El 28 de diciembre es el aniversario del nacimiento de un matemático, extraordinario en cuanto a sus capacidades, pero que las puso al servicio de la atrocidad de los ataques nucleares.
Miércoles 28 de diciembre de 2016
Foto: Robert Oppenheimer (a la izquierda) junto a Von Neumann (a la derecha)
Considerado como uno de los más importantes matemáticos de la historia moderna, a su lucidez, a su capacidad para resolver toda clase de problemas científicos, debemos sumar una deplorable carencia de humanidad.
Nacido en Hungría el 28 de diciembre de 1902, era un superdotado y ganó el premio Eötvös al mejor alumno del país en matemáticas y ciencia. Realizó contribuciones fundamentales en física cuántica, análisis funcional, teoría de conjuntos, teoría de juegos, ciencias de la computación, economía, análisis numérico, cibernética, hidrodinámica, estadística.
Fue considerado el “padre” de la arquitectura de las computadoras modernas por muchos años en donde esto es lo que se enseñaba en la mayoría de las universidades del mundo. Tanto que dicha arquitectura se conoce como “Arquitectura Von Neuman”. Sin embargo la verdadera historia detrás de la construcción de la primera computadora programada la “Colossus” muestra que tal reconocimiento correspondería más bien a Alan Turing, "Bill" Tute y Joan Clarke que trabajaron en la construcción de la misma.
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El físico y matemático Eugene Wigner, quien colaboró con él en el proyecto nuclear, comentó que ante la mente de von Neumann uno tenía la impresión de un instrumento perfecto cuyos engranajes estaban fabricados para encajar con una exactitud de una milésima de pulgada. Estas características seguramente han influido en el estereotipo que cierta prensa pregona sobre los científicos como seres fríos e insensibles.
Recibió clases de Albert Einstein en Berlín y de David Hilbert en Gotinga. Se doctoró en matemáticas en la Universidad de Budapest y obtuvo la licenciatura en ingeniería química en la Escuela Politécnica de Zúrich. En la Universidad de Berlín lo incorporaron como docente de matemática a los 24 años. Desde 1929 alternaba semestralmente entre Berlín y Princeton adonde acudía invitado junto con Wigner.
La llegada de Hitler al poder en 1933 trajo como consecuencia la expulsión de los profesores judíos. Von Neumann fue incorporado inmediatamente como profesor en Princeton junto con Albert Einstein, Oswald Veblen, Hermann Weyl y James W. Alexander. Viajó a Europa en 1938 a dictar conferencia y alternó con Niels Bohr en Copenhague. Durante los años 30 von Neumann hizo avanzar considerablemente varias ramas de la matemática pura, como la teoría ergódica, la teoría de la medida, la teoría de los grupos topológicos y algunas cuantas más. En su tesis doctoral de 1925, von Neumann introdujo un método de demostración (llamado método de los modelos internos) que más tarde se convertiría en un instrumento esencial de la teoría de conjuntos. Puede decirse que no sería posible entender mucho de astronáutica y ni siquiera podrían haberse desarrollado los reactores y los motores espaciales sin el algoritmo que desarrolló para definir la viscosidad artificial.
En 1943, en plena guerra mundial, se incorporó al proyecto Manhattan junto con Eugene Wigner y Leó Szilárd, también húngaros exiliados. Diseño el método de implosión de la bomba atómica, experimentado en Alamogordo, previo a ser arrojada en Hiroshima y Nagasaki. Fue miembro del comité encargado de tomar decisiones estratégicas. Contribuyó a la construcción de la bomba de hidrógeno y de los misiles balísticos intercontinentales prestos para ser lanzados sobre la Unión Soviética. Hizo estudios sobre el proceso de detonación. Llegó a la conclusión de que las bombas nucleares producen más estragos si explotan antes de tocar el suelo, pues es muy superior la fuerza de la onda expansiva. “Las más famosas (o infames) aplicaciones de este descubrimiento ocurrieron el 6 y 9 de agosto de 1945, cuando dos proyectiles nucleares fueron detonados sobre Hiroshima y Nagasaki, a la altitud precisa, calculada por el mismo von Neumann, con el objetivo de que produjeran el mayor daño posible”, declara Jesús Monterín. Describió su ideología política ante el senado de los EEUU como "violentamente anticomunista y mucho más militarista que la normal".
Siendo el científico con mayor poder político en Estados Unidos, a través de su comité, desarrolló escenarios de proliferación nuclear, misiles submarinos e intercontinentales con cabezas atómicas y el muy controvertido equilibrio estratégico llamado Destrucción mutua asegurada. Lo consultaban con frecuencia la CIA, el ejército, la Corporación RAND, Standard Oil, IBM y otros. Manipuló los aspectos científicos de la guerra fría que condicionaron al mundo por cuarenta años. Recibió en 1956 de manos del presidente Dwight D. Eisenhower el primer premio Enrico Fermi.
Permanecía en Los Álamos durante temporadas, presenciaba personalmente los ensayos nucleares, subestimando los peligros de la radiación, por lo que contrajo cáncer de huesos en 1955. Sufrió un deterioro devastador que lo condujo al colapso mental. El dolor y el pánico lo hacían pasar las noches gritando de terror. Murió el 8 de febrero de 1957.