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“La CRT se propone construir una izquierda revolucionaria y socialista que supere la bancarrota de Podemos y el procés”

Redacción Contrapunto

“La CRT se propone construir una izquierda revolucionaria y socialista que supere la bancarrota de Podemos y el procés”

Redacción Contrapunto

Ideas de Izquierda

El pasado fin de semana la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras celebró su III Conferencia Estatal en Zaragoza. La situación internacional abierta tras la invasión de Ucrania, el rol del PSOE y Unidas Podemos como “restauradores progresistas” del Régimen del 78 o las lecciones estratégicas que dejó el ciclo del 15M y el procés catalán como base para proponerse construir una izquierda revolucionaria de las y los trabajadores, las mujeres y la juventud que se prepare para la actual situación, fueron algunos de los ejes de discusión. Entrevistamos a Santiago Lupe, Lucía Nistal, Pablo Castilla e Irene Olano, para que nos cuenten los principales debates y resoluciones.

La Conferencia se realizó en el contexto de una escalada en la guerra iniciada tras la invasión de Ucrania, así como en la política militarista de los Estados imperialistas. ¿Qué discutisteis sobre esta convulsiva situación internacional?

Santiago Lupe: La crisis desatada por la reaccionaria invasión de Putin y la escalada imperialista liderada por EEUU y los países de la OTAN y la UE, determinan en gran parte la situación y reactualizan aceleradamente los rasgos de nuestra época, como una época de crisis, guerras y revoluciones.

El conflicto ha dado un salto con los últimos acontecimientos. Las contraofensivas ucranianas vienen siendo importantes y estamos viendo más elementos de crisis en la política militar rusa. Estas fuertes ofensivas del ejército ucraniano también demuestran que no estamos solo ante una guerra entre Rusia y Ucrania, sino que la participación más o menos indirecta de la OTAN está siendo fundamental. Ya sea con el armamento y soporte de inteligencia de las tropas de Zelenski, la enorme financiación, drones, entrenamiento, etc. La respuesta de Putin, con la llamada “movilización masiva” de reclutas para el ejército y la amenaza de uso de todas las armas disponibles, incluyendo las nucleares, también implican una escalada importante en el curso de la guerra.

Por otra parte, el sabotaje al Nord Stream I y II, cuya autoría no está confirmada, pero hay muchos elementos que apuntan a EEUU, demuestran que estamos en una situación en que ninguno de los dos bandos se puede permitir perder, y esto presenta un horizonte inmediato o a mediano plazo más catastrófico.

Las consecuencias de esto están siendo ya enormes. Hay una dislocación creciente del mercado mundial y se está conformando un nuevo orden geopolítico de bloques que, como en otros momentos de la historia del capitalismo, puede generar nuevas y peores guerras entre potencias, en una disputa por zonas de control, recursos y la hegemonía.

Lucía Nistal: Las consecuencias de hecho ya son parte del presente. En Europa tenemos una inflación que supera el 10% y que para 2023 entidades como J.P. Morgan sitúan en el 15%. Ya todos los analistas dan por descontada una fuerte recesión. En Rusia la movilización masiva está generando las primeras crisis por abajo, con huidas de miles de jóvenes y algunas protestas muy reprimidas. En otros países vemos las primeras revueltas contra el aumento de los precios de los alimentos y los combustibles, como pasó en Sri Lanka este verano o en estos días vemos en Túnez, la que fue cuna de la primavera árabe en 2011.

Esto último es muy importante, las crisis y las guerras que ya son una realidad hoy, van a engendrar resistencias cada vez mayores de los explotados, nuevas revueltas y revoluciones. En Europa hemos visto un aumento enorme de la conflictividad obrera en países como Inglaterra o Alemania, pero pensamos que es solo el principio.

Pablo Castilla: Además, si en la crisis anterior, la del 2008, muchas de las democracias para ricos de la UE entraban en crisis, ahora vamos a ver nuevas crisis orgánicas más profundas. Los rescates que se necesitarán para salvar a los capitalistas prometen ser enormes, pero llueve sobre mojado. Hay países como Italia o el Estado español que ya tienen un 150% y más de un 100% del PIB en deuda pública. Por lo tanto, los planes de ajuste que se vienen en los próximos años pueden dejar pequeños los de 2010-2012.

La misma UE se va a ver nuevamente puesta a prueba. Las disputas sobre la redefinición del modelo energético son parte de estas nuevas tensiones. Esto es un campo minado para que crezcan también las salidas reaccionarias de la extrema derecha, como ya está pasando. Prepararnos para enfrentar esto, apoyándonos en los procesos de lucha de clases que empiezan a darse, como los que señalaba Lucía, con una estrategia desde la clase trabajadora, anticapitalista y antiimperialista, es la única salida para evitar la barbarie a la que nos conduce nuevamente el capitalismo.

¿Como se expresa en el Estado español esta dinámica internacional?

LN: En la conferencia diferenciamos bien dos planos, la situación más coyuntural y una más a largo plazo en el Estado español a las puertas de esta nueva gran crisis. En lo inmediato la crisis económica se hace sentir en una deflación salarial enorme, con un IPC en el 9% y salarios que de media han subido un 2,5. Esto se da sobre los efectos de las crisis anteriores, que aumentaron la precariedad en todos los sectores, con bolsas de pobreza cronificada que afectan al 20% de la población o 100 desahucios al día.

Por el momento esto no se expresa en procesos de lucha muy agudos, aunque el número de huelgas no ha dejado de aumentar y hemos visto grandes luchas como las del metal en Cádiz, Cantabria o Bizcaia. Esto se debe en primer lugar al rol de las burocracias sindicales que siguen actuando como el brazo del gobierno en el movimiento obrero, más allá de sus amenazas de “o acuerdo o conflicto” que siguen quedándose en nada. El otro factor es el mismo gobierno, y en particular el rol que juegan Unidas Podemos y el PCE. Un gobierno que se presenta como “progresista”, que entrega algunas migajas a cambio de sostener lo central de las políticas de rescate de las grandes empresas y toda la batería de políticas imperialistas como parte de la OTAN.

Irene Olano: Este relato ha dado esta semana otra muestra de lo que es. El Gobierno del PSOE y y Unidas Podemos ha presentado unos Presupuestos con algunas ayudas sociales mínimas y los llamados “impuestos a los ricos”, que suman entre todos 4500 millones de ingresos extras. Pero por la puerta de atrás resulta que solo el aumento del gasto militar se lleva esa misma cantidad y que los Fondos Europeos, que es la principal subvención directa al IBEX35, sumarán más de 30 mil.

La pasividad cosechada por la izquierda reformista y la burocracia sindical para apoyar a su gobierno, junto con los efectos de la crisis y el blanqueo de las políticas de derecha porque las aplican los “progresistas”, como el militarismo o la política contra la inmigración, hacen que quien capitalice todo esto sea la derecha y la extrema derecha. Esto lo instrumentalizan para vendernos la idea del mal menor, pero nada más lejos de la realidad. No podemos frenar a la derecha de la mano de quienes le están abriendo la puerta.

SL: La relativa estabilidad de la que goza el gobierno de coalición tiene también una lectura más de largo plazo. El PSOE, con la ayuda inestimable de Unidas Podemos por un lado y la dirección procesista de ERC y JxCat en Catalunya por el otro, han logrado que avance lo que nosotros definimos en 2019 como la “restauración progresista” del Régimen del 78.

En 2011 se abrió una enorme crisis orgánica en forma de crisis de representación contra los partidos, el “no nos representan” del 15M, y en Catalunya con la emergencia de la cuestión nacional. Procesos de movilización que, sin embargo, tuvieron como límite estratégico que la clase trabajadora -que venía de décadas de retroceso bajo el neoliberalismo y pasivización impuesta por las burocracias sindicales- no interviniera apenas como tal, con sus propios métodos de lucha y desde una posición hegemónica, tomando como suyas las demandas democráticas y políticas planteadas contra el régimen, junto a un programa para resolver la grave crisis económica.

Esto facilitó que emergieran desvíos que, no sin muchas dificultades que alargaron esta crisis del régimen casi una década, terminaron por cerrar este ciclo. Al 15M le siguió Podemos, un proyecto fundado por Pablo Iglesias y Anticapitalistas, que encauzaba la indignación hacia una estrategia electoral y de reformas sociales y del régimen. A dónde llevaba este proyecto algunos ya lo señalamos desde el comienzo, muy en solitario, y lo hemos visto demostrado en estos años. Una rebaja constante del programa y una integración en el régimen hasta acabar siendo ministros y ministras de Su Majestad y la OTAN.

PC: En Catalunya fueron los viejos partidos los que se reconvirtieron para ser ellos la dirección del movimiento. Lograron preservarse del “no nos representa”, pero sobre todo impusieron desde el comienzo que el movimiento democrático no cuestionara las políticas neoliberales de la Generalitat. La CUP fue parte de esta operación desde su política de “mano extendida”. Esto impidió que cuando en 2017 se vivieron las jornadas del 1 y 3 de octubre, la mayor afrenta al régimen de esta década, y se produjo la claudicación de la dirección procesista, no existiera una alternativa desde la clase obrera y la izquierda anticapitalista para llevar esa enorme lucha hasta el final. Llegamos a ese punto culminante, ERC y JxCat iniciaron la desescalada en clave autonomista que hoy representa el Govern Aragonés.

Esta “restauración progresista” se da sin embargo en un momento nada estable a nivel internacional ¿Ha logrado el PSOE otro consenso para cuarenta años más?

IO: En absoluto. El PSOE y Unidas Podemos pueden haber clausurado el ciclo del 15M y el procés, pero el régimen que han restaurado no goza de la buena salud que tenía en la época dorada del ladrillo. El sistema de partidos no es tan estable como el viejo bipartidismo, es de hecho un bipartidismo con bloques, condenado a los gobiernos de coalición y la inestabilidad parlamentaria. La desafección hacia los partidos, incluido los que nacieron del “no nos representan”, empieza a crecer por derecha e izquierda. Nosotras vemos todo el tiempo que en las generaciones más jóvenes hay un cierto sentido común de que todos, incluido Podemos y el PCE, son parte de los que gobiernan para los de siempre.

SL: En la cuestión catalana sucede lo mismo. El movimiento ha sido fuertemente desactivado, pero no hay una derrota histórica. Sigue habiendo una fuerte aspiración a poder ejercer el derecho a decidir, aunque hoy no se vea por dónde. Estamos a las puertas de una enorme recesión en la UE que, aunque no tenga hoy al Estado español como su epicentro como ocurrió en 2008, va a golpear antes o después. El malmenorismo no es un pasivizador eterno, y si entra a gobernar la derecha la resistencia puede ser aún mayor. La “restauración progresista” deja unas bases mucho más débiles para sostener el próximo embate.

LN: Lo mismo sucede con la Corona. La operación Felipe VI, apoyada incluso por los ministros y ministras de Unidas Podemos, ha servido para cortar la hemorragia, pero la Monarquía es una institución rechazada masivamente, en especial por las nuevas generaciones. Esto lo vimos ya hace unos años, cuando impulsamos desde nuestras agrupaciones juveniles los referendos contra la monarquía en decenas de universidades de todo el Estado. Más de cien mil estudiantes votaron para rechazar a la monarquía en esos días. Por eso estoy segura que la lucha por terminar con esta institución reaccionaria, por el derecho a decidir, por procesos constituyentes… va a volver a plantearse. Lo interesante es que esto va a hacerse sobre el lecho de una experiencia hecha en el ciclo anterior, por eso es tan importante sacar todas las lecciones del mismo para pensar cuál debe ser la izquierda que tenemos que poner en pie.

¿Y cuáles son esas principales lecciones? ¿Cómo lo abordasteis en la conferencia?

SL: Si algo ha demostrado la última década es que el neorreformismo y otras opciones de conciliación de clases, como el procés, eran salidas impotentes para tumbar el reaccionario régimen del 78, más aún para abrir cualquier horizonte de transformación social. La CRT se propone construir una izquierda revolucionaria que parta de las lecciones que deja la bancarrota de Podemos y el procés para superarla.

Pero además podemos decir que tampoco pasaron la prueba los sectores de la izquierda anticapitalista que optaron por ser el ala izquierda de estos desvíos, como Anticapitalistas, que fue una pieza clave en la fundación de Podemos y fue parte de esta formación hasta 2019, o la CUP, que se sumaron a la unidad nacional capitaneada por Mas o Puigdemont. Si en vez de esto, como planteamos en su día desde la CRT, estas fuerzas hubieran puesto sus esfuerzos en que la clase trabajadora interviniera en el 15M o en la lucha por el derecho a decidir, detrás de un programa que incluyera medidas para hacerles pagar la crisis a los capitalistas, seguramente hoy estaríamos en mejores condiciones para enfrentar la “restauración progresista” y la crisis en ciernes.

Por eso decimos que necesitamos una izquierda que pelee porque la clase trabajadora intervenga como sujeto hegemónico en los siguientes procesos de lucha que se puedan abrir. Que pelee radicalmente contra la burocracia sindical que actúa de corsé, por desarrollar la autoorganización, y para que tome en sus manos demandas que son de todos los sectores populares y oprimidos. Por ejemplo, ahora mismo una izquierda anticapitalista y combativa así debería pelear porque el movimiento obrero salga a pelear contra la crisis y la licuación de los salarios, a la vez que se propone paralizar la escalada imperialista del gobierno de coalición, empezando por tumbar los presupuestos militaristas de este gobierno.

LN: Estamos seguras de que la actual crisis va a volver a dar grandes procesos de la lucha de clases. La clave es si se logra que pasen de ser movilizaciones ciudadanas o incluso revueltas, y se convierten en procesos revolucionarios. Para ello la intervención de la clase trabajadora como dice Santiago es fundamental, hacerlo con total independencia política de los partidos capitalistas y poniendo en pie organismos de autoorganización desde donde dirigir estas luchas, y a la vez sentar las bases de un nuevo poder, que permita pelear por gobiernos de trabajadores y trabajadoras.

IO: Podríamos decir que necesitamos una izquierda sin complejos. Es decir, que sea una izquierda revolucionaria, que no se autolimite a pelear por un programa de reformar lo posible en el marco de las instituciones de esa democracia para ricos, pues eso ya lo hemos visto. Y no son más que migajas, cuando se puede, y ataques siempre que toca.

Ante la inflación que afecta la vida de millones de personas, es hora de defender la actualización de los salarios en relación al coste de la vida. Frente a la subida de precios, levantar el control de estos por trabajadores y usuarios. Contra el paro y el empleo precario, pelear por el reparto de horas de trabajo sin reducción del salario. Es preciso luchar por la nacionalización del sector energético bajo control de las trabajadoras y los trabajadores. No solo para no morirnos de frío en invierno y calor en verano, sino para llevar a cabo una reconversión de la producción compatible con la vida en el planeta y terminar con el expolio de recursos que llevan a cabo en los países semicoloniales.

Hay quienes dicen que todo esto no se puede hacer porque supone tocar los beneficios de las empresas. Otros dicen que sí querrían llevarlo a cabo, pero son incapaces de enfrentar a las grandes fortunas. Nosotras estamos justamente por atacar los beneficios de los capitalistas y decimos que hace falta una estrategia obrera y socialista para preparamos exactamente para ello.

PC: Igual que los grandes empresarios tienen partidos para defender sus proyectos, las trabajadoras y los trabajadores, así como la juventud combativa, necesitamos el nuestro. Una organización que, como decía Lucía, tenga el centro de gravedad en la lucha de clases y el desarrollo de la autoorganización para dirigirla. Esta perspectiva es opuesta la de Anticapitalistas o la CUP. Los primeros porque apuestan por volver a la gestión de lo posible en clave andalucista, desde los ayuntamientos y apoyando desde fuera gobiernos social-liberales como hacen en Portugal. Los segundos porque siguen insistiendo en la necesidad de recuperar el bloque soberanista de conciliación de clases que ya ha demostrado su fracaso.

Finalmente, ante la actual situación de crisis y rearme ¿qué resolvió qué la Conferencia?

SL: Como decía Irene, para dar respuesta al problema de la inflación, planteamos levantar una fuerte campaña entorno a puntos del programa de emergencia como el que comentábamos anteriormente. Esto a la vez se lo planteamos hacer en común a otros grupos de la izquierda anticapitalista y la izquierda sindical para luchar contra las burocracias que mantienen pasivo el movimiento obrero mientras pierde poder adquisitivo. Al mismo tiempo, resolvimos lanzar una campaña planteando la necesidad de luchar contra los presupuestos generales que aumentan el gasto militar, con el lema “¡Abajo los presupuestos militaristas, arriba los salarios!”. Justamente, esto lo planteamos en espacios como la Asamblea Popular contra la Guerra de Madrid donde participamos junto a otras organizaciones con una posición ni Putin ni OTAN.

LN: Con respecto al ascenso de la derecha una cosa tenemos clara: se la puede parar desde la lucha en las calles, no en las instituciones. Eso significa que donde debemos hacernos fuertes es en los centros de estudio y en los centros de trabajo. Pero para eso hay que luchar contra aquellos que nos quieren desmovilizados. Por un lado, las burocracias sindicales que atan de pies y manos a la clase trabajadora, la única capaz de combatir el auge de las ideas reaccionarias. Por otro lado, Unidas Podemos que quiere vacías las calles para seguir gobernando con el PSOE tomando la agenda de la derecha, dándole así alas. A la ultraderecha no se la frena con los partidos que gestionan para el IBEX con rostro progre, sino con la lucha de clases y la unidad de la clase trabajadora junto a los sectores populares, la misma necesaria para parar los ajustes que están por venir los aplique quien los aplique.

La política de que las agrupaciones juveniles Contracorriente y Pan y Rosas agrupen a cientos de jóvenes que están contra este sistema que no tiene nada que ofrecerles fue una de las resoluciones más destacadas de la conferencia, ¿no es así?

PC: Exacto. La juventud somos la punta de lanza porque no le debemos nada ni a este sistema ni al Régimen del 78 ni a sus nuevos partidos. Queremos construir una gran juventud socialista y revolucionaria en los centros de estudio y de trabajo bajo esta perspectiva. En este comienzo de curso ya hemos reunido a cientos de compañeros independientes en asambleas abiertas en Madrid, Barcelona y Zaragoza, lo que muestra que las posibilidades de avanzar en una juventud revolucionaria son importantes. También hemos participado en la huelga del 23S contra el cambio climático.

Como parte de esta política, pensamos que algo muy importante es que la juventud participe de las luchas obreras, se solidarice y las lleve a la universidad para demostrar la fuerza hegemónica de la clase trabajadora. Así lo reafirmamos en la conferencia. Esto es parte del ADN de la CRT y de nuestra corriente internacional, la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional. Ahora resolvimos salir con fuertes campañas para apoyar activamente las huelgas de TMB en Barcelona, Bimbo en Madrid o los autobuses en Zaragoza.

IO: También somos una juventud que en la universidad toma la lucha contra las opresiones en cada ocasión que se le presenta. Por ejemplo, ahora en Madrid desde Pan y Rosas y Contracorriente impulsamos concentraciones en las universidades contra los actos machistas en el Colegio Mayor de Ahúja. Lo hacemos en primer lugar denunciando que detrás de esos Colegios Mayores de élite se encuentran los intereses de la Iglesias ligados a las grandes fortunas. Son hijos del patriarcado y también de la burguesía. Y lo hacemos también discutiendo contra aquellos que piden más punitivismo a la universidad o el Estado con las mismas leyes que utilizan luego para reprimirnos a nosotras.

PC: Además, buscamos llevar la lucha contra la crisis, el rearme imperialista y la destrucción del planeta a la universidad defendiendo demandas de urgencia como la devolución de las tasas universitarias, la exigencia precios populares en los servicios de las facultades y la ruptura de convenios con empresas armamentistas y contaminantes. Porque queremos nuestro conocimiento sirva a las necesidades sociales, no a los beneficios capitalistas.

IO: Si, y, en este sentido, para agregar a lo que dice Pablo, pensamos que la batalla por los sentidos comunes es clave. En las facultades vamos a seguir organizando las Cátedras Libres Karl Marx y los grupos de estudio marxistas para poner a la ofensiva las ideas del marxismo revolucionario de cara a pensar los problemas del presente y la transformación de la sociedad. Esto es parte de toda la ofensiva ideológica de la CRT, con el suplemento quincenal Contrapunto, el Campus virtual donde se pueden hacer decenas de cursos on line, y nuestra editorial, en colaboración con Ediciones IPS de Argentina. Es un gran proyecto para reconstituir un marxismo estratégico en el Estado español, contra la tradición reformista y estalinista.

¿Y cuáles han sido las principales resoluciones para intervenir en el movimiento obrero?

SL: Sobre este punto hubo intervenciones de decenas de compañeras y compañeros. Algunos que vienen haciendo importantes experiencias de organización sindical en sus lugares de trabajo, en el sector de la hostelería, del telemarketing, del lleure, la educación y otros sectores. Los compañeros de Telepizza, por ejemplo, contaron sobre la campaña que vienen haciendo para impulsar una huelga por aumento salarial, en un sector altamente precarizado. Un sector las burocracias sindicales han dejado a su suerte hace décadas.

Por un lado, se reafirmó la lucha por organizar a compañeros y compañeras contra las burocracias sindicales y en la lucha contra la inflación, por mejores convenios, en todos los lugares de trabajo, en la perspectiva de ir forjando fracciones revolucionarias en los sindicatos. Por otra parte, se lanzar la organización de círculos obreros de Izquierda Diario y Esquerra Diari. Estos son círculos de debate y acción, para sumar a muchas más compañeras y compañeros, más allá del sector o del sindicato al que pertenezcan, desde donde intervenir en las luchas y luchar por un programa de independencia de clase.

LN: Sí, esto es parte también de una batalla que damos desde los diarios. En contraposición a los grandes medios de comunicación que demonizan cada huelga, desde Izquierda Diario y Esquerra Diari impulsar círculos del diario para cubrir las luchas, dar voz a los trabajadores y ser una herramienta para que se conozcan, compartan y organicen.

Como conclusión final, podría decir que nos vamos con mucho entusiasmo de la conferencia. Nos permitió debatir colectivamente nuestros desafíos y estamos convencidas que se puede avanzar en la construcción de una izquierda revolucionaria y socialista en el Estado español, como parte de nuestra corriente internacional, la FT-CI. Además, quería destacarlo, contamos con la presencia de compañeras de Révolution Permanente de Francia, del grupo RIO de Alemania y de la FIR de Italia. Estos aportes, junto con el intercambio fraternal previo que hicimos con compañeras de nuestra organización internacional, que nos permitió precisar elementos importantes de nuestra caracterización y orientación, nos permite pensar nuestros desafíos desde el internacionalismo y plantearnos una nueva etapa de construcción de la CRT.


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