Luego de una intensa búsqueda por parte de familiares, amigos, compañeros de trabajo y organizaciones solidarias, apareció el cuerpo de Gerardo, sin vida, en el río Paraná.

Jazmín Levi Periodista. Miembro del CeProDH
Sábado 22 de agosto de 2015
El día viernes terminó con la peor de las noticias. Gerardo apareció sin vida. Desde la tarde se supo la noticia que había aparecido un cuerpo en el río, por lo que los familiares se dirigieron a la morgue judicial. Luego del doloroso momento del reconocimiento del cuerpo, se confirmó que era Gerardo, que "Pichón" estaba sin vida. Compañeros de trabajo de Gerardo, miembros del Sindicato de Municipales con el Secretario general Ratner a la cabeza, miembros de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, y Octavio Crivaro del PTS y Constanza Villanueva del CEPRODH, ambos del Frente de Izquierda, acompañaron a la familia en ese terrible momento.
Una jornada intensa
Desde muy temprano, el viernes los familiares se reunieron con funcionarios del Servicio Público Provincial de Defensa Penal a cargo de Gabriel Ganón, quienes horas más tarde presentaron un Habeas Corpus. A media mañana, se entrevistaron con el Fiscal Regional Jorge Baclini a quien reclamaron que a una semana de la desaparición de Pichón, la investigación no avanzaba y no se sabía exactamente sobre qué hipótesis trabajaban. Mientras tanto, los fiscales argumentaron no apuntar a los patovicas y policías que hacen adicionales del bar La Tienda, ya que no era la única hipótesis posible. Entre nervios, vacíos y sin respuestas se retiraron de la Fiscalía, con bronca y desconfianza.
Cerca del mediodía, la familia recibió una llamada desde Gálvez, que les anunciaban haber visto a un joven con características similares a "Pichón", en la zona. Desesperados fueron persiguiendo una última esperanza, ya que comenzaban a avisorar un horizonte oscuro. El dato no fue certero y todo recordó a las versiones falsas para “embarrar la cancha”, como ya sucedió en el caso Franco Casco.
Horas más tarde trascendió la inquietante noticia de que habían hallado un cuerpo en el rio Paraná, que tenía características similares a las de Gerardo.
El momento más duro se acercaba, los familiares hicieron el reconocimiento del cuerpo, que culminó con la horrenda noticia de la muerte del joven trabajador municipal. Mientras tanto, en barrio Alvear, en la puerta de la casa de la familia Escobar, sus vecinos, amigos, compañeros de trabajo, junto a organizaciones sociales y políticas, esperaban la noticia y acompañaban a su madre, quien no tuvo consuelo ante la peor noticia que podía recibir.
Miradas con lágrimas, una camioneta cortaba la calle, abrazos de consuelo y una bronca que no se podía contener. Así terminó el viernes, con todos los que encabezaron la búsqueda desde hace una semana, juntos, tratando de entender lo sucedido, con incertidumbre y organizándose para salir a gritar: “Justicia”.
“Si fuera un hijo tuyo, no tardás una semana en ver cámaras de seguridad, en encontrarlo y en buscar a los responsables”, le reclamaba el tío de Gerardo a las autoridades de Fiscalía que no paraban de justificar que “estaban haciendo todo lo posible para encontrarlo”.
“Decinos qué necesitas y te lo damos”, expresó uno de los fiscales. Rubén (tío de Gerardo), con sus manos temblando y la voz cortada, respondió: “A Pichón necesito, que aparezca. Una semana, es tiempo suficiente”.
En la sala del primer piso de Fiscalía, transcurría este diálogo, mientras se escuchaban bombos, aplausos y gritos afuera. Más de 400 trabajadores municipales, compañeros de Gerardo, se estaban manifestando en la puerta. Esos trabajadores que desde el primer momento no dudaron en reclamar por Pichón, a pesar de los obstáculos.
El martes por la mañana, solo se sabía que estaba desaparecido un joven trabajador de 23 años, un muchacho como tantos, que había salido a divertirse el fin de semana sin saber lo que le iba a suceder. En ese momento, mediante asamblea, sus compañeros de trabajo decidieron imprimir volantes para agilizar la búsqueda, retirarse de sus puestos de trabajo y salir a las calles a pedir la aparición de Pichón. La familia no entendía como podían estar pasando los días y que Gerardo no volviera a su casa, sorprendidos por la solidaridad y con fuerzas que se mantienen hasta hoy, producto de la bronca y el dolor.
Una semana de movilizaciones y volanteadas, sin dejar pasar un día terminó con un pibe menos. Aún queda mucho por delante, esclarecer el hecho y hacer justicia. El asesinato de Gerardo despertó una vez más la bronca y el dolor de un sector de la sociedad, que en las calles, levanta la bandera y consigna de: ¡Basta de matar jóvenes! ¡Justicia por Pichón!

Jazmín Levi
Periodista. Miembro del CeProDH