Miércoles 30 de noviembre de 2016 09:01
El martes 22 en el Juzgado Comercial N 22, los trabajadores aceiteros de la ex AgroIndustria Madero firmaron junto a la Sindicatura y Carlos de Pina, dueño responsable de la quiebra y el vaciamiento de la empresa, un acuerdo entre las partes, exigido por la jueza Margarita Braga, que los dejaría después de varios meses de conflicto a un paso de la continuidad laboral.
La Izquierda Diario consultó con los trabajadores los términos de la negociación, los aceiteros coincidieron en denunciar:
“Esta negociación es lo que la jueza nos venía insinuando: que acordáramos entre las partes. No estamos del todo conformes pero era lo único que nos quedaba. Ya no tenemos tiempo, se viene la feria judicial y la gente está muy agotada. Necesitábamos una salida urgente”
“Tuvimos que sentar al dueño en la mesa de negociación porque sino el tema no se destrababa. Este estafador estaba dividiendo a los compañeros aprovechándose de sus necesidades y la situación no daba para mas. Al menos nos trajimos algo concreto. La idea ahora es cerrar trato con los proveedores y empezar a producir cuanto antes para llevar un mango a nuestras familias”
El acta firmada contempla que la Cooperativa utilice el predio de forma exclusiva para continuar con la producción al mismo tiempo que Molinos Navarro SRL prorroga la vigencia del contrato de locación que lo vincula a la Cooperativa, a cambio de un canon locativo que irá destinado a financiar la quiebra.
Transcurridos esos 6 meses, De Pina tomará posesión de la parte del predio correspondiente a Molinos Navarro.
Durante este tiempo se designará un veedor que presentará informes sobre el estado de la planta teniendo que asumir los costos de mantenimiento tanto la Cooperativa como Molinos Navarro por partes iguales.
Los cooperativistas deberán renunciar también a cualquier tipo de acción de daños y perjuicios, responsabilidad o extensión de la quiebra hacia Molinos Navarro. Por otro lado se transferirán a nombre de la Cooperativa las facturas de los servicios públicos (agua, gas y electricidad). A su vez, se deberá garantizar el acceso irrestricto de los socios y personal de BioMadero SA, la tercer empresa vinculada, así como el uso de los lugares comunes.
Evidentemente lo que se desprende de este acuerdo es que a los trabajadores de la Cooperativa no les quedó otra opción mas que la de negociar con sus propios verdugos la defensa genuina de sus puestos de trabajo. A cambio no deberán seguir con el proceso de vinculación de las empresas que manejaban la planta y tendrán que hacerse cargo autoexplotando sus esfuerzos productivos de la financiación de la deuda que contrajo la patronal.
En Defensa de sus puestos de trabajo
El pasado 15 de julio se decretó la quiebra de la ex AgroIndustria Madero. La empresa venía adeudando desde abril el salario de 126 aceiteros, sus cargas sociales y seguros.
El predio pertenece a la firma Molinos Navarro SRL que alquila y subalquila parte del mismo a otras dos firmas: Agroindustria Madero y BioMadero SA. Todas en realidad se desempeñan como una única empresa ya que existe entre ellas interdependencia productiva, económica y técnica. Poseen los mismos dueños que rotan los cargos en sus directorios.
A partir de decretada la quiebra, los trabajadores tomaron posesión del predio y en una gran asamblea, en la que la estuvimos presentes decidieron defender sus puestos de trabajo y continuar con la explotación de la empresa. Para ello conformaron la Cooperativa Aceitera La Matanza, que para ese entonces recién iniciaba el trámite de matrícula en el INAES. Asimismo, La Sindicatura interviniente nombró a los trabajadores depositarios judiciales de los bienes y maquinarias, lo cual significó un primer e importante paso para que no fueran desalojados.
Ataques de la patronal
La jugada sucia de la patronal en ese momento fue la de intentar desvincular a BioMadero del proceso de quiebra de AgroIndustria. A través de maniobras legales apoyadas en mentiras refiriéndose a la necesidad de realizar relevamientos para no perder el cupo de biodiesel en la Secretaria de Energía, BioMadero acusó a los trabajadores de usurpadores. La clara intención de estos vaciadores era la de volver a tomar posesión del predio en el que los aceiteros venían resistiendo. La realidad es que los trabajadores que formalmente pertenecían a esta última firma venían sufriendo los mismos incumplimientos salariales que los de AgroIndustria. Con esa clara muestra de que ambas empresas estaban vinculadas y ante la imposibilidad de despegarse de la quiebra, a BioMadero SA dejó de importarle la cuestión del cupo e intento negociar sin éxito, en complicidad con el Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria Aceitera, con un grupo de veinte trabajadores prometiendo incorporarlos a la empresa. El resto sería indemnizado a cambio de la renuncia a futuros reclamos.
La última jugada de De Pina fue la intentar un corte en el suministro de gas, denunciando el uso de las calderas que sólo se habían encendido para asegurar su funcionamiento. Esta maniobra fue impedida por los trabajadores que bloquearon el acceso a la llave de corte.
Evidentemente la finalidad de este tipo de ataques y denuncias no fue otra que la de dilatar la resolución de la continuidad laboral y crear una instancia conciliadora en la que aparezca el diálogo entre las partes como única opción. Todo esto favorecido por la displicencia de la jueza Margarita Braga que ha venido postergando desde julio el pedido legítimo de continuidad laboral.
No tuvo tal lentitud la magistrada cuando firmó en vísperas de Navidad de 2011 el desalojo de 30 familias que habitaban un edificio en el barrio de Boedo.
O cuando decidió continuar con el proceso de quiebra de Ferro Carril Oeste a pesar de los escandalosos videos que vinculaban a su colega Rodolfo Herrera, autor de la quiebra, en maniobras irregulares relacionadas con el gerenciamiento del fútbol y fraudes comerciales.
Defendamos las gestiones obreras
Con estos jueces que nadie elige, que apostaron a la privatización de los clubes favoreciendo los negociados de empresarios kirchneristas , hoy envalentonados con el avance de gobiernos de derecha como el de Macri y que solo defienden intereses de patrones y funcionarios, nada se puede esperar a favor del ejemplo que intentar dar los compañeros de la Cooperativa Aceitera ante la crisis capitalista.
No existe posibilidad de negociación por parte de los trabajadores ante esta camarilla de jueces corruptos y patronales vaciadoras sin sacar afuera el conflicto y promover una gran campaña en defensa de sus puestos de trabajo. Poner de pie a las familias, las mujeres, buscar la solidaridad en el barrio y en los sindicatos combativos.
El PTS muestra el camino hacia esa alternativa. La que eligieron los trabajadores ceramistas de Zanon dando una pelea de fondo por la expropiación y estatización sin pago y bajo gestión obrera. Que se sumen a incluir y coordinar su lucha junto a la de las obreras y los obreros sin patrón de MadyGraf y otras empresas recuperadas. Los que dijeron “que la crisis no la paguemos los trabajadores”. Por exigirle al Estado el otorgamiento de créditos para renovación tecnológica y la anulación del tarifazo que las ahoga.
De ahí la importancia de transformar la organización y la unidad que los trabajadores aceiteros vienen demostrando en una pelea consecuente hasta el final por la expropiación y estatización de todo el predio, desconociendo la deuda y extendiendo la responsabilidad de la quiebra a ambas empresas, desenmascarando a estos vaciadores y sus relaciones con los partidos patronales y sus instituciones.
En ese sentido se expresaba uno de los trabajadores aceiteros que vino con nosotros a Atlanta.
“ Soy trabajador de la aceitera ex Agro Industria Madero. Hace más de 6 meses que no cobramos porque el dueño hizo un vaciamiento de la empresa y nos quiso dejar en la calle. Ahora estamos tratando de formar una cooperativa para mantener los puestos de trabajo. (…)
Vinimos a Atlanta porque nuestros compañeros del PTS nos vienen ayudando y siguiendo nuestro conflicto desde que comenzó. Cuando nos quisieron dejar en la calle los 120 compañeros entendimos que la única manera de defender nuestro trabajo era organizarnos ante el cierre. "