Miércoles 24 de diciembre de 2014
Un diciembre más en la vida de los argentinos, uno más como todos los años, pero un diciembre que al fin de cuentas se vive para muchos de manera particular. Van a coincidir que los últimos días del mes generan cierta tensión en el ambiente. Las fiestas de fin de año despiertan una especie de psicosis momentánea, las calles por demás colapsadas y la gente comprando contra reloj.
Ni hablar además de pensar en forma obligada con qué parte de la familia se escogerá pasar cada una de las fiestas. ¿Quién llevará este año el deseado Vitel Toné? Sin embargo, y pese al estrés que conllevan estas festividades, el consumismo está a flor de piel. Pues claro, hay un sinfín de promociones engañosas que parecería que no habría que desaprovechar. Por eso es importante mantener la mística navideña. La Noche buena está por llegar…
¿Pero qué pasa con los otros, con aquellos que la Noche Buena y la Navidad no los incluyen, aquellos que nada tienen y que nada pueden comprar? Nos preguntamos entonces por aquel sector más excluido y relegado de la sociedad, ¿Qué pasa con la Navidad de los sin techo?
“Para nosotros no es noche buena, para nosotros es una noche más. Igual brindamos y festejamos” manifestaba Carlos de 55 años, quien se encuentra sin vivienda hace 9 años, junto a su pareja y sus compañeros de calle en la ranchada del bajo autopista de Piedras y Cochabamba. Pero a lo lejos también se escucha la voz de Ana, quien también pertenece a la misma ranchada, ella en cambio, cuenta que sí es importante la Navidad, que ella va a ponerse su mejor ropa y va a hacer una rica comida para compartir con todos los que quieran pasar. En algo coinciden, y es que ambos relatan que los vecinos ayudan bastante durante todo el año: “Pero en estas fechas la gente se pone más generosa, siempre se acerca algún vecino con algún pan dulce o alguna sidra” .
El 19 de diciembre de este año se realizó unos de los tantos desalojos al que el macrismo nos tiene acostumbrados en la ciudad, se trata de la Plaza Grierson, ubicada en el pintoresco barrio de San Telmo. Allí residían 9 familias y varias personas solas. Todas ellas desalojadas. La respuesta de la gestión macrista: el cínico subsidio habitacional. Unas 10 cuotas de aproximadamente $1200 según el grupo familiar. Dinero con el que por supuesto las familias sólo pueden alquilar un par de meses en algún hotel para luego volver a la situación original: la calle. En la Plaza Grierson se encuentra Juan Domingo, un hombre de 65 años, quien vivía en el lugar hace 24 años. ¿Cómo será la Navidad de él y su familia? Juan nos dice que se va a la localidad de Derqui, donde su hermano le consiguió un terreno para construirse una casilla. Allí pasarán la noche buena luego de ser despojados de lo poco que tenían.
Diversas fundaciones con Cáritas a la cabeza, harán alguna recorrida nocturna para que muchos tengan un plato de comida para la cena. Esto, que desde luego ayuda, no remedia en nada la situación de fondo de las personas en situación de calle. Manteniendo la lógica asistencialista, mantienen también este estado de cosas.
Mientras tanto, los datos estadísticos del Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad son una burla, por empezar el Gobierno de Macri aún no ha difundido el último censo realizado en el 2013 que daría cuenta de la cantidad de personas que pernoctan hoy en las calles de la ciudad. Los últimos datos son del 2011, este censo arrojó un total de 876 personas en situación de calle, sin contar menores de edad ni personas que se encontraban pernoctando en un algún dispositivo de alojamiento nocturno. Por otro lado la ONG internacional Médicos del Mundo afirma en su informe anual 2011-2012 sobre "Salud en la Calle" que hay, según sus estadísticas, 16.353 personas en situación de calle. Un tanto más que las estadísticas macristas.
Pero es la desidia del Estado Nacional y Municipal que no hace más que perpetuar las condiciones antes mencionadas. Sin lugar a dudas de ellos depende ser actores principales en las modificaciones de la condiciones de vida de las personas sin techo, garantizando no sólo el bienestar en este periodo festivo sino también garantizando el acceso a la vivienda digna, a la salud y a la educación de los trabajadores y el pueblo pobre, sin que tengan que depender de un parche social.
Pero lejos de esto, el Estado, concentra miles de millones de pesos del presupuesto anual en dar subsidios a los empresarios, que mantienen su conciencia tranquila e intentan hacer la pobreza ajena “más digna” con la caridad de Noche Buena (y de paso deducen impuestos), cuando son ellos los responsables de la generación de esa pobreza, de los despidos y de la inflación. Ellos son los dueños de la Navidad.
Porque la miseria capitalista nos muestra que millones en el mundo pasaran una nueva navidad sin techo, y recorriendo nuestra ciudad podemos ver cómo creció la cantidad de personas viviendo en la calle, que no es un lugar para vivir. Por eso para mí no está bueno Buenos Aires.