo lograron derrotar al golpismo en la gran Rebelión Popular de agosto del 2020, no fue gracias al MAS sino pese al MAS que como confesó el mismo Evo Morales prefería la caída de Áñez en las elecciones y no mediante la movilización revolucionaria del pueblo.
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Por eso hoy, cuando evistas hablan de que ellos habrían recuperado las libertades democráticas, cuando fueron ellos justamente los que hicieron todo lo posible para negociar con los golpistas su propia seguridad personal, solo provoca nauseas.
Las disputas intestinas del MAS siguen poniendo de manifiesto que sus diferencias no son por ideas ni proyectos alternativos sino que son peleas por espacios de poder y caudillismos personales. En la ya adelantada disputa electoral, rumbo a las elecciones presidenciales del bicentenario del 2025, todos los partidos del régimen, tanto de la derecha como del MAS, muestran una importante fragmentación que abre diversos interrogantes sobre cómo esto va a repercutir no solo en la gobernabilidad de Arce y Choquehuanca sino más en general en la estabilidad del conjunto del régimen político.
Por lo pronto, arcistas, evistas derechistas y ultraderechistas, parecieran coincidir en mantener toda la pelea en los marcos de la cada vez más degradada institucionalidad "democrática" y judicial, evitando que las mismas se trasladen a las calles. Es esta situación la que contradictoriamente fortalece relativamente, o en la coyuntura, al gobierno de Arce.
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Es en este escenario, como lo hemos venido señalando desde estas páginas, que llamamos a los trabajadores y trabajadoras, al movimiento de mujeres, feministas y de la comunidad sexo diversa, a las comunidades originarias campesinas, y en general a todos aquellos que valientemente enfrentaron el golpe de Estado a discutir y sacar las lecciones de este acontecimiento reaccionario, del papel de los partidos del régimen y de sus dirigentes ante una situación que puso blanco sobre negro de que madera están hechos.
Javo Ferreira
Javo Ferreira nació en La Paz en 1967, es fundador de la LOR-CI en Bolivia. Autor del libro Comunidad, indigenismo y marxismo y parte del consejo editorial de La Izquierda Diario Bolivia. Fue docente de la Universidad Obrera de Siglo XX en Potosí e impulsor del PT de la COB el 2013.