A diferencia del entrecruzamiento entre la vanguardia del free jazz y los movimientos de izquierda antirracistas en Estados Unidos de mediados de los años 60’s, la década de los 70’s se caracterizó por un viraje a la perspectiva multiculturalista y de inclusión social, patente en un nuevo estilo, el jazz fusión.
Como señalamos en el artículo anterior, la emergencia del Free Jazz en Estados Unidos, se da de la mano con el surgimiento de importantes movimientos de carácter racial frente a la proliferación de diversos ataques de odio efectuados por grupos de derecha. El Partido de las Panteras Negras, influenciados por el marxismo -principalmente del maoísmo- y de las ideas del asesinado dirigente negro Malcolm X, fue una de las principales expresiones de organización y autodefensa en contra de los crímenes raciales de aquellos años.
A su vez, el acercamiento de distintas figuras del Jazz hacia el Islam no fue de extrañar. Ya en la década del 50’s y 60‘s una serie de músicos como John Coltrane, Yusev Lateef (William Huddleston) o el mismísimo Art Blakey, mostraron un gran interés por su visión de “espiritual” hacia la música. Y en el caso de la década de los 60’s y 70’s, se comenzó a visualizar esta correspondencia religiosa y musical, en concordancia con un elemento de atractivo prácticamente inmediato, su cultura, con una particular experimentación de la música árabe [1].
Tal como señala Joachim E. Berendt:
Los músicos del nuevo jazz transforman la música mundial en música swing. Lo hacen con la alegría liberadora del aventurero y del descubridor, y con una intensidad de sentimiento cuyo gesto amoroso casi mesiánico y que abraza al mundo entero se hace patente en los títulos de los discos; por ejemplo en Spiritual Unity y Holy Ghost de Albert Ayler, Complete Communion de Don Cherry, Communication de Carla Bley, Globe Unity de Schlippenbach, Peace de Ornette Coleman, Love, Love Supreme y Ascension de John Coltrane, o las piezas “Sun Song”, “Sun Myth”, “Nebula” de los Heliocentric Worlds de Sun Rs, y su Solar Arkestra. [2]
El peso de los aspectos culturales en la música, que en lo concreto significó visualizar la presente falta de otras músicas, frente a la hegemonía de la música clásica europea como centro de atención, se expresó en un cuestionamiento central a la tonalidad con la que se erigió históricamente la denominada música de cámara. Árabes, africanos, japoneses, latinos, la protesta de distintas comunidades y etnias, se hará parte de la reivindicación de las culturas y raíces eternamente postergadas.
Tal mestizaje entre distintos componentes, sumado a la prevalencia de una fuerte crítica desde el activismo político aún latente, llevará el Jazz hacia nuevas direcciones, tanto en el Free Jazz, como en otros estilos que se gestarán con fuerza, no ajenos a nuevas apuestas del imperialismo norteamericano a nivel mundial.
Una de las bandas más representativas de este periodo será la Art Ensemble of Chicago, nacida de la AACM [3], que con su lema de Great Black Music, se presentará como una propuesta totalmente disruptiva en la escena del Jazz, relacionándose principalmente a las vanguardias artísticas de los 70’s, integrando la performance.
Sin embargo el peso de los aspectos culturales por sobre la política y el activismo, llevarán al Free Jazz a otros rumbos, extendiéndose a una buena parte de Europa, donde prevalecerá una crítica al conservadurismo de la música tradicional, relegándose la denuncia racista a un segundo o incluso tercer plano.
Bitches Brew, y la emergencia del jazz fusión rumbo a un lenguaje de integración
Sin duda uno de los álbumes que marcó el rumbo de lo que será el Jazz durante la década de los 70’s será el “Bitches Brew” de Miles Davis, que cuenta con la participación de talentosísimos músicos que realizaran cada uno sus propios proyectos, o en colaboraciones conjuntas, como el pianista Chick Corea, el bajista Dave Holland, el guitarrista John McLaughlin o el baterista Jack DeJohnette, entre otros. La incorporación de la guitarra en el estilo fusión se tornará cada vez más característico durante la década, la cual ya se venía destacando en los trabajos de otros artistas como Larry Coryell quien en su colaboración con el vibrafonista Gary Burton y otros músicos destacados como Carla Bley, Steve Swallow y Roy Haynes realizan el para algunos el primer disco de jazz fusión de la historia, el Duster de 1967.
La característica del jazz fusión, a diferencia del free jazz, no se centrará en su propuesta musical desde la diferencia como una forma de protesta hacia lo tradicional, sino más bien en la integración de distintas raíces como una forma de convergencia entre los distintos integrantes que componen la banda. Si bien en ningún sentido se puede tomar como una renuncia a criticar los estándares de la sociedad capitalista de aquellos años, lo característico será la interpretación como la expresión de una pluralidad de culturas y estilos previos como el cool, el bebop, el hardbop, o el mismo free jazz.
Algunas bandas representativas de estos años serán Weather Report estando a la cabeza el tecladista austriaco Joe Zawinul y el saxofonista Wayne Shorter, la Mahavishnu Orchesta liderando John McLaughlin, o los proyectos de Herbie Hancock y Tony Williams, como el Tony Williams Lifetime.
Las tecnologías del rock y el funk y entre otros estilos, expresadas en teclados, sintetizadores, y pedales wah wah [4], se darán al ritmo de un capitalismo beligerante en el marco de una latente guerra fría con la Unión Soviética.
El preámbulo del rap hacia la era del neoliberalismo y la globalización
La lejanía entre jazz y activismo político se harán cada vez más evidentes hacia finales de los años 70’s, donde a salvaguarda de ciertas agrupaciones de artistas más relacionados a las vanguardias de aquellos años, lo que predominará será la mixtura de estilos y propuestas.
Cada vez se encontraban más lejanos aquellos años en que el Black Power de las Panteras Negras alimentaba a su vez el fuego de cientos de jazzistas que se expresaban a través de la respuesta contestaría del Free de Ornette Coleman, Charles Mingus o Archie Shepp entre otros.
La era de la globalización comenzaba a extenderse ante un capitalismo que expande sus fronteras, y un imperialismo que con uñas y dientes busca desarticular aquellos efervescencia política plasmada en el movimiento obrero y en la juventud de América Latina, con el genocida Plan Cóndor. Esto dejo la puerta abierta para la implementación de una nueva forma del capitalismo, el neoliberalismo que apoyándose en reconocidas instituciones financieras como el FMI o el Banco Mundial, instalaron un plan económico, político e ideológico que supuso el discurso armónico del capitalismo, encaminado por un viento de progreso común.
Sin embargo, claramente ni la pobreza, ni el racismo, ni la violencia policial desapareció de las calles de norteamérica, y aquellas vivencias trazadas en la desigualdad y la segregación, comenzarán a cobrar sentido en un nuevo nicho de artistas y colectivos locales como “The last poets” o Gil Scott Heron [5]. La poesía del pueblo negro comenzaba a armarse, y como balas, aquellas rimas saldrán disparadas hacia a los 80’s mostrando la realidad de los barrios bajos. El Rap entraba de lleno, ya no como una forma festiva, sino como denuncia al maldito sistema.
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