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Red Internacional
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Victimización de los ajustadores y ataque a la movilización popular. Jonatan Viale y la fake news de la historia argentina

En su nuevo programa ¿La Ves? por Todo Noticias, Jonatan Viale realizó una burda falsificación de la historia nacional para sostener la tesis de la derecha macrista que hoy acompaña a Javier Milei, sobre que los gobiernos no peronistas de los últimos 70 años fracasaron por que el peronismo les impidió gobernar.

Facundo Aguirre

Facundo Aguirre @facuaguirre1917

Miércoles 21 de febrero 08:53

Para tal fin puso como ejemplos -muy suelto de cuerpo y haciendo gala de una ignorancia profunda- el "derrocamiento de Arturo Illia en 1955 (sic) y el de Arturo Frondizi en 1966 (sic), sumando el final del gobierno de Raúl Alfonsín en 1989 y Fernando De la Rúa en 2001.

Los lectores de La Izquierda Diario saben que en este medio no se profesa simpatía por la política del peronismo y su dirección burguesa. Que llevamos adelante una crítica de su balance histórico desde el socialismo revolucionario y la defensa de la independencia política de la clase trabajadora. Pero como marxistas, antes que nada, interpretamos los hechos sin tergiversarlos y el papel de los movimientos políticos y sus direcciones tratando de ser fieles al proceso histórico y los conflictos e intereses de las clases enfrentadas.

Sostener que en 1955 fue derrocado Illia, amén de la ignorancia de los productores y el periodista en cuestión, es fake de la historia. Un relato para ocultar que en septiembre de 1955 es derrocado Juan Domingo Perón, previo bombardeo en junio de Plaza de Mayo al pueblo movilizado por la golpista Aviación Naval, con el resultado de centenares de muertos, entre ellos decenas de escolares que viajaban en trolebús.

La autoproclamada “Revolución Libertadora” proscribió al peronismo y obligó al exilio de Perón, profanó el cadáver de Eva Perón, intervino los sindicatos y encarceló a miles de trabajadores y militantes peronistas que resistieron al golpe. Durante 18 años, la mayoría de la clase trabajadora y el pueblo pobre, fue perseguida por defender las conquistas que había logrado con su lucha durante los gobiernos peronistas entre 1945 y 1955 y se le prohibió mencionar incluso el nombre de su líder, bajo pena de prisión. El régimen encabezado por el general Pedro Aramburu y el vicealmirante Isaac Rojas fue rebautizado por la clase obrera como la "revolución fusiladora” después de que en junio de 1956 asesinara a 5 militantes peronistas en los basurales de José León Suárez y al general Juan José Valle en el penal de la calle Las Heras.

El golpe de 1955 tiene como protagonistas fundamentales a las FF.AA., el imperialismo yanqui, la Iglesia Católica, la UCR el Partido Socialista y hasta el Partido Comunista. El golpe se produce ante el agotamiento del gobierno peronista que es incapaz de llevar adelante el programa del Congreso de la Productividad por la resistencia de la clase trabajadora. El objetivo de la “fusiladora” es avanzar en un programa de destrucción de las conquistas y organizaciones de los trabajadores, de entrega del país a los EE.UU. y de restauración de los privilegios del poder de la vieja oligarquía terrateniente. Argentina ingresa al FMI y se endeuda con el mismo bajo este gobierno. Es decir, un programa anti-obrero, reaccionario y de entrega nacional. Esta es la característica central de los golpes de Estado en la Argentina de la segunda mitad del siglo XX y la causa de su fracaso, ya que provocaron reiteradamente la resistencia de los trabajadores y el pueblo pobre. No está de más decir que, mientras la clase trabajadora protagonizaba la resistencia peronista entre 1956 y 1959, la mayoría de los dirigentes peronistas preferían negociar y sostener al régimen proscriptivo. Incluido el propio Perón, que, en 1958 acuerda con Arturo Frondizi, el apoyo a su candidatura presidencial.

Aquí nuevamente hay que restablecer los hechos. Arturo Frondizi no es derrocado en 1966 (hasta para hacer una fake podrían haberse cerciorado de, más o menos, pegarle a las fechas históricas), sino que asume en mayo de 1958 y es derrocado por un golpe militar que deja el poder en manos del senador José María Guido en marzo de 1962. Frondizi, como dijimos, ganó las elecciones del 58 apoyado por Perón y el peronismo, con un barniz progresista y bajo la promesa, incumplida, de terminar con la proscripción y poner fin a la intervención de los sindicatos. Enseguida el gobierno desarrollista incumplió todas sus promesas y avanzó en el programa de ataque a las condiciones de vida y derechos de los trabajadores y la entrega del patrimonio nacional y de sometimiento al FMI. Además, reprimió las huelgas y la resistencia de los trabajadores aplicando el plan CONINTES (Conmoción Interior) que resultó en la militarización de las huelgas y el encarcelamiento en unidades militares de los huelguistas. Bajo su gobierno se produce el levantamiento obrero del Frigorífico Lisandro De la Torre en el barrio de Mataderos, en enero de 1959, huelga emblemática de la resistencia obrera al régimen fusilador.

Frondizi es derrocado porque -para intentar apaciguar los ánimos de la clase trabajadora que venía de protagonizar las grandes luchas de la resistencia- permite que se presenten candidatos peronistas en las elecciones legislativas de marzo de 1962, lo que permite la victoria peronista, con el dirigente sindical Andrés Framini, en la provincia de Buenos Aires. Nuevamente, lo que hace fracasar o pone fin a un gobierno ajustador es un golpe reaccionario ante el fracaso de su ajuste.

En 1963 asume Illia, con el 25% de los votos luego de un voto en blanco de casi el 20% del padrón y una abstención del 15%, propiciada por el peronismo. Illia continuó la política de ataque a las condiciones de vida del pueblo trabajador y va a enfrentar una resistencia de los sindicatos encarnizada que lo va a mostrar incapaz de llevar adelante su programa. En junio de 1964, y como parte del plan de lucha de la CGT, se ocupan 1100 establecimientos fabriles coordinadamente a lo largo del país.

Es esta incapacidad para enfrentar los conflictos obreros y el resquebrajamiento del régimen proscriptivo lo que decide su suerte. El 28 de junio de 1966, un golpe encabezado por el general Juan Carlos Onganía va a derrocar a Illia e inaugurar la llamada “Revolución Argentina” que -al igual que hoy día Milei- se proponía como un gobierno refundacional sin plazos, que unía el integrismo católico más ultramontano, con el liberalismo económico que representaban a los monopolios extranjeros que habían ingresado al país bajo el gobierno de Frondizi.

En un principio este gobierno va a contar con el apoyo de la burocracia sindical peronista encabezada por Augusto Timoteo Vandor y el beneficio de la duda del propio Perón, quien llamó a “desensillar hasta que aclare”. Prontamente Onganía va a mostrar el carácter antipopular y represivo de su gobierno, que intervino las universidades en la Noche de los bastones largos (julio de 1966) y va a reprimir duramente las huelgas. En mayo de 1969, va a intentar aplicar un plan económico fondomonetarista de ajuste clásico, el plan Krieger Vasena, lo que va a desatar una serie de movilizaciones violentas y levantamientos cuya máxima expresión va a ser el Cordobazo del 29 de mayo de 1969, una semi-insurrección obrera y popular que hiere de muerte al régimen libertador y abre una etapa de ascenso obrero y popular que va a ser cerrada con el golpe genocida de marzo de 1976.

Es para poner fin a esta situación que la burguesía argentina y las FF.AA. ponen fin a la proscripción del peronismo en 1972, mediante las negociaciones del general Alejandro Lanusse con Perón, lo que llevó a la victoria del FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) en marzo de 1973.

No es el objetivo de este articulo ahondar en este periodo entre 1973 y 1976, donde la clave es la persistencia de la insurgencia obrera y popular del Cordobazo bajo la forma de una dura guerra de clases que fue enfrentada por Perón y los gobiernos peronistas con el Pacto Social, represión y endurecimiento de las leyes represivas y el accionar de las bandas fascistas de la Triple A. Pero hay que señalar que es el fracaso del peronismo en contener a la clase obrera y llevar adelante el Plan Rodrigo lo que va a decidir a la burguesía a imponer la salida sangrienta del golpe genocida. Ese fracaso es producto de la huelga general de junio y julio de 1975, impuesta por abajo por las coordinadoras interfabriles que nucleaban a las comisiones internas combativas y antiburocráticas.

En 1989 y en 2001, Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa caen ante el fracaso de los planes del FMI que llevaban a cabo. El fracaso alfonsinista permite, con el apoyo de la burocracia sindical y en el marco de una brutal ofensiva imperialista, que el gobierno peronista de Carlos Menem derrote a los trabajadores estatales, ferroviarios y de la gran industria, y lleve hasta el final el programa iniciado por la dictadura genocida. Que implante el dominio del FMI y destruya las condiciones de vida del pueblo trabajador. La resistencia al menemismo que tiene su punto más alto en los levantamientos piqueteros del interior entre 1997 y 1999, lleva a la derrota electoral del peronismo y la victoria del gobierno de la Alianza, que cae producto de una rebelión popular como respuesta al Estado de sitio y el estallido del plan de Convertibilidad que mantuvo a rajatabla obedeciendo los dictados del FMI. El peronismo apareció en ambos casos como la fuerza que recondujo el estallido social hacia el camino del orden dominado por la burguesía.

En todos estos momentos históricos el peronismo se dividió entre una dirigencia conciliadora que buscaba integrarse al régimen, aún traicionando al propio Perón, como, por ejemplo, el caso del “peronismo sin Perón” de Vandor; y una base obrera y popular que resistió con los métodos de la lucha de clases al régimen proscriptivo y fusilador. O que luchó contra los intentos de ajuste del propio gobierno peronista como en 1975.

Los gobiernos no peronistas -que el charlatán de Viale se encarga de victimizar- no fueron, antes de 1983, gobiernos democráticos, sino que se apoyaron en la proscripción del peronismo y las mayorías obreras y populares impuesta por golpes militares reaccionarios. Y que se encargaron, en todos los casos, de aplicar planes de ataque y sumisión nacional al imperialismo y el FMI. Fue la resistencia de los trabajadores a esos mismos ataques la causa de su fracaso. El peronismo colaboró con gran parte de su dirigencia con estos gobiernos y luego se presentó como el garante del orden social capitalista, apelando a la contención de la lucha de clases mediante la burocracia de los sindicatos y la corrupción de las direcciones de los movimientos reivindicativos y populares.

La fake histórica y la ignorancia de los productores periodísticos de TN y Jonatan Viale -un auténtico mercenario a sueldo de Milei y la derecha macrista- tiene por fin construir un relato donde se ocultan los hechos históricos para justificar una política de ataque a los derechos democráticos y de movilización de los trabajadores y el pueblo pobre, que tienen la “mala costumbre” (para la burguesía argentina) de no dejarse aplastar ni avasallar con sus intentos de reducirlos a la miseria y de imponer una brutal explotación laboral.


Facundo Aguirre

Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.

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