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Red Internacional
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PERÚ. Kenji Fujimori proyecta restaurar la bicameralidad en Congreso peruano

El congresista presentó un documento al parlamento para restituir la división del mismo en dos cámaras. Las maniobras de la familia Fujimori para absolver al ex mandatario no tienen límites.

Miércoles 27 de septiembre de 2017 14:44

Bajo la actual Constitución que rige desde 1993, modificada por la presidencia de Alberto Fujimori, el Perú adoptó un sistema unicameral del cual hoy Fuerza Popular aprovecha su mayoría y presiona al Ejecutivo que asumió por pocos votos más en el último balotaje. El actual legislador de la fuerza naranja, Kenji Fujimori, publicó en Twitter la presentación de un proyecto para modificar algunos artículos de la Constitución Política con la finalidad de restituir el régimen bicameral en el Congreso con presuntas intenciones de agilizar la liberación de su padre.

Esta propuesta para el retorno a la figura del Senado en el Parlamento fue rechazada durante muchos años por el fujimorismo. Sin embargo, Kenji tuiteó haciendo referencia al mercado mundial: “La inversión masiva necesita seguridad jurídica, la Bicameralidad es la herramienta, @BankadaFP debe entenderla". El documento de 24 páginas lleva el sello del Congreso con fecha de entrega del pasado miércoles 20 de septiembre.

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Luego de la derrota electoral ante Pedro Pablo Kuczynski, el hermano menor de Keiko Fujimori insiste públicamente con la “necesidad de reestructuración” de la bancada naranja. Más parecido a un programa de espectáculos, la agenda de los grandes medios expone constantes discursos cruzados entre los congresistas fujimoristas que, en julio pasado, suspendieron a Kenji por 60 días (a causa de sus “reiteradas diferencias con las posiciones partidarias”). El rol del legislador no es casual, se torna inevitable ponderar en sus actos la agilidad política del padre, Alberto Fujimori, que desde las sombras sigue desplegando su despotismo.

Los antecedentes políticos del menor de los hijos de Alberto Fujimori, quien defendió la decisión del gobierno de su padre de eliminar el Senado (tras el golpe de 1992) e institucionalizar a la unicameralidad, colocan sobre la mesa el rol cesarista que viene cumpliendo la familia del ex presidente, desde su ascenso a esta parte:

"A comienzos de los 90, el país se encontraba en una situación terminal y necesitaba ser puesto en una unidad de cuidados intensivos. Hacía falta reformas profundas en el ordenamiento constitucional y legal para luchar contra el terrorismo y reconstruir una economía en ruinas, y era indispensable llevarlas a cabo rápida y eficazmente", justificó muy convenientemente el novato legislador.

Asesorado y precavido, en una columna publicada en El Comercio, sostuvo que se requiere un debate amplio y estimó que este esquema podría evaluarse con miras a las elecciones del 2021. Esta posición recibió el respaldo de legisladores de Acción Popular, Frente Amplio y Peruanos por el Kambio.

Por otro lado, aseveró ante la prensa burguesa que no se pretendía aumentar el número de congresales: "La bicameralidad (…) podría ayudar también a reducir la incertidumbre y evitar la confrontación política innecesaria. El pueblo peruano no estaría en desacuerdo a condición de que no suponga un incremento del número total de representantes parlamentarios. Eso obliga a plantear el retorno a la bicameralidad bajo la condición de mantener estrictamente el número actual de representantes", señaló Kenji Fujimori.

En nombre del padre, en varias oportunidades, Fujimori hijo ha comunicado que su principal objetivo es “lograr el indulto humanitario” del genocida convicto, que desde 2009 cumple una condena a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos.

Finalmente, es de popular conocimiento que en el anterior Parlamento, cada vez que se intentaba restituir el Senado, el fujimorismo expresaba su oposición. Incluso, en uno de esos debates, la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, adelantó que darían "la batalla" contra esa eventual medida. Las maniobras que hoy despliega la mayoría de legisladores prueba que el aparato legislativo, que ellos mismos construyen con sus propias normas, sólo beneficia a la clase de la que son parte: la burguesía.