El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martínez, se reunió con la ministra francesa de Trabajo, Myriam El Khomri. Se fue con las manos vacías.
Viernes 17 de junio de 2016
La ministra El Khomri afirmó en declaraciones a la prensa que va a examinar "atentamente" las propuestas que le presentó el responsable sindical, pero descartó cambios en el aspecto más cuestionado de su proyecto de ley, la primacía de los acuerdos de empresa sobre los convenios colectivos.
Consultada sobre si el texto que desde esta semana se debate en el Senado podría cambiar, respondió: "enriquecerlo sí, pero sin desnaturalizar" lo que es su aspecto central, "y en particular la primacía de los acuerdos de empresa".
El senado francés, con mayoría conservadora, comenzó a debatir esta semana el proyecto de Reforma laboral. Los senadores conservadores votaron modificaciones de la ley laboral, como por ejemplo la eliminación de las 35 horas de trabajo. El proyecto deberá volver a la Asamblea Nacional donde, si no hay acuerdo, el gobierno podría nuevamente hacer uso del polémico recurso 49.3 para imponer la reforma por decreto.
Después de la reunion con el gobierno, el líder de la CGT, explicó que en su conversación habían quedado claros los "desacuerdos esenciales" con la titular de Trabajo que "no son nuevos" y dio cuenta de las propuestas que le hizo, que "son precisas".
En concreto, dijo que había pedido a El Khomri que se retirara el texto "para reescribirlo" y que el punto central de sus exigencias es "respetar la jerarquía de las normas" para que las reglas de los convenios colectivos no puedan quedar derogados por otros acuerdos que firmen los sindicatos en las empresas.
La reunión de hoy entre el gobierno y la CGT se produjo en medio de un momento de enorme tensión, con el gobierno lanzando una ofensiva represiva sobre las movilizaciones, con heridos graves en la última manifestación, detenciones masivas y la amenaza de “prohibir” las manifestaciones.
En medio de una campaña mediática contra los manifestantes, criminalizando la protesta y tratando de estigmatizar a la juventud como “casseur” [la traducción literal es “rompedores”], o “vandalismo”, el gobierno acusó también directamente a la dirección de la CGT por “no haber controlado esas violencias” y amenazó con prohibir futuras manifestaciones.
En este marco de gran tensión, y con un movimiento de lucha contra la reforma que está lejos de decaer, después de una manifestación de un millón de personas en París, muchos se preguntan qué pretensión tenía el dirigente de la CGT al reunirse con el gobierno.
Su propuesta de “reescribir” la reforma laboral y su insistencia en las negociaciones con el gobierno, ha sido interpretada por sectores de la izquierda más combativa como indicios de que ya se está preparando una capitulación por parte de la dirección de la CGT para frenar el movimiento en curso, aunque no esté claro aún cómo se va a concretar.
Nuevas jornadas nacionales de lucha están convocadas para el próximo 23 y 28 de junio y seguramente serán decisivas.