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Red Internacional
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POR UNA INTERNACIONAL DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA. ¿Ir detrás del neorreformismo o luchar por la independencia de clase?

La extrema izquierda a nivel internacional, incluida gran parte de las organizaciones que se reivindican o provienen del trotskismo se han adaptado a las direcciones neorreformistas relegando la lucha por la independencia de clase.

Miércoles 5 de abril de 2017 00:00

Lea completo el suplemento "Construyamos un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista"

A la par de la crisis mundial hemos visto el desarrollo de una fuerte polarización política y social que junto con el hundimiento de los partidos tradicionales viene dando fenómenos políticos a derecha y a izquierda. Entre estos últimos, los llamados “neoreformismos”, una de sus primeras expresiones fue el ascenso de Syriza en Grecia, de Podemos en el Estado Español, también fenómenos al interior de los partidos tradicionales como los que se desarrollaron en torno a Corbyn en Gran Bretaña o Sanders en EEUU, entre otros.

La extrema izquierda a nivel internacional, incluida gran parte de las organizaciones que se reivindican o provienen del trotskismo se han adaptado a estas direcciones relegando la lucha por la independencia de clase, y junto con ella cualquier influencia independiente sobre los sectores de masas que giran políticamente a izquierda.
El rotundo fracaso de esta orientación ha quedado plasmado en Grecia donde el neorreformismo tuvo su bancarrota. Muchas corrientes que se reivindican revolucionarias habían llamado a votar por Syriza, incluso en la “Plataforma de Izquierda” de Syriza, militaban corrientes trotskistas. Aquella Plataforma, luego de acompañar el rumbo ajustador y privatizador del gobierno de Tsipras, pasó a ser expulsada, luego quedó afuera del parlamento, y sin fuerza en la lucha de clases terminó reducida a la más profunda impotencia política.

Es de destacar en este marco en el escenario Europeo, la reciente oficialización en Francia –contra el proscriptivo régimen electoral - de la candidatura presidencial por el NPA (Nouveau Parti Anticapitaliste) del dirigente obrero, trabajador de la fábrica Ford, Philippe Poutou. La lucha por conquistar esta candidatura de la que formó parte la Courant Communiste Révolutionnaire tuvo que enfrentar la resistencia incluso de sectores del propio NPA que bregaban por no presentar candidatura independiente para poder ir detrás del exministro del gobierno de Jospin, Jean-Lu Mélenchon.

Pero no se trata solo de Syriza o Podemos. Por ejemplo, en Brasil a finales de 2016, en el marco de la crisis del PT, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) con Marcelo Freixo a la cabeza llegó al balotaje de las elecciones al gobierno municipal de Río de Janeiro, ciudad que viene de importantes procesos de luchas docentes, obreras, estudiantiles. Sin embargo, la búsqueda de acuerdos con empresarios, la intención de respetar la Ley de Responsabilidad Fiscal se orientaba más a un camino parecido al de Syriza que a plantear la posibilidad de un curso alternativo de independencia de clase y ruptura con el capitalismo.

Creemos que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) de Argentina representa, a 6 años ya de su nacimiento, un ejemplo del camino inverso a la subordinación de la izquierda al neorreformismo. Se trata de un frente político de independencia de clase conformado por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Partido Obrero e Izquierda Socialista con un programa transicional de lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo de ruptura con el capitalismo impuesto por la movilización de los explotados y oprimidos. Actualmente se ha consolidado como la cuarta fuerza política en el país, del 2013 a esta parte viene obteniendo votaciones de alrededor del millón de votos (entre el 3 y 5,5%) a nivel nacional, superando el 10% en elecciones ejecutivas en la provincia de Mendoza (y siendo segunda fuerza en su capital con el 17%). Actualmente cuenta con una banca de 4 diputados nacionales y unos 20 diputados provinciales en diferentes puntos del país, y siendo sus principales voceros una referencia constante en los debates nacionales (televisión, medios masivos de comunicaciones, etc.).

Pero no se trata solo de un fenómeno electoral. El FIT se ha consolidado como referencia política e ideológica en una franja de la clase obrera y los sectores populares frente a todas las variantes de los capitalistas sembrando ampliamente la perspectiva de la independencia de clase. A pesar de la situación de baja lucha de clases que atraviesa Argentina, ha congregado a más de 20 mil personas en su acto en el estadio de futbol de Atlanta a finales de 2016, en la Ciudad de Buenos Aires. Lo cual no es más que una expresión de la amplia influencia en franjas de masas que se identifican con la izquierda, no solo entre la juventud estudiantil sino en el movimiento obrero que cuenta en Argentina con una larga tradición peronista de conciliación de clases.

Esta presencia de una voz por la independencia de clase en el país, más allá de la cantidad de votos que está determinada por múltiples cuestiones coyunturales, no solo representa un activo enorme para futuras situaciones más agudas de la lucha de clases, sino que es en la actualidad un gran activo en la lucha por sentar las bases de un partido revolucionario con influencia de masas en la Argentina.