Reproducimos para interés de nuestras lectoras y lectores una columna publicada este último jueves en el diario israelí Haaretz escrita por el periodista israelí Gideon Levy a propósito de la escalada guerrerista de Israel sobre la Franja de Gaza y la discusión sobre si la cuestión de fondo es el gobierno de Netanyahu o la política colonialista del Estado de Israel.
Jueves 21 de diciembre de 2023 20:14
¿Y si Benjamín Netanyahu no hubiera sido primer ministro durante 16 años? ¿No habría estallado esta terrible guerra?
¿La guerra habría sido diferente? ¿Podemos estar seguros de que la sorpresa y el fiasco del 7 de octubre no habrían ocurrido (se refiere al día en que Hamas ingresó a territorio de Israel sin ser advertido por el ejército sionista. N. de. T.)? ¿Los rehenes no habrían sido tomados? ¿Israel no habría llevado a cabo una matanza en masa tan espantosa?
Estas no son preguntas de tipo "¿qué pasaría si?", ni pretenden reducir ni un ápice la enorme responsabilidad de Netanyahu y la gravedad de su culpa por lo ocurrido. Netanyahu tiene que irse, ayer, hoy, mañana, como todo el loco gobierno de ceros que formó y que nos ha llevado al borde del abismo. Pero, ¿hay algún líder en Israel que actuaría de una manera fundamentalmente diferente hacia Gaza y los palestinos? De ninguna manera.
Echar toda la culpa de todos los males de Israel a Netanyahu es decir que si no hubiera sido por él, todo habría sido diferente. Eso es lo que ha estado haciendo la gente con "cualquiera menos Bibi" desde el primer día. [La lógica sería] si no hubiera sido por Netanyahu, Gaza no habría sido una prisión, los asentamientos no habrían podrido a Israel y las FDI habrían sido un ejército moral.
Eso no es cierto, por supuesto. Hay suficientes cosas por las cuales, si no hubiera sido por Netanyahu, Israel habría sido un lugar mejor, pero levantar la maldición de la ocupación y el asedio no es una de ellas.
Hay políticos decentes en Israel, llenos de buenas intenciones, que son más modestos y fieles a sus posiciones que él; hubiera sido mejor ser ocupantes bajo su mando. Israel habría seguido siendo el mismo Estado de apartheid, sólo que más emperifollado. Netanyahu corrompió el sistema político y lo infectó, destruyó los sistemas de justicia y de aplicación de la ley, y en cuanto a su conducta personal: mejor no empezar.
Pero cuando se trata del meollo de la cuestión, el núcleo del que Israel huye como del fuego, el núcleo que Netanyahu había planeado eliminar de la agenda, parece que actuó como lo hicieron sus predecesores y como lo harán sus sucesores.
Aparte de los encomiables esfuerzos de ex primeros ministros como Yitzhak Rabin, Shimon Peres, Ehud Barak, Ehud Olmert y Ariel Sharon para encontrar una solución, aunque fuera parcial, ninguno de ellos tenía intención de dar a los palestinos la justicia mínima que merecen, sin lo cual no hay solución.
Todos los primeros ministros se pusieron del lado de continuar la ocupación y el asedio a Gaza. Ninguno de ellos pensó ni por un momento en permitir un verdadero Estado palestino, con plenos poderes, un Estado como cualquier otro. No se les ocurrió liberar a la Franja de Gaza del asedio asfixiante. Si no hubiera sido por todos ellos, tal vez no habría Hamás.
El asedio a Gaza no lo puso Netanyahu, el gobierno de cambio (como se denominaba al gobierno anterior al de Benjamín Netanyahu. N. de T.) no pensó en levantarlo. Es posible que el dinero de Qatar hubiera fluido a Hamás de una manera más responsable bajo Naftali Bennett, pero la política habría sido básicamente la misma. Nadie pensó en abrir Gaza al mundo, ni siquiera de forma controlada: la única política que no se intentó y la única que, tal vez, podría haber avanzado hacia una solución.
También es difícil evaluar si las Fuerzas de Defensa Israelíes -FDI- bajo otro primer ministro habrían sido un ejército diferente. ¿Se habría evitado el fiasco? No es seguro. Las misiones de ocupación que se convirtieron en la mayor parte de la actividad de las FDI no fueron inventadas por Netanyahu. Cualquier otro primer ministro también habría destinado fuerzas y recursos demenciales para apaciguar a los colonos y sus caprichos. Así fue bajo todos los gobiernos de Israel.
Los candidatos calientan en la línea de salida. Cada uno de ellos será mejor primer ministro que Netanyahu. Sin duda más honesto, modesto y decente que él. ¿Pero alguno de ellos alterará la pronunciada trayectoria descendente de Israel?
Yair Lapid (ex primer ministro alterno junto con Naftalí Bennett N. de T.) anunció que está a favor de traer a la Autoridad Palestina a Gaza e inmediatamente cambió de opinión y ya está en contra. Lapid no tiene opinión.
Benny Gantz (miembro de la oposición, ex ministro de Defensa y ex jefe del Estado Mayor del Ejército. N. de T.) y Gadi Eisenkot (otro ex jefe del Estado Mayor del Ejército. N. de T.) participan en la dirección de la guerra, con todos sus crímenes, que resultarán inútiles. Ninguno de los dos ha propuesto una nueva forma, una que nunca antes habíamos probado. Es sólo fuerza y más fuerza.
Netanyahu tiene que irse, no hay más dudas. Pero Israel seguirá su curso.