¿A que apostara la dirección de la CUT en las nuevas negociaciones por el salario mínimo? ¿A las maniobras en la mesa de negociación o en el apoyo de la movilización de la clase obrera, que hoy sufre despidos, suspensiones y nuevos ataques del gobierno?
Martes 14 de julio de 2020
foto de archivo del año 2018: presidenta de la CUT con el ex presidente de la CPC Alfonso Sweet
En medio de la crisis económica y sanitaria, se acerca el plazo establecido por la ley para enviar la ley bianual que fija el salario mínimo para el próximo periodo de acuerdo a lo establecido en 2018, donde se creó un mecanismo plurianual de crecimiento automático, por tiempo determinado, si se cumplían estándares de crecimiento económico.
Es decir, un reajuste de 2,5% real si que es la economía crecía hasta un 4%, situación que ya se cumplió -pre pandemia- cuando se proyectó una variación positiva de crecimiento entre el 1% y 1,3%. Así, el salario mínimo escaló a los $320.000 bruto. El plazo para que las organizaciones sindicales y el gobierno "acerquen posiciones", es el 1 de septiembre.
Una negociación que se avecina dura por la contracción económica, lo que abre la puerta incluso a una reducción del salario o de un alza que no contemple la situación real que atraviesan las familias trabajadoras.
Marx dice que el salario mínimo expresa las correlaciones de fuerza de la sociedad de clases. Bueno, hoy veremos que tan real es la fuerza que puede organizar la dirección de la CUT, o nuevamente veremos a sus dirigentes sonriendo en fotografías con los grandes gremios patronales.
La dirección de la CUT que ha estado en cuarentena desde antes que empezará la pandemia busca mediante pronunciamientos públicos resaltar que defenderán los derechos de los trabajadores en esta negociación, la que en años anteriores solamente habría redundado en unas lucas más o lucas menos, siempre a la recojida de migajas de los gobiernos de la Concerta, de la Nueva Mayoria o de la vieja Concertación.
La CUT tendrá que apostar, si es que quiere una negociación exitosa, apoyarse en el pueblo trabajador, y no en las maniobras que puedan realizar sobre la mesa de negociación, si quieren realmente cumplir con la defensa de los derechos de las y los trabajadores.