A pesar de los pedidos de Zelensky, la OTAN volvió a rechazar el ingreso de Ucrania a la alianza atlántica "hasta que cumpla las condiciones", pero sí definieron avanzar con un mayor armamento y financiamiento. Suecia ingresará a la OTAN tras el acuerdo con Turquía.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Martes 11 de julio de 2023 13:59
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky con su esposa Olena Zelenska durante el acto en el marco de la cumbre de la OTAN en Lituania.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció este martes en Lituania que los líderes de la Alianza Atlántica acordaron que "invitarán a Ucrania" a convertirse en miembro de la organización "cuando los aliados así lo acuerden y cuando el país cumpla las condiciones". Es decir un nuevo desaire para Zelensky que recorrió todos los pasillos y despachos pidiendo una pronta incorporación de su país a la OTAN, algo que si llegara a ocurrir implicaría para la Alianza ingresar en guerra con Rusia de manera inmediata.
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Stoltenberg dijo en una rueda de prensa que la OTAN "emitirá la invitación cuando los aliados lo acuerden y se cumplan las condiciones" necesarias para el ingreso de Kiev en la organización transatlántica. Esas "condiciones necesarias" de las que habla Stoltenberg implican en primer lugar que no exista una guerra, sea cual sea el resultado del conflicto. Es decir, de momento el ingreso de Ucrania no está en los planes de la OTAN.
Zelensky, notablemente furioso, publicó en sus redes sociales un mensaje calificando de "absurda" la decisión. Un mensaje que fue considerado como fuera de lugar por varios de los líderes de la OTAN.
A cambio de esta nueva negativa, los miembros de la Alianza le prometieron un proceso de ingreso simplificado en el futuro (un verdadero premio consuelo) pero sobre todo continuar armando y financiando a Ucrania durante la guerra.
Más armas y financiamiento
En cuanto al armamento, financiamiento y apoyo, la Alianza Atlántica aprobó un nuevo programa plurianual que garantice la plena interoperatividad de las fuerzas ucranianas con las de la OTAN y elevar el nivel de la relación política mediante la creación del Consejo OTAN-Ucrania.
El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, dijo que en la capital lituana iba a firmar con otros ministros de Defensa un memorando sobre el entrenamiento de pilotos ucranianos en el manejo de aviones de combate F-16.
Estados como Dinamarca y Países Bajos tienen previsto entrenar a pilotos ucranianos para que puedan usar esos cazas contra las tropas rusas.
Biden había anunciado unos días antes de la reunión el envío de bombas de racimo a Ucrania, a pesar de las quejas de organismos internacionales.
Por su parte el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció el envío a Ucrania de misiles de medio alcance de tipo Scalp para que pueda "proteger su territorio". El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció que su país duplicará el tamaño de su misión de la OTAN en territorio letón al enviar otros 1.200 militares a ese país.
Alemania ha anunciado un nuevo paquete de ayuda militar por valor de casi 700 millones de euros para las fuerzas armadas ucranianas que incluye, entre otros, sistemas de defensa aérea, tanques y artillería.
Uno de los asuntos que los líderes esperan aprobar es, precisamente, un incremento del gasto en defensa de manera que se invierta “un mínimo” del 2 % de su Producto Interior Bruto.
Por otro lado, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció que España desplegará efectivos militares en Eslovaquia y aumentará los que tiene en Rumanía para reforzar el frente oriental de la Alianza.
El ingreso de Suecia
Para evitar que la cumbre no deje la impresión de terminar con las manos vacías, al negar un ingreso a Ucrania, la OTAN pudo destrabar el veto de Turquía para el ingreso de Suecia, lo que fue anunciado como uno de los hechos principales de la reunión.
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Tras el reciente ingreso de Finlandia, que comparte una extensa frontera con Rusia, el ingreso de Suecia es el mensaje más claro para Putin de parte de la OTAN sobre su intención de seguir avanzando en torno suyo.
Turquía, que era el único país que aún vetaba el ingreso de Suecia y que viene jugando un papel mediador entre Rusia y Ucrania, con juego propio como potencia regional, había exigido una serie de concesiones para aceptar el ingreso de Suecia, entre ellas la de canjearla por su ingreso a la Unión Europea. Si bien esto último no se iba a hacer efectivo, lo que sí consiguió Turquía es una promesa más clara y firme de parte de EE. UU. para adquirir aviones F-16 que Erdogan quiere para fortalecer a su fuerza aérea.
La OTAN logra por ahora evitar involucrarse directamente en la guerra al no incorporar a Ucrania, aunque envía un mensaje a Rusia con la incorporación de Suecia y las promesas de dinero y bombas pasa Zelensky.
Biden por su parte surfea una nueva reunión que le permite mostrar una OTAN unida detrás de la hegemonía estadounidense, con la que al mismo tiempo hace campaña electoral hacia las presidenciales del año próximo y contra el aislacionismo trumpista. De momento, y a pesar del enfado de Zelensky, pudo "ganarse" la voluntad de Turquía y lograr el anuncio del ingreso de Suecia.
Sin embargo, una vez que se apaguen las cámaras y la cumbre haya acabado, la atención volverá a estar puesta en el campo de batalla. Allí las cosas siguen empantanadas. La ofensiva de primavera, que llegó en el verano, no fue tan ofensiva como se anunciaba y miles de millones de dólares y toneladas de bombas, de ambos lados, no están resolviendo la ecuación de una guerra reaccionaria que parece continuará con una inercia desesperante de muerte y desgaste.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario