En el marco del juicio a exgerentes de la automotriz estadounidense, se hizo un registro ocular en el ex centro clandestino de detención donde se secuestró y torturó a decenas de trabajadores de la Zona Norte.
Miércoles 31 de octubre de 2018
Faltan pocas semanas para la sentencia de este juicio histórico, contra dos exgerentes de la empresa Ford y el represor Santiago Omar Riveros (uno de los responsables de Campo de Mayo) por el secuestro y tortura de 24 obreros, dentro del centro clandestino que la automotriz estadounidense tenía dentro de sus instalaciones.
Este martes por la mañana se realizó una inspección ocular en la sede de la Comisaría 1° de Tigre, donde funcionó un centro clandestino y a donde recayeron muchos obreros que eran detenidos desaparecidos de la zona norte del Gran Buenos Aires.
Para acompañar a los obreros sobrevivientes de Ford y querellantes en el juicio, se hicieron presentes sobrevivientes, familiares, trabajadores de la zona y organismos de derechos humanos.
Pasadas las 10:30 y con una lluvia incesante los obreros sobrevivientes de Ford ingresaron, luego de más de 42 años, al lugar donde fueron trasladados, después de ser torturados en el “Quincho” de la empresa, que era el centro clandestino que tenía dentro de sus instalaciones.
En diálogo con La Izquierda Diario Pedro Troiani, uno de los obreros sobrevivientes, expresó: “llegamos a la Comisaría 1° de Tigre junto a mis compañeros, con los que estuvimos secuestrados después de haber estado secuestrados en el Quincho de Ford”.
“Nos entraron a este lugar por el portón del costado y fue tremendo ver la comisaría abarrotada de compañeros de distintas fábricas de la Zona Norte, como Astarsa, de Terrabusi, de Alba, de los Astilleros como Mestrina y Forte y de tantas otras empresas de la zona”, recordó Troiani.
El exobrero de Ford dijo que en ese lugar “fue todo tortura, compañeros nuestros Como Perrota estuvo a punto de fallecer. Hoy para nosotros es un día muy movilizante. Vamos a recordar el lugar donde estuvimos, la celda en la que estábamos. Eramos once, sin colchón, sin agua, sin baño. Así estuvimos alrededor de cuarenta días, con una luz muy potente que no nos dejaba dormir y que no pudimos apagar hasta que logramos cortar un cable. Fue muy terrible para todos los compañeros”.
Troiani contó cómo miles de trabajadores se organizaban en las Coordinadoras de Zona Norte: “eran épocas muy difíciles, todas las empresas estaban en conflicto porque había una gran inflación, por las condiciones de trabajo, no había forma de que alcanzara el sueldo y que podamos vivir mejor. Fue casi una obligación organizarnos con otras fábricas, porque a todos los trabajadores nos pasaba lo mismo, así que nos juntamos. Ese fue el gran cordón industrial de la zona Norte, nos unimos para la lucha”.
Como cuenta Troiani, eran miles los trabajadores organizados que luchaban en su gran mayoría contra la burocracia sindical. Entre los trabajadores secuestrados en esa comisaría se encontraban los del Astillero Mestrina. El sobrino de uno de ellos estuvo presente en esta inspección, actualmente es trabajador del Ferrocarril Mitre en la estación Victoria. Era perceptible su emoción por estar en este lugar.
En diálogo con este diario el joven expresó su gran orgullo por “la lucha de mi tío y de todos los compañeros que luchaban por un cambio social de raíz para terminar con la explotación, la opresión. La posibilidad de lograrlo estuvo cerca. Estoy convencido que las nuevas generaciones de trabajadores y jóvenes tenemos que sacar las conclusiones necesarias y levantar esas banderas. Creo que lucha por el juicio y castigo para todos genocidas es una pelea del presente que las nuevas generaciones debemos tomar en nuestras manos”.
La próxima audiencia será el 13 de noviembre en el Tribunal Federal N° 1 de San Martín