El acuerdo, firmado por sindicatos y patronal, viene al rescate de un modelo precarizador e hiper explotador. También contempla prestaciones para complementar ERTES y ayudas a trabajadores fijos discontinuos.
Roberto Bordón @RobertoBordon13
Martes 23 de marzo de 2021
Esta semana la Junta de Andalucía ha acordado con sindicatos y patronal un paquete de ayuda a empresas afectadas por la pandemia por valor de 732 millones de euros, de los cuales 585 millones irán a los sectores más castigados como el comercio, el turismo y la hostelería y unos 107 estarán destinados a prestaciones sociales para personas en situación de pobreza extrema. Un plan que se anunció con bombo y platillo y que hoy ha tenido que matizarse el hecho de que el 49% de su presupuesto queda apartado porque no se sabe si es compatible con los planes de ayuda del gobierno central. La Junta afirma que tiene el dinero pero que hasta no saber cómo funcionarán las ayudas del Gobierno, no puede garantizar la compatibilidad de estas con las propuestas por el Ejecutivo andaluz.
Según se anunciaba el lunes, con este paquete de ayudas se buscaría evitar los despidos en los sectores que más han sufrido la crisis del Covid-19 como la hostelería, el taxi, las agencias de viaje o el sector cultural, con pérdidas de ingresos superiores al 30%. A las empresas beneficiarias de estas ayudas se les exige que mantengan al menos al 65% de la plantilla si quieren beneficiarse de las ayudas al mantenimiento de empleo asalariado, por valor de 270 millones de euros.
En concreto se daría 505 euros mensuales por cada trabajador a tiempo completo, durante cuatro meses, a aquellas empresas que tengan menos de veinte empleados. A cambio el patrón deberá mantener al 65% de su plantilla si tiene entre uno y cinco asalariados y al 75% si llega a los 20 trabajadores en plantilla. Es decir, una venia para el despido del 35% al 25% de las plantillas.
Se prevé que 30.000 empresas se acojan, la mayoría pymes que se encuentran en ERTE de entre las 235.163 empresas inscritas en la Seguridad Social en Andalucía. Por otro lado, el acuerdo también 88,6 millones de euros destinados a ayudas a autónomos.
El acuerdo incluye ayudas a empresas de hostelería y comercio que acrediten un desplome del 20% de las ventas el año pasado y que cerrasen el 2019 sin pérdidas. También se han acordado ayudas por 6,5 millones a agencias de viaje, un sector sin actividad desde hace un año. También se prevé ayudas a hoteles según el número de plazas; a empresas dedicadas a apartamentos turísticos; para empresas de turismo activos y academias especializadas en turismo de idiomas. El ocio nocturno también optará a ayudas.
Además, se prevén prestaciones sociales que incluyen un complemento de 210 euros al dinero que el SEPE concede a los trabajadores en ERTE. Se calcula que beneficiará a 330.000 trabajadores que sigan en ERTE entre marzo y abril de 2021. También se prevé una subvención de 210 euros para empleados fijos discontinuos, que serían 23.000 beneficiados.
El rescate de un modelo productivo desastroso
La acción de la Junta de Andalucía con el apoyo de sindicatos y patronal demuestra que la burguesía andaluza no tiene interés en variar el modelo productivo a pesar de que este, en primer lugar, antes de la crisis del Covid-19, ya se demostraba hiper explotador y precarizante, y desde la pandemia además acentúa el carácter dependiente de Andalucía. Una tierra que destruye su patrimonio medioambiental con cada pelotazo y burbuja del ladrillo y que expulsa a sus habitantes de sus ciudades con la proliferación de pisos turísticos que aún en mitad de una pandemia global se siguen construyendo.
En definitiva, un modelo que prioriza el beneficio de una minoría de señoritos (ya sean andaluces o extranjeros), que cada vez genera más pobreza entre la población andaluza, donde los parados ya se cuentan por un millón y donde los ERTES mantienen un fino equilibrio que llevará a la catástrofe dentro de poco. Frente a esto la acción de partidos como Unidas Podemos parece ser alegrase de la construcción de bases militares en nuestra tierra, como si la alternativa fuese entre empleos precarios o trabajar para la industria de la guerra y la muerte en otros países.
Roberto Bordón
Andalucía