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Red Internacional
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Espacio Abierto. La Jauría

Miércoles 15 de octubre de 2014

Publicamos el prólogo del libro “Sien Perros” de Juan Otero (Ed. Malisia)

“A un perro se lo cura
como (¡ay!) se cura a un perro”.
Carlos Solari

“…no se trata de cambiar de collar, si no de dejar de ser perro”.
Gabriela Mistral

Perro de caza de casa al trabajo y así. Perro asfixiado por el ojo regulable del ahorque. Perro domesticado por cerdos bípedos. Perro cancerbero de la granja. Perro, propiedad de los más “iguales” entre “los iguales”. Cuánta bazofia puede tragar sin quejarse. Perro manso que cree no ser perro. Perro de raza. Perro racista.

Perro de overol. Perro de legajo. Perro operario. Perro de trompa espumosa, con ganas de hincar los dientes, soñando con un gran hueso. Perro de clase. Perro clasista.

Pensar como perro. Dos puntos. Clavar el hocico en el plato o en la basura, babear, rascarse la sarna, lamerse las pelotas; pensar como el amo. Actuar como perro. Dos puntos. Rutinario, básico, doméstico. Agradecer como perro, moviendo el rabo o haciéndose el muertito. Sien de perro. Dos puntos. Producto del conductismo. Dos puntos. Sistema de premios y castigos. Dos puntos. Método de reproducción de la vida social.

En la fábrica dientes metálicos en un enjambre con huesos mordientes. Aullando como una máquina, rechinando como un ladrido. La jauría en la perrera se hace uno con la jaula. Sólo cuando suena el silbato, puede lamerse las heridas.

La poesía como dimensión animal de la realidad. Bestial. Poesía-crónica, de por vida narrando. Diario de la mirada que harta de mirar lo visto versea en un acto de resistencia. Funde el odio como plomo y disparar: “el palacio siempre tiene un imbécil en el trono / abran fuego contra el trono”. El poeta es un perro cimarrón al que no le interesa ir al cielo. Por eso hace brillar su colmillo como el fondo de un abismo. Fatídico brillo que encandila y atrapa. El poeta gruñe prendido al cuello, despellejando el perro que lo habita.