Hace sólo 15 días, Sanders parecía imparable. Ahora la historia es otra: si Biden gana en Florida, Illinois y Ohio el 17M, podría ser el final del camino para Sanders.
Jueves 12 de marzo de 2020 00:58
Hace sólo 15 días, Sanders parecía imparable. Antes de las primarias en Carolina del Sur, parecía encabezar la carrera por la nominación presidencial demócrata. Sanders había arrasado en Nevada, llevando a la revista Jacobin a proclamar triunfalmente “Ahora es el Partido Demócrata de Sanders” (It’s Sanders’ Democratic Party Now).
La situación, sin embargo, ha cambiado rápidamente desde entonces. Joe Biden recibió el apoyo clave del diputado Jim Clyburn de Carolina del Sur, lo que le ayudó a ganar por un amplio margen en ese estado. Clyburn es el segundo demócrata más importante de la Cámara de Diputados y un miembro influyente del Black Caucus que agrupa a los diputados y diputadas afrodescendientes, lo que le valió a Biden un valioso espaldarazo entre los votantes afroamericanos en Carolina del Sur. Todos los candidatos del establishment que disputaban la candidatura con Biden se retiraron y, el día antes del Súper Martes, volaron a Texas para apoyarle. Este cambio - debido, en parte, a la intervención de los líderes del Partido Demócrata, incluyendo al ex presidente Barack Obama - inclinó la balanza y Biden emergió como el líder. Sin embargo, la diferencia real entre los dos candidatos en cuanto al número de delegados todavía era relativamente pequeña.
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Ahora la historia es otra.
Biden ganó Mississippi, Michigan, y Missouri - todo por un margen bastante amplio. Mississippi continuó la tendencia que ya mostraba Sanders de perder ampliamente en los estados del Sur. El margen entre los candidatos se amplía cada vez más y los medios hegemónicos hablan hasta el hartazgo de Biden como el candidato "más elegible".
Esto ha fortalecido la posición de Biden como líder tanto numérica como simbólicamente. Aunque aún quedan muchos delegados para repartir y no es matemáticamente imposible que Sanders gane, es difícil imaginar que lo logre. No se prevé que le vaya bien en los próximos estados que votan. Si Biden es capaz de ganar en Florida, Illinois y Ohio el 17 de marzo, como se prevé, es muy probable que sea el final del camino para Sanders. Ya hay llamados para que Sanders se retire y apoye a Biden.
A partir de ahora, a menos que se produzcan nuevos acontecimientos que puedan cambiar radicalmente la campaña, Joe Biden conseguirá una amplia mayoría antes de la convención de nominación, garantizando su elección como el candidato demócrata. Este es el mejor resultado posible para Biden. El establishment del Partido Demócrata necesitaba derrotar a Sanders sin hacer parecer que eran los monjes negros que Sanders (con razón) denunciaba. Biden podrá tomar el control sin tener la mala publicidad de una convención disputada, donde el establishment tuviese que maniobrar abiertamente la elección. En cambio, como hizo Hillary Clinton en 2016, puede relajarse y señalar el hecho de que recibió más votos que Sanders para refutar cualquier acusación de juego sucio. Y esta vez, no se filtrarán los correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata y del Congreso sobre cómo inclinar la balanza, como ocurrió en 2016. Sin una lucha por la nominación que se prolongue hasta la convención, el Partido Demócrata también puede empezar a cerrar filas y, muy pronto, Sanders abandonará y hará campaña por Biden, convirtiéndose en un apoyo crucial.
Manipuladas pero no fraudulentas
Es importante señalar, al examinar lo que sucedió con el fenómeno Sanders y considerar lo que vendrá, que el Partido Demócrata no ha cometido fraude en la elección, aunque siempre han sido un proceso manipulado. Hace unas semanas, parecía casi seguro que Sanders ganaría las primarias y se dirigiría a la convención de nominación con un buen número de delegados, pero no la mayoría. En ese caso, la nominación habría estado en manos de los llamados superdelegados, que sin duda le habrían quitado la nominación a Sanders y se la habrían dado a alguien más favorable al establishment. Esto habría sido una profunda crisis para el Partido Demócrata y revelaría para muchos la falta de democracia interna en uno de los dos partidos burgueses de Estados Unidos.
Todo el proceso electoral está amañado. El hecho de que los medios de comunicación y los Obama claramente inclinaron la balanza a favor Biden es otro ejemplo de esto.
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Pero el hecho de que no se hayan robado la elección es vital porque también muestra que Sanders no tenía el apoyo de la base del Partido Demócrata necesario para ganar. Si bien es indiscutible que el establishment utilizó algunas maniobras turbias para hacerle el camino más fácil a Biden, estas están dentro de los límites del sistema de primarias. Esto es especialmente digno de mención porque las encuestas de boca de urna hasta ahora sugieren que muchas de las políticas clave de Sanders son mucho más populares que él.
Hay una desconexión entre la intención de voto a Sanders y el apoyo a su programa y alguna de sus ideas. Esta desconexión es el resultado de muchos factores, incluyendo las operaciones mediáticas que alientan el miedo a Cuba y discuten la "elegibilidad" de Sanders, el posicionamiento de Biden como “un retorno a la estabilidad", además de la propia incapacidad de Sanders para movilizar a su base. A medida que el impacto del coronavirus se extiende por Estados Unidos y la administración Trump demuestra estar mal preparada para manejarlo, la incertidumbre económica y social creada por la pandemia también puede estar empujando a los votantes a elegir un candidato más moderado.
El golpe mortal para la candidatura de Sanders parece tener que ver tanto con la participación de los votantes en las elecciones como con la interferencia del Partido Demócrata. Mientras que el establishment del partido intervenía para lograr un apoyo unificado a Biden y movilizar grandes sectores de su base, Sanders no fue capaz de hacer lo mismo con votantes en cantidad suficiente como para luchar contra la marea Biden. De hecho, en estados como Carolina del Sur y Virginia, donde la participación fue significativamente mayor que en 2016, Biden venció a Sanders por una gran mayoría.
Al mismo tiempo, la energía y el entusiasmo puesto en la campaña Sanders es innegable; los millones de personas de la clase trabajadora que la apoyaron con donaciones y militancia hicieron que Sanders se convirtiera en un candidato verdaderamente viable y todo el país siguió de cerca las primarias.
En este sentido, el hecho de que la elección no le fuera robada pone al movimiento sanderista frente a cuestionamientos profundos.
¿La presidencia de Joe Biden?
Joe Biden es un halcón que apoyó la guerra en Irak e incontables intervenciones de Estados Unidos desde entonces. Tiene un historial pésimo en derechos reproductivos, apoyó la enmienda de Hyde (que impide que se use presupuesto federal para realizar abortos), y es conocido por la descarada misoginia que expresó al interrogar a Anita Hill durante la nominación del ahora juez Clarence Thomas. Biden también escribió el proyecto de ley de reforma criminal de 1994 que aumentó la mano dura y dió lugar a encarcelamientos masivos, sobre todo en la comunidad negra y latina. La lista continúa. Aunque la mayoría de los votantes del Partido Demócrata, incluso los que votarán por Biden, están de acuerdo con las posiciones de Sanders, Biden representa el ala derecha del Partido Demócrata.
Además, el programa de Biden de "derrotar a Trump" es muy poco inspirador. No está trayendo las multitudes de partidarios que tanto Sanders como, hasta cierto punto, Elizabeth Warren fueron capaces de reunir. No hay mucho entusiasmo detrás de Biden, y no es de extrañar. Incluso una mirada superficial llevaría a la conclusión que, en circunstancias normales, Joe Biden es completamente inelegible, claramente sufre de un declive cognitivo y tiene muchos problemas para hilar una frase coherente.
Está claro: el Partido Demócrata preferiría perder con Biden que ganar con Bernie.
¿Por qué? Simplemente porque Biden no representa una amenaza para el status quo, gane o pierda. Desde todos los ángulos, Biden luchará para generar beneficios para la clase dominante (incluyendo la industria de seguros de salud, cuyas acciones subieron después del Súper Martes) y proteger sus intereses a expensas de la gran mayoría de la gente.
Pero, a la luz de la crisis económica y la posibilidad de una recesión como la de 2008 y a la luz del coronavirus, el principal argumento de la reelección de Trump está bajo amenaza: la "economía fuerte". Esto pone a Biden en una posición inesperadamente más fuerte en las elecciones generales. Pero una presidencia de Biden significaría más de lo mismo, con rescates de grandes empresas mientras la clase trabajadora sufre la recesión, o la falta de salud pública mientras la deudas por la atención médica aplastan a los trabajadores. Incluso muchos se arriesgan a morir porque posponen la atención debido a la posibilidad de perder sus trabajos. De hecho, Biden dijo que vetaría el proyecto de Medicare for All (salud pública gratuita).
Es hasta difícil mirar a Biden y decir que es el "mal menor".
Los socialistas no deberían estar en el Partido Demócrata.
Sanders tiene razón al hablar de un creciente sentido de injusticia bajo el sistema actual y tiene éxito en conquistar seguidores. Fue la expresión electoral del fenómeno detrás del movimiento Occupy Wall Street, expresando el descontento con las crecientes disparidades de ingresos. Es de esas semillas que surgió el fenómeno Sanders, con una nueva generación de jóvenes politizados que habla de la necesidad del socialismo. Para Sanders este socialismo, sin embargo, sólo significa la reedición del New Deal y reformas como Medicare for All - políticas que son buenas, pero no socialistas.
La decisión de organizaciones socialistas como el DSA y publicaciones como Jacobin de apoyar a un candidato del Partido Demócrata es especialmente indefendible después de la experiencia de 2016, cuando el establishment del partido también inclinó la balanza para evitar que Sanders sea nominado. Esperar que cuatro años más tarde tenga una oportunidad justa de ganar es hacer lo mismo, pero esperando un resultado diferente. El establishment nunca iba a dejar que Sanders ganara. La maniobra estaba en marcha desde el principio y, jugando según sus reglas, Sanders se ha convertido a la vez en una víctima y un facilitador del establishment.
Ahora, la presidencia está casi fuera de su alcance. Incluso algunos pueden decir que Medicare for All, su principal consigna de campaña, también.
El problema aquí es que un sector recientemente radicalizado que simpatiza con el socialismo trató de luchar por reformas a través del aparato del Partido Demócrata. Al cifrar sus esperanzas en conseguirlas a un político del Partido Demócrata, esta nueva generación de socialistas canalizó tiempo y energía a un partido burgués que no permitirá que Sanders llegue a la presidencia o que se consiga el Medicare for All. El nuevo movimiento ha quedado con las manos vacías, habiendo construido un ejército para las campaña de los demócratas - no un ejército de manifestantes, piqueteros y huelguistas. Pero no era (y no es) imposible conquistar el Medicare for All - y el socialismo también, si sacamos las conclusiones políticas necesarias.
A medida que los partidarios de Sanders empiecen a analizar cómo seguir deberán sacar una conclusión importante sobre esta experiencia: el Partido Demócrata no puede ser reformado. El intento de reformarlo es una pérdida de tiempo. Fue una estrategia perdedora para Sanders, como lo fue para McGovern y para la Rainbow Coalition (Coalición Arco Iris) de Jesse Jackson antes que él. Será una estrategia perdedora para Ocasio Cortez y cualquier otro progresista - y eso que no son socialistas.
El Partido Demócrata no tiene nada para los socialistas y ciertamente no puede ser un medio para un fin socialista. Es una institución burguesa diseñada, creada y utilizada para defender el capital. No hay manera de usar o reformar el Partido Demócrata para hacer lo contrario de su objetivo original. Como muestra la experiencia de Sanders, los líderes del partido no lo permiten y tienen todo el aparato del estado capitalista para evitarlo.
En este momento, muchos partidarios de Sanders están empezando a sacar estas conclusiones. #DemExit (romper con el Partido Demócrata) fue tendencia Twitter poco después de la votación del martes, indicando que una parte de los Sanderistas están listos para hacerlo.
Esto es importante porque muestra un paso potencial para alejarse de la tiranía del electoralismo que ha definido gran parte de la estrategia de la izquierda estadounidense en los últimos años. Ni las reformas ni el socialismo se ganarán en las urnas. Necesitamos un movimiento de masas en las calles y en nuestros lugares de trabajo.
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Podemos usar las campañas electorales, pero para presentar candidaturas independientes y socialistas para popularizar la idea del socialismo y fortalecer la lucha en las calles. Podemos mirar el ejemplo del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en Argentina para ver cómo se puede construir una fuerza electoral obrera independiente, por fuera de los partidos burgueses y llegar a millones de personas con ideas socialistas y organizarlas para que se movilicen.
Necesitamos un partido socialista de la clase obrera, un partido que se base en la lucha de clases y que entienda que la clase obrera es la única que tiene el poder de derrotar al capitalismo, no porque sea más moral o políticamente consciente que otros grupos, sino porque es la única que tiene el poder de detener la creación de nuevo capital. Necesitamos un partido que luche por nosotros, que luche por el mundo mejor que tantos buscamos, que luche contra el establishment y contra las presiones burguesas de la elegibilidad.
Al tratar de preservar el statu quo, el Partido Demócrata ha elegido, a través de un proceso profundamente antidemocrático, a un hombre que es tan mal candidato como presidente potencial. Esto no es una casualidad, esto es lo que hace el Partido Demócrata. Nunca podremos tomar el control del partido. Nuestra única opción - nuestra única esperanza - es formar nuestro propio partido basado en el socialismo y la independencia de la clase trabajadora. Así es como ganamos: organizando a la clase obrera a través de una entidad política que lucha sin ambigüedades por nuestro programa sin compromisos.
Left Voice
Desde Estados Unidos, Left Voice forma parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario.