Se trata de tres hospitales de la sureña ciudad de Jan Yunis (Khan Younis), la segunda ciudad más grande de la Franja de Gaza. Este último miércoles fueron sometidos a bombardeos y disparos de las Fuerzas israelíes. Mientras, una delegación de Hamas viajó a Egipto para retomar las negociaciones, aunque el criminal y derechista primer ministro Netanyahu afirmó que aún se está lejos de llegar a un acuerdo.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Jueves 25 de enero de 2024 15:50
Desesperación de personal de salud frente a heridos por ofensiva aérea y terrestre en Jan Yunis. Foto: Hatem Ali/AP Photo/picture alliance
Este último miércoles por la mañana el ejército de Israel realizó feroces ataques en las puertas de los tres principales hospitales de Jan Yunis –al-Aqsa, Nasser y al-Amal– (que incluyó bombardeos) dificultando la huida de los civiles, según informó Ocha, la agencia humanitaria de la ONU. Ciudad y hospitales que desde octubre del año pasado, vienen sufriendo bombardeos.
La agencia calcula que solo en el hospital Nasser, unas 18.000 personas se encuentran refugiadas en sus terrenos, mientras que hay 850 personas internadas. Los funcionarios de Ocha afirmaron que "nadie puede entrar ni salir (de Nasser) debido a los bombardeos".
Los médicos de Nasser (uno de los dos únicos hospitales en toda Gaza que aún pueden -a duras penas- tratar a pacientes críticos), continúan firmes en su postura de no abandonar a sus pacientes, mientras que el personal comenzó a cavar tumbas en los terrenos del hospital, porque no se pueden arriesgar a salir de allí, pero también porque las Fuerzas de Defensa Israelí destruyeron hasta los cementerios.
"¡No abandonaremos el hospital!"
Mensaje de los médicos palestinos en el Hospital Nasser de la ciudad de Khan Younis, en el sur de la Franja ante los ataques israelíes. pic.twitter.com/grtvwFnSII
— Palestina Hoy (@HoyPalestina) January 25, 2024
Además, el mismo día, un edificio en un centro de entrenamiento en la ciudad que administra la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, donde unas 800 personas buscaron refugio, fue alcanzado por un bombardeo de tanques, según el director de la agencia, quien dijo en las redes sociales que 9 personas habían sido asesinadas y 75 heridas. Por las bombas, los equipos médicos no pudieron acceder al edificio.
Más de 1.9 millones de palestinas y palestinos fueron obligados a huir de sus hogares en el norte de la Franja de Gaza (prácticamente el 85% de la población), ahora se enfrentan al frío, el hambre y las enfermedades en campamentos de desplazados improvisados, caóticos e insalubres. La organización Médicos sin Fronteras confirma esta situación. Y ya son 25.700 las mujeres, hombres, niñas y niños palestinos asesinados.
Mientras tanto y a pesar del rechazo mundial al genocidio en curso -y también internamente-, el presidente estadounidense Joe Biden continúa apoyando a Israel, redoblando la ayuda armamentística y obturando todas y cada una de las instancias en que en la ONU se trataba la "recomendación" del alto el fuego para Israel o para avanzar en alguna tibia investigación sobre los crímenes de Netanyahu (como ha ocurrido en el pasado). Mostrando que con el Estado Nacional Judío de Israel, continúa teniendo su alianza estratégica. Pero no es una cuestión del Partido Demócrata solamente, aunque con una política exterior distinta, el empresario derechista Donald Trump -de nuevo en la carrera presidencial- y su partido Republicano, también sostienen esa alianza, reiteramos: de importancia estratégica para Estados Unidos. De hecho fue el propio Trump que mudó la embajada de Estados Unidos de Tel A Viv a Jerusalén (ciudad que tiene toda su zona este en disputa) y a instancias de quien se inauguraron los llamados "Acuerdos de Abraham" con Estados árabes, lo que los palestinos consideran una traición por parte de estos últimos. Esas dos cuestiones, Joe Biden las mantuvo.
Pero como nada es estático, esa alianza estratégica por supuesto que comprende distintas etapas (mejor dicho puede pasar por diferentes coyunturas o situaciones) según las relaciones entre Estados, la economía mundial y la lucha de clases. Con algunos de esos factores a veces prevaleciendo entre los demás, aunque están íntimamente entrelazados. Ahora en nuestra época, se demuestra que el capitalismo nos llevó a guerras, crisis económicas que hunde a millones en la pobreza, con quita de derechos elementales, y la lucha de clases que aparece como la única manera de comenzar a enfrentar esa realidad.
Así es que por propia conveniencia, Estados Unidos no quería tener que involucrarse más abiertamente. Biden insiste en la discusión de dos Estados (a lo cual Netanyahu se niega rotundamente -presionado también por su coalición con colonos ultranacionalistas-). Pero esa salida hace rato que se demostró inviable, en la actualidad más todavía, aunque ahora vuelve en forma discursiva.
Ahora Estados Unidos, Gran Bretaña, con la anuencia de los países imperialistas europeos, ordenó comenzar ataques aéreos, sobre todo en Yémen. Pero que involucra a Irán, Siria e Irak. Mientras que en la frontera norte del Estado de Israel -sur del Líbano-, los enfrentamientos del ejército israelí con Hezbollah se vienen intensificado en las últimas semanas.
Netanyahu celebra esa decisión, pero internamente en las manifestaciones semanales de los sábados por la noche que exigen la liberación de los rehenes va creciendo en las últimas semanas el llamado a elecciones. Por eso también el líder del Likud se muestra inflexible con respecto al ataque a Gaza (con el argumento de eliminar a Hamas o neutralizarlo por completo), pensando en su propia base electoral y en que la pérdida del poder político que ahora detenta lo puede acercar a la posibilidad de ir preso por las causas judiciales que pesan sobre él.
¿Hamas intenta negociar un alto el fuego permanente?
El martes por la noche, una delegación de Hamas viajó a Egipto para intentar negociar un alto el fuego, por estas horas se habla de un cese del fuego por 30 días, que contemple la liberación por tramo de los rehenes. Pero Israel exige que Hamas abandone el gobierno de Gaza y que varios de sus líderes marchen al exilio, algo inaceptable para el grupo islamista. Además Netanyahu azuza a Qatar (uno de los mediadores, junto con Egipto y con vínculos con Hamas), dejando trascender sus dichos en una reunión con familiares de los rehenes, acerca de la desconfianza que ese país petrolero le da, pero involucrando a algunos organismos internacionales: “En mi opinión, Qatar no es diferente, en esencia, de la ONU. En esencia, no se diferencia de la Cruz Roja y, en algunos aspectos, es incluso más problemática”. Es evidente que estas declaraciones no sonaron bien a los oídos de la administración Biden.
Mientras los líderes imperialistas de Estados Unidos y Europa parecen insistir con la "utopía reaccionaria" de dos Estados. ¿Qué se haría con la falta de conexión territorial entre la Franja de Gaza y Cisjordania?; y ¿los "bantustanes" creados en este último territorio?; y ¿las reservas de agua dulce -de vital importancia- robadas a los palestinos y apropiadas con ayuda del ejército y los colonos por Israel?, y ¿el uso de la mano de obra baratísima de palestinas y palestinos, de la cual se vale la economía israelí? (ahora interrumpida desde principios de octubre del año pasado), ¿y qué pasaría con los ciudadanos de segunda que son los árabes israelíes?, lógicamente la gran mayoría querría vivir -con plenos derechos- en un estado llamado Palestina; ¿el Estado de Israel estaría dispuesto? Un Estado que fue creado fundamentalmente como enclave sionista y rápidamente se fue convirtiendo en el socio menor del imperialismo estadounidense en la región, manteniendo a raya a los Estados árabes. ¿Cómo es posible pensar un Estado palestino en el marco de su desconexión territorial y sus recursos naturales, en su casi absoluta mayoría, expropiados a punta de pistola por Israel? Apenas un simple y esquemático esbozo de muchas preguntas que se desprenden y que quienes plantean, incluso honestamente, la solución de dos Estados deberían hacerse e intentar responder.
Es necesario que siga cobrando impulso ese gran movimiento democrático que en las calles de muchos países europeos fue gestándose: marchando por el fin de los bombardeos, pero también en solidaridad con la causa palestina; los pueblos de los Estados árabes también movilizados por sus hermanos palestinos; como dijimos: la oposición creciente, sobre todo entre los jóvenes estadounidenses, a las políticas sionistas de Biden (para quien la masacre en la Franja de Gaza se convirtió en un problema político interno), las acciones de trabajadores -que aunque pocas todavía- comenzaron a verse impidiendo que distintas embarcaciones con armamento para Israel, llegaran a ese país. Todo esto son importantes primeros pasos que pueden parar este genocidio, a condición de redoblar su fuerza.
Pero también es un importante punto de apoyo y hasta una condición necesaria, para intentar avanzar en una ruptura de ese pueblo y de los países que los rodean, con sus burguesías, direcciones árabes que los llevaron a un callejón sin salida junto con los distintos imperialismos con peso en la región (sus ex colonias), además de luchar porque sectores del movimiento obrero judío rompan con el sionismo, con el fin de poder recrear la lucha por una Palestina socialista, gobernada por trabajadores, campesinos y los pobres urbanos de esa región. De esta forma, garantizando plenos derechos para todas las etnias que habitan allí, podrán convivir en paz árabes -musulmanes, cristianos o sin religión- con judíos.
*Información en base a agencia AP y periódicos The Guardian, Jerusalén Post, Haaretz