El hospital provincial Castro Rendón fue el escenario para centenares de jóvenes sin trabajo. La fila daba la vuelta a la manzana del edificio. La mayoría de las personas que se postularon para los distintos llamados nunca había trabajado en blanco.
Domingo 3 de noviembre de 2019 22:58
Dos administrativos, tres mucamos y cuatro camilleros eran los puestos requeridos. Desde las 5 comenzaron a llegar las personas. La convocatoria fue el jueves y se repitió el viernes. Entrevistamos en la fila para reflejar la vida de la juventud precarizada.
En el hospital público la precarización laboral es una realidad. Cotidianamente se ve como el trabajo eventual no cubre los puestos para el funcionamiento adecuado. Entre las personas que se presentaban, varias afirmaron haber trabajado de manera eventual en el hospital y haberse presentado sucesivamente a nuevos concursos.
También se refleja en la falta de insumos permanente, el personal que se jubila y no se cubre, la sobrecarga en trabajo son las condiciones laborales de trabajadores y trabajadoras en planta.
Julia tiene 23 años y es de Villa Ceferino, trabajaba en el programa “Empleo joven”, quedó desempleada hace dos meses. Al respecto dijo: “Trabajaba a la par de mis compañeros que estaban en planta y no cobre nunca un sueldo real. Cuando me enteré del concurso junte los papeles y me vine. Cuando llegue me impresionó la cantidad de gente”.
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“Tengo varias “changuitas”, pero no me acerco nunca a un sueldo. A veces no tengo ninguna changa y se hace muy difícil el día a día”, comenta Angie del barrio Villa Ceferino. Se presentó a todos los puestos de trabajo. “Cualquiera me ofrecería la posibilidad de un laburo en blanco que hoy es algo así como el sueño de la piba. Siempre piden experiencia laboral, deberían darnos más oportunidades”.
“Soy Mariano, tengo 30 años, vivo con mi familia en el barrio TCI, aunque trabajo actualmente me presento para tener un trabajo estable. Tuve varios trabajos pero casi siempre en distintas empresas de limpieza por un año o dos”.
“Soy Carla, tengo 26 años, vivo en Barrio Confluencia, trabajé siempre en negro. En tiendas del centro y nunca me pusieron en blanco”. Nos comenta que el último año hizo comida para vender de manera independiente, como sustento ante no tener la oportunidad de insertarse en el mundo laboral. “Me quiero presentar para tener una estabilidad laboral, además me gusta y me gustaría podes estudiar”.
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Las personas que se postularon para estos concursos en el hospital son para puestos en planta permanente, no obstante habitualmente la mayoría jóvenes para ingresar no solamente tienen que cumplir con los requisitos sino que una vez adentro, tienen que sortear los obstáculos de la precarización laboral que implica ser trabajador eventual; períodos de prueba, buen puntaje en evaluaciones de desempeño, realizar la misma tarea en distintas condiciones laborales.
Los nuevos sucesos que acontecen en el continente americano, con las rebeliones en Ecuador y Chile, demuestran que hay una gran juventud que no se resigna a vivir la miseria de lo posible. En la fila para ingresar a trabajar en el hospital no había solamente postulantes sino muchas historias y sueños por cumplir. Trabajar es un derecho, la precarización laboral no.
Mientras el Gobierno del MPN hace alarde que en "la mejor provincia del país" , el empleo se sostiene por el impacto de Vaca Muerta, los testimonios de la juventud que busca un empleo estable y con derechos laborales, muestran lo contrario. Otra vez, las penas son de nosotros y la "vaquitas", ajenas. Los dueños de las vaquitas son las petroleras que se llevan 1000 millones por día de nuestro suelo.