Como cada año, diputados, senadores y demás funcionarios públicos reciben exorbitantes aguinaldos que ellos mismos se votan, mientras el grueso de la clase trabajadora no recibe aguinaldo y tiene que apretarse el cinturón para pagar los gastos del diario.

Laura Aparicio Pan y Rosas México
Martes 26 de diciembre de 2017

Este fin de año cada consejero del INAI (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales) recibió 604 mil 500 pesos cada uno; los funcionarios del INE (Instituto Nacional Electoral) recibieron 805 mil 456 pesos entre sueldo y aguinaldo.
Además, los encargados de votar leyes reaccionarias y que precarizan más nuestra vida como la Reforma Energética, la Reforma Educativa –que más bien es laboral-, y la Reforma Laboral de 2012, tienen alrededor de 21 prestaciones, entre ellas: prima quincenal, ayuda para despensa, becas del 100% en preparatorias y universidades para sus hijos, gastos de celulares, gasolina, asignación de vehículo o apoyo para comprar uno.
Es agraviante que cada diputado reciba 387 mil 955 pesos, sumando un total de 195 millones en esta cámara; y cada senador reciba 551 mil 400 pesos, dando un total de 70 millones 621mil pesos. Mientras, el grueso de los que movemos este país ganamos uno o dos salarios mínimos y recibimos apenas un raquítico aguinaldo – una proporción aproximada de 300 a 1, entre un senador y un trabajador precarizado- esto, cuando tenemos la “fortuna” de recibir esa prestación-.
Ellos son los responsables de la precarización de nuestra vida, de que jóvenes y viejos vivamos en la incertidumbre, y de que la legalización del outsourcing o subcontratación nos deje en la calle de un día para otro. El salario mínimo en México es el más bajo de los 35 países que conforman la OCDE y de los más bajos en América Latina.
Adelgazar a la burocracia gubernamental
Todos estos funcionarios están lejos de representar verdaderamente los intereses de la clase trabajadora porque mientras ellos votan aumentarse su salario u obtener millonarios bonos navideños, del otro lado se encuentran trabajadores como los despachadores de la gasolina que viven sólo de propinas, no tienen vacaciones ni seguro social, a pesar de los riesgos de salud que implica estar expuesto a la evaporación de los combustibles en una gasolinera.
Mientras estos funcionarios salen de vacaciones –como todos los años– a París, Miami, Suiza o cualquier otro paraíso del primer mundo, hay miles de familias que están en la calle después de que perdieron su casa en el sismo del 19 de septiembre, y la respuesta del gobierno fueron préstamos para que esas familias se endeuden de por vida para volver a tener un hogar.
Para que la política no sea un negocio, y los funcionarios y representantes legislativos no vivan a costa de nuestros bolsillos es necesario … ¡que todo funcionario público gane como una maestra! Ésa es la audaz propuesta de Sulem Estrada, aspirante a candidata independiente por la Plataforma Anticapitalista para una diputación al Congreso de la CDMX.
Un diputado gana alrededor de 74 salarios mínimos (148 mil 558 pesos) al mes más prestaciones comparado con una maestra de nivel básico que, en promedio, gana 8 mil pesos al mes. Si redujéramos únicamente el salario de los legisladores al salario de una maestra, ahorraríamos 88 millones 270 mil 424 pesos por mes, sin contar los más de 8 millones de pesos destinados a vales de gasolina, ni los más de 908 millones de pesos de los seguros de gastos médicos.
Así, ahorraríamos miles de millones de pesos si redujéramos el salario de todos los funcionarios, y esto podría destinarse a salud, educación, alumbrado público, transporte las 24 horas con costos accesibles a nuestro salario.
Es necesario que los y las trabajadoras conquistemos espacios dentro de estos terrenos a los que no tenemos acceso para que realmente se representen los intereses del conjunto de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
Pero no para favorecer a los grandes funcionarios de dentro y fuera del país como están acostumbrados a hacer, sino para alentar y defender la organización y lucha de los de abajo, los despojados de la riqueza generada con nuestras manos, de la que se aprovechan los patrones gracias a esa casta parasitaria que administra y legisla a su favor a cambio de jugosos sueldos y concesiones económicas. Hay que poner de cabeza este sistema política que nos oprime y explota.
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Laura Aparicio
Agrupación de Mujeres Pan y Rosas México