Música // Entrevista. La Negrah Liyah: “A mi ningún rico me va a representar, ni Macri, ni Cristina, ni Scioli”
Como música independiente pone el cuerpo, la voz y mucho amor. Rap, soul, rock, cumbia, metal, todos los géneros son visitados por esta artista multifacética de los escenarios porteños.
Nací en Trelew. A los 15 años empecé a cantar en un coro femenino y a perfeccionarme en técnicas de canto. A los 18, después de terminar el secundario, vine para Buenos Aires a estudiar para tener una salida laboral, una carrera. Pero Buenos Aires me dio una patada en la cabeza: tenía que pagar mis estudios y trabajar como les pasa a muchos jóvenes. Me replanteé qué era lo que me apasionaba y por ahí fui. Amo cantar, fui fiel a mí misma.
Canté en distintas bandas como corista como Leggo y Reggae Fusión. Conocí a Sara Hebe y nos hicimos amigas y ahí empecé a rapear, se sumó Ramiro Jota en el escenario. Con ellos también canto en la actualidad. Este año pienso sacar mi disco solista Negrah Liyah que lo produzco junto con amigos invitados como el Nabu 666 de Uturunco Producciones, Ramiro Jota, Horno Estudio, Bflow de Trelew. Ellos captaron perfectamente el estilo que quiero hacer y expresar. Se llamará 2109 que es la fecha de mi nacimiento y también de cosas que me rodean, la suma da tres y me dijeron que da suerte. Ojala así sea.
¿Cuáles son tus influencias y referentes en la música?
Siempre escuché mucha, mucha música y varios géneros. No me caso con ningún estilo, me gusta el rap, el soul, rock, gospel, blues, cumbia, metal, punk. Todos los géneros aportaron algo para mi inspiración. Referentes por nombrarte algunas: Erykah Badu, Kris Alaniz, Sara Hebe, Aaliyah.
¿Con qué trabas te encontrás para tocar y qué condiciones ponen los dueños de los boliches?
Es difícil tocar en buenos lugares, hay que buscarlos. Los bolicheros se abusan del artista, te piden que les pagues el sonido o el 30 % de las entradas son para ellos; o tocás gratis y ellos se llevan las ganancias de la venta de la barra. Yo laburo en un bar de noche, todo me cuesta el doble, imaginate, el cuerpo no está preparado para dormir de día, pero son las malditas reglas del "juego negocio". Hoy por hoy tocar, curtirme en el ambiente musical para mí es lo más importante y transmitir el mensaje que tengo para dar, moverme y hacer ruido.
¿Por qué el apodo de “Negrah Liyah”?
En Trelew hace como diez años los pibes me decían “Aaliyah” por la cantante norteamericana. Se “argentinizó” (risas) y quedó “La Negrah Liyah”.
¿Los artistas pueden ayudar al movimiento obrero?
Los obreros y artistas debemos estar juntos. Unidos somos los que tenemos el poder, somos los que vivimos a flor de piel los abusos de los patrones. A mí me pasa. Tenemos que contagiarnos unos a otros en la lucha para que no nos sigan abusando. Se abusan de nuestro tiempo, nuestra salud, uno termina abocado a un laburo donde no te reconocen nada del esfuerzo, el tiempo, y te explotan mal. La clave está en el diálogo, el debate, salir a denunciar, la lucha, por mi parte con canciones. También con teatro, pintura, charlas: la comunicación es nuestra herramienta, los artistas nos tenemos que hacer cargo.
¿Que opinás del gobierno de Macri?
A mí ningún rico me va a representar, ni Macri, ni Cristina, ni Scioli. A este gobierno hay que hacerle la contra. Macri es anti-cultural, anti-político… hay que salir a pelear, salir a gritar; es el momento de hacer justicia, pero eso se logra organizándonos.
¿Cómo viviste el 3J la marcha #NiUnaMenos?
Salí a la calle para gritar que no le tenemos miedo a este sistema “hetero-cis-patriarcal” que cría “machos”, que estamos empoderadas, que nos estamos organizando, que si tocan a una nos tocan a todas, que no queremos que haya más presas ni muertas por abortar, que estamos cansadas de tener que caminar por la calle perseguidas, en constante alerta ante cualquier secuencia machista. Fue muy importante que hayamos salido todas, por las que ya no pueden gritar “Ni Una Menos”. La Justicia “heteromachista” nos castiga día a día, pero si queremos cambiar las cosas empecemos por salir a defendernos entre nosotras.