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Red Internacional
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Perfiles. Javier Milei, historias y mitos: ¿cómo es posible este suceso?

Lo que se oculta detrás de los orígenes mediáticos y políticos del candidato más votado en las PASO. Quién está detrás del impulso del supuesto outsider, que no está solo. El discurso de la casta y la realidad de sus alianzas en las provincias. La libertad, la dictadura y un programa que protege al poder económico. Comentarios biográficos del hombre que amaba los perros.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Viernes 25 de agosto de 2023 23:36

“Me llamaron de parte de Eduardo. La idea era instalar a un economista que laburaba para él, que me decían que era medio excéntrico, en los medios amigos. Había bastante guita. El eje de comunicación que querían era muy claro: darle a Peña”.

Sentado en un café del Alto Palermo, quien le narra la anécdota sucedida algún tiempo atrás a Juan Luis González, autor de El loco. La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina (Editorial Planeta), es un consultor en comunicación, experto en lobby con periodistas, empresarios y políticos que trabajó para la Corporación América. Rápidamente entendió el pedido. Tenía que abrirle a la persona en cuestión la puerta de programas de TV, presentarle conductores y ayudarlo a armar su agenda mediática. En otras palabras: facilitarle el salto a la fama, pertrechado para eso con una buena suma de dinero.

Desglosemos la escena. Eduardo es Eurnekian, el economista excéntrico es Javier Milei y Peña es Marcos, el ex jefe de Gabinete todopoderoso de Mauricio Macri.

Las raíces de la historia hay que buscarlas tiempo antes, cuando el ahora candidato a presidente por La Libertad Avanza comenzó a trabajar en el holding del armenio Eurnekian en 2008. Su transcurrir en la compañía fue durante muchos años deslucido hasta que algo, sin embargo, cambió: su jefe entró en guerra con Mauricio Macri, que había llegado al poder.

Cuenta Juan Luis González que Franco Macri, el padre del ex presidente, había sido amigo de Eurnekian durante décadas. Ambos dos tenían como uno de sus hobbies destratar a Mauricio desde que era joven. “El boludito”, lo apodaba el dueño de la Corporación América. Pero cuando el boludito llegó al poder, buscó ejecutar su venganza, o al menos eso creyó ver el armenio en las auditorías sistemáticas que hacía sobre su negocio aeroportuario el Gobierno nacional. Sea por motivos personales, o sea por disputa de negocios, lo cierto es que Eurnekian se convenció de que Mauricio Macri estaba decidido desde la presidencia a arrebatarle la concesión de los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, dos de las joyas de su negocio. Una anotación importante al pasar: todos los empresarios involucrados en esta historia, si de algo saben, es de hacer negocios multimillonarios de la mano de contratos del Estado. Sí, del Estado.

La guerra había empezado y Javier Milei había sido elegido como uno de los soldados del armenio. Eurnekian tenía con qué impulsar su contraataque mediático. Su extensísima lista de negocios (algunos se pueden consultar en la propia página web de la Corporación América), hacen de este hombre uno de los empresarios más ricos del país, según la revista Forbes. También una interesante investigación de la CEPA pone la lupa, con mucha información, sobre el entramado de negocios de Eurnekian y su "complejo esquema de sociedades off-shore ubicadas en lugares recónditos del planeta". Dentro de este esquema multimillonario, se destacaron siempre los medios de comunicación. Fue dueño de Cablevisión, Fibertel, del diario El Cronista Comercial, las radios Aspen, Metro y Del Plata, canal Magic Kids y canal A. Dato clave: si bien Eurnekian se desprendió de gran parte de su participación en el Grupo América -que no es lo mismo que Corporación América-, el acuerdo de accionistas -según El Loco- le permite al hombre todavía hoy incidir sobre los programas periodísticos que se emiten en el canal.

Es por eso que, si desde algún lado se construyó la figura mediática de Javier Milei, fue desde las pantallas de América. No fue solo Fantino, no fue solo su carisma, no fue magia. Quizás las necesidades de Eurnekian coincidieron de hecho con la pulsión que ya estaba mostrando el economista para saltar a la fama. Pero lo cierto es que fueron paquetes infinitos de minutos de televisión planificados desde usinas del más concentrado poder económico que, en un determinado clima político y social de descontento, empalmaron con millones de personas desencantadas con los últimos gobiernos. Y más allá de los intereses particulares involucrados en esta historia, no fueron pocos los que, después del impulso inicial, se subieron a darle manija a la figura del economista en pos de derechizar la agenda del debate público o, incluso, especular con que su aparición le quitaría votos al rival electoral de turno. Algunos piensan hoy que el asunto se les fue de las manos.

Eurnekian también lo metió a Milei directamente en política partidaria. “Dale, José Luis. Dale una mano a Javier. Fijate dónde lo podés meter”, cuenta Juan González que fue el pedido que el armenio le hizo a José Luis Espert cuando este último lo fue a visitar en 2018 en búsqueda de fondos para solventar su campaña electoral. Ese día comenzaría el camino que culminaría (provisoriamente) con el triunfo del 13 de agosto pasado, con pasos previos por acuerdos, rupturas y una escala legislativa antes de la candidatura presidencial.

Entre aquel día en el que Milei se lanzó a la política con ayuda y hoy, sin embargo, pasaron cosas . Que Milei se haya lanzado como un outsider por la suya y sin apoyos a la política no es el único mito que promueve el candidato de La Libertad Avanza. También hay mucho de falso en su relato sobre la casta. Más allá de la funcionalidad política de esta idea, que tal y como la presenta Milei es la de proteger y ocultar los intereses de los empresarios poderosos como Eurnekian apuntando solamente contra “los políticos” (que gobiernan para ellos), asimismo es cierto que si algo hay en la construcción política del actual candidato es acuerdos de sobra con lo más rancio de la casta política argentina. Sobre los empresarios anotemos algo más al pasar: este jueves, Milei fue uno de los candidatos que rindió examen ante el poder económico en el Council of the Americas. En el marco de ese evento, además de su exposición pública también mantuvo una reunión a solas, en el primer piso del coqueto Hotel Alvear, con algunos magnates como Alejandro Bulgheroni, Mario Grinman, Adelmo Gabbi y, por supuesto, Eduardo Eurnekian. Para muchos empresarios Milei no era el "plan A", pero se están acomodando a la idea.

Volvemos al tema de la casta. Tras haber roto con muchos de sus aliados originales de ideas liberales, lo cierto es que de la mano de su hermana Karina (“el Jefe”, como él la llama) y el empoderamiento como armador de Carlos Kikuchi (ex asesor de Domingo Cavallo) para la proyección federal del espacio, Javier Milei cerró acuerdos, alianzas y candidaturas con nombres demasiado tradicionales de la política argentina.

Quien haya seguido con atención las elecciones provinciales adelantadas lo sabe y se habrá encontrado no solo con el escándalo de las denuncias por venta de candidaturas, sino también con apellidos de enorme peso en las listas. Si para muestra bastan dos botones , de la mano de Milei Martín Menem llevó este año ese apellido a las urnas en La Rioja, al igual que lo hizo Ricardo Bussi en Tucumán.

Los casos podrían ser muchos, pero esos dos son emblemáticos: el candidato de La Libertad Avanza suele decir que el Gobierno de Carlos Saúl Menem fue el mejor de la historia argentina. Admirador de sus ideas, así como de las de Margaret Thatcher, rebela de ese modo que lo que promueve no es tan nuevo, sino que, al contrario, es un confeso simpatizante de recetas viejas y fracasadas que han empobrecido a millones de personas en todo el mundo.

Por su lado, el caso de Bussi es en sí mismo la síntesis de la estafa que significa en boca de Javier Milei la idea de libertad. Aquel candidato en Tucumán, hijo del genocida Antonio Domingo Bussi y perteneciente al partido Fuerza Republicana que reivindica la última dictadura militar, es fiel expresión de gran parte del pensamiento del candidato a presidente que, al igual que su candidata a vice, Victoria Villarruel, es negacionista de los crímenes de la dictadura y niega a los 30.000 desaparecidos. También son acérrimos enemigos de la libertad de más de la mitad de la población, las mujeres y su derecho a decidir sobre sus cuerpos.

Javier Milei tampoco es “el que sabe”. Quizás en uno de sus costados más trumpistas, desde hace años que nos ha acostumbrado a sus shows televisivos a los gritos, tratando de ignorantes a sus contrincantes de turno, aunque añadiendo el condimento de la cita a innumerables economistas de la tradición liberal, con lo cual ha convencido a mucha gente de que tiene las recetas para salir del desastre económico argentino. Con un detalle: con más similitudes con un estudiante perezoso que con un verdadero erudito, ha quedado al desnudo que en muchos de sus libros y artículos lo que vuelca no son ideas propias, siquiera citadas, sino que ha incurrido una y otra vez en el plagio. Copiar y pegar, dicho de otro modo. Probablemente ni siquiera comprenda lo que pone.

¿Cómo es posible este suceso?

Excede a este artículo indagar sobre el perfil psicológico de un hombre sobre el cual se debate si es o se hace ; cuánto de show y cuánto de locura hay en las performances mediáticas del hombre de pocos amigos y mucha soledad; de una historia familiar compleja en un hogar violento pero que sin embargo volvió a vivir con sus padres a los 50 años para mudarse luego a un coqueto barrio cerrado en Benavídez; que adora a su fallecido perro Conan con el cual dice poder comunicarse y del que ha mandado a hacer clones; que está convencido de que “el Uno” le encomendó la misión de meterse en política para ser presidente. Demasiado delirio para tantos votos. Pero así estamos.

Lo cierto es que el 30 % de quienes votaron en las PASO lo han dejado en carrera con ciertas chances de llegar a la presidencia. La medida de su ascenso es proporcional al estrepitoso fracaso del régimen bicoalicionista que está muriendo, fragmentado, roto, y sobre todo distanciado de la vida de millones de personas a las cuales solo sabe empobrecer y frustrar. Tanto como inclinarlas a darle su voto al “Loco”, que ha venido sabiendo explotar las amarguras de la pandemia y sus medidas de encierro, así como las pasiones tristes que generan el decadente capitalismo argentino y las direcciones de organizaciones sindicales que con su pasividad cómplice hacen que millones de individuos se sientan abandonados a su suerte, a tono con lo que sucede en otras latitudes del mundo que dan fenómenos que, si no son iguales, sí es cierto que son parientes. En la familia Bolsonaro de Brasil o en los dirigentes de Vox en el Estado Español hoy encuentra este sujeto algunos de sus amigos en la arena internacional.

En Argentina, tras las PASO Sergio Massa sigue facilitándole el camino, con devaluaciones y ajustes que solo generan más descontento, mientras que la derecha de Juntos por el Cambio apenas si todavía está recalculando después del cachetazo.

Ha corrido mucha agua bajo el puente, pero la historia está por la mitad. A todo este desastre, se lo enfrenta plantando una salida por izquierda y señalando la verdadera disyuntiva: hay que atacar a la casta, sí, como siempre lo hizo el Frente de Izquierda denunciando por ejemplo los privilegios de legisladores, funcionarios y jueces. Pero no para proteger a quienes se ocultán detrás de ella. Lo que Milei calla es que esos funcionarios políticos de los partidos tradicionales gobiernan para los bancos, las grandes patronales del campo, las mineras o las energéticas y aplicando los planes del FMI, actores todos a los cuales él jamás cuestiona. Detrás de su demagogia, los planes del autodenominado libertario, de ser aplicados, se volverían contra las grandes mayorías, incluyendo a muchos trabajadores y trabajadores que lo han votado con ilusiones o por puro rechazo al estado actual de las cosas. Son ellos o nosotros, los grandes empresarios o las mayorías trabajadoras. Para dar vuelta la historia hay que afectar los intereses de los verdaderos dueños del país.


Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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