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Red Internacional
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Periodista Invitado. La Conmebol y la línea Stiuso del fútbol argentino

El dirigente más poderoso del fútbol argentino fue vetado por la Conmebol, integridad no es lo que le sobra, pero ¿quién evalúa a los evaluadores?

Alejandro Wall @alejwall

Lunes 31 de julio de 2017 08:54

El hombre que según una comisión de la Conmebol no cumple los estándares de integridad para ocupar un cargo en el domicilio de Viamonte 1366 es el dirigente más poderoso del fútbol argentino. Daniel Angelici no sólo actúa como presidente de Boca y vicepresidente de la AFA. Al aval explícito que tiene desde la Casa Rosada para sus acciones, el empresario binguero le agrega sus propias ramificaciones en el Tribunal de Disciplina: la relación con Fernando Mitjans -el presidente- quedó expuesta en una escucha telefónica que se difundió el verano pasado, en la que también mostraba sus nexos con el vicepresidente de ese órgano, el juez de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal Sergio Fernández. No hay dirigente del fútbol argentino más influyente que Angelici.

Que todo esto (y más) sea cierto no debería ser motivo para que sus críticos celebren la decisión que llegó desde la comisión de la Conmebol. La inhabilitación por parte de un tribunal a un candidato o dirigente es lo más parecido a una política del todo vuelve. La vida sigue, el viento cambia y mañana van por vos. "Lejos estoy defender a Angelici, pero que un grupo personas de la Conmebol decida quién es o no apto para un cargo es una cuestión que hay que rever. Y lo digo ahora que el afectado es Angelici", dice Claudio Giardino, titular de la agrupación Boca es nuestro, opositora al actual presidente del club.

Sergio Fernández llegó a la vicepresidencia del Tribunal de Disciplina de la AFA meses atrás. Tiene una filiación clave por la que se pueden seguir la ruta que conduce al poder de Angelici: es hermano de Javier Fernández, miembro de la Auditoría General de la Nación y socio de Darío Richarte en un estudio de abogados. A través de Richarte, ex subjefe de la Secretaría de Inteligencia de Estado durante el gobierno de Fernando de la Rúa y actual vicepresidente tercero de Boca, Angelici también hizo pie en la Inspección General de Justicia: el director Sergio Brodsky es hombre propio. A todos los unifica un nombre: Enrique Nosiglia. Y un pasado: Franja Morada. Angelici los resume en los asuntos de la pelota. La línea Stiuso del fútbol argentino.

Porque el espía tiene vínculos aceitados con el dúo Fernández-Richarte, que volvieron a ganar terreno en la AFI (ex SIDE) con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada. Juan José Gallea -ex gerente del Grupo Veintitrés que comandaban los vaciadores Sergio Szpolski y Matías Garfunkel- es el director de finanzas del organismo. Richarte, según reconocía Spolski en privado y denunciaba en público Garfunkel, era un socio oculto del grupo de medios.

Los tentáculos de Angelici llegan hasta Deportivo Riestra, el club que este domingo protagonizó un escándalo con la invasión de campo cuando jugaba la final por el ascenso a la B Nacional ante Comunicaciones. Riestra representa el sueño macrista del fútbol privado. Es gerenciado por el abogado Víctor Stinfale, amigo de Angelici. Stinfale, dueño (o cara visible) de la bebida energizante Speed es considerado el rey de la noche y está implicado en el caso Time Warp. Pero la influencia de Angelici no se queda ahí. El presidente de Riestra también es hombre suyo. Fabio Pirolo, militante del PRO, fue director general de la Administración de Infracciones en la Subsecretaría de Justicia porteña. Y también vicepresidente del fútbol amateur de Boca. ¿Quién tiene que resolver qué ocurrirá con el partido entre Riestra y Comunicaciones? El Tribunal de Disciplina de la AFA comandado por Mitjans y Fernández.

Todo ese universo en el que orbita Angelici -tan bien contado en el libro El Tano, de los periodistas Ignacio Damiani y Julián Maradeo, y que la propia diputada (y candidata) de Cambiemos Elisa Carrió denunció en la Justicia- fue lo que puso las bases del veto que llegó la semana pasada desde Paraguay: su rol como operador judicial, traficar influencias en cuestiones arbitrales y ser dueño de bingos, como reveló el periodista brasileño Rodrigo Mattos, uno de los más informados sobre la Conmebol. Aunque todavía no se haya hecho oficial, la AFA admitió el bochazo con un comunicado de respaldo a Angelici.

Las consecuencias, por ahora, forman parte de las conjeturas. Una de ellas indica que Angelici puede seguir en el cargo aunque no podrá representar a la AFA en el exterior. Según el sitio Doble Amarilla, esa será la defensa de Angelici: que el fallo no lo inhabilita para ejercer la vicepresidencia de la AFA mientras no represente a la institución en el exterior. Aunque no se sabe aún si apelará al Tribunal Arbitral del Deporte, no parecía ese el espíritu del artículo 87 del estatuto que la AFA se dio en el verano pasado. Fue el punto más discutido porque determinaba que el examen de integridad para la primera elección lo haría el tribunal de ética del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, cuyo vicepresidente es Angelici. De hecho, así se votó. FIFA y Conmebol presionaron. Y la AFA tuvo que modificarlo con una aclaración posterior. El examen, entonces, lo debía hacer la Conmebol. Lo pasaron Claudio Tapia y Hugo Moyano. Angelici reprobó.

Más allá de Angelici, que la Conmebol u otro organismo externo –o superior- a la AFA tenga poder de veto sobre un dirigente puede resultar peligroso, profundiza el carácter antidemocrático de su funcionamiento interno. “Nos deja expuestos al poder de turno”, dice un dirigente que prefiere mantener el anonimato. Los socios de los clubes no tienen ninguna injerencia en cómo se elige gobierno en la AFA más que de forma indirecta: para votar por Chiqui Tapia –o no- los dirigentes ni siquiera consultaron a sus asambleas. No necesitaron mandato sino que siguieron sus propias roscas. A esto se le suma que un tribunal de Conmebol –una elite- puede vetar a un dirigente.

Angelici no es bien visto por Alejandro Domínguez, el actual presidente del organismo. Ambos se reunieron día atrás en Luque. “@TanoAngelici siempre bienvenido a @Conmebol, pero exámen de idoneidad es facultad exclusiva de Subcomisión de Control órgano independiente”, se desmarcó Domínguez en un tuit. Angelici fue elegido presidente de la Liga Sudamericana de Clubes de Fútbol, un principio de rebelión que Domínguez se encargó de desbaratar. Y en la Conmebol, además, pesa más River, cuyo vicepresidente Jorge Brito tiene una silla ganada. Todos niegan, sin embargo, que la bajada de pulgar haya llegado por ese lado. Hay otros personajes que tienen cuentas pendientes con el binguero. El periodista Roberto Parrottino sostiene que la factura también está relacionada a su interna en Boca. Orlando Salvestrini, ex tesorero del club vinculado a las empresas de Macri, será miembro de la Subcomisión de Control de Conmebol. Asumirá el mes que viene, por lo que no participó de esa revisión. Pero alguna influencia tiene. En enero pasado, Salvestrini dejó su cargo en el fútbol amateur de Boca por diferencias con Angelici, que ya bendijo a su sucesor: Christian Gribaudo, actual secretario general de Boca.

El poder de Angelici no debería tapar el bosque. Someterse a un tribunal de ética es una exigencia de FIFA y Conmebol. La AFA funciona dentro de esas reglas. Pero un veto de este tipo no sólo afecta la soberanía de la AFA, sino que también expone a quienes hoy festejan: un cambio político en la Conmebol podría condicionarlos mañana. La discusión resulta hasta similar a la que se produce por estas horas con el caso de Julio De Vido en la Cámara de Diputados. No se trata de avalar los actos del personaje en cuestión, sino de preguntarse: ¿quiénes son los que juzgan esa inhabilidad? ¿Quiénes son los que juzgan, entonces, la integridad de Angelici? O, aunque parezca un enredo, ¿quién determina la integridad de los que toman examen de integridad?

¿Y entonces no hay que juzgar la integridad de los dirigentes?, podría ser otra pregunta. Quizá un mejor examen sea profundizar la democracia interna de la AFA, la de los clubes, una mayor participación de los socios en la toma de decisiones. Todavía es una cuenta pendiente.