El Inegi dio a conocer los datos preliminares de homicidios cometidos en el 2019, en el mismo se ve una ligera disminución del total de casos, pero al mismo tiempo fue el año con más asesinatos de jóvenes, personas sin educación básica y con más feminicidios en las últimas tres décadas.
Jueves 24 de septiembre de 2020
De las 36,476 personas asesinadas en el 2019, el 38% eran menores de 30 años, es decir 257 jóvenes víctimas de homicidio más que el año anterior que de por sí ya había todo el record de violencia. Mil 494 tenían menos de 18 años, Pero no todos los jóvenes se enfrentan de la misma manera ni en la misma proporción a la oleada de violencia en México.
Las mismas cifras del Inegi indican que son los jóvenes y personas que no tuvieron acceso a la educación básica, las principales víctimas de asesinatos: 22,844 personas de los asesinados no contaba con educación media superior, 3,261 tenían la primaria incompleta, 7,179 solo terminaron la primaria, 2,720 no acabaron la secundaria y 9 mil 682 la finalizaron. En contraparte tan solo el 6% de las víctimas de homicidio tenían la licenciatura terminada.
Otro de los sectores de víctimas que también aumentó fue el de las personas desempleadas con 702 casos de homicidios más que en el 2018, es decir 1 de cada 6 asesinados no tenía trabajo.
Los estados con mayor casos de homicidio son Guanajuato en primer lugar con 3,974 y el Estado de México con 3237, pero en ambos casos los gobiernos estatales reportaron menos casos, 416 y 350 menos respectivamente.
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La historia de asesinatos, feminicidios y desapariciones es larga en nuestro país, con el inicio de la supuesta guerra contra el narco las cifras de violencia llegron a extremos nunca antes vistos. Desde entonces era ya evidente que los y las jóvenes eran uno de los principales blancos de la violencia desatada por la colusión del ejército, policía y demás niveles de gobierno con el narcotráfico y su política de confrontamiento abierto que estuvo lejos de realmente aplacarlo.
Durante muchos años las víctimas de esa “guerra” fueron llamadas “daños colaterales”, si bien el gobierno ha dejado en desuso ese término, lo que no ha cambiado es la política de militarización que sigue arrebatándole la vida a decenas de miles de jóvenes año con año. Lo que demuestran los datos arrojados por el Inegi es que además, son los jóvenes de la clase obrera y de los sectores más marginados que no pueden ni acceder a la educación básica, los que llenan las notas rojas.
El gobierno de la Cuarta Transformación llegó al poder con el discurso de “becarios, no sicarios”, “abrazos, no balazos”, una y otra vez dijo que no combatiría el fuego con más fuego; para millones de jóvenes que crecimos en un país que cada vez tiene menos espacio para cavar fozas, la ilusión de ver por lo menos disminuir las cifras de violencia, es enorme. Pero a dos años de gobierno de AMLO, queda claro que no va a ser su partido ni su gobierno el que haga realidad esa ilusión.
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El 2020 ha roto recrods en cifras de violencia y somos los jóvenes de la clase trabajadora los que ponemos los muertos, no los diputados, senadores ni políticos como López Obrador que votan y decretan las leyes de “seguridad”, que le dan facultades a la Guardia Nacional para cumplir funciones de seguridad pública, que llenan los hospitales de militares cuando lo que necesitan los trabajadores de la salud son insumos y salarios dignos. Nosotros no decidimos que nuestras calles estén llenas de policías, marines y militares, pero somos nosotros y nosotras a las que detienen y encarcelan por cargar a penas con un gramo de mariguana que muchas veces nos plantan los mismos policías.
Es una mentira que la pacificación será a través de más militarización como dice AMLO, no basta con que sea un partido diferente que se pinta de izquierda el que dirija a las fuerzas armadas. Lo que realmente se necesita es que estas sean abolidas. Ni un policía, ni un militar ni un marino más. Mientras millones de jóvenes no pueden acceder ni a la primaria porque tienen que trabajar desde los 6, 8 o 13 años, mientras el 70% de la población no cuenta con seguro médico y el salario es completamente insuficiente para las familias trabajadoras, se destinan miles de millones a la supuesta seguridad.
Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista nos organizamos porque seamos miles de jóvenes, mujeres y trabajadores organizados de manera independiente al Estado y sus partidos para imponer que se le deje de destinar dinero a las fuerzas armadas, para juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales de Tlatlaya, Ayotzinapa, Nochixtlán y tantos crímenes de Estado más. En ese camino es vital articular nuestras demandas con las de las y los trabajadores que hoy pelean contra los despidos y la precarización laboral.