Lidera dos rankings, el de mayor cantidad de metros cuadrados construidos y mayor precariedad habitacional de la provincia. Las consecuencias del negocio atrás del mercado de la construcción.
Miércoles 19 de julio de 2017 14:47
En la década anterior, antes del comienzo del estancamiento económico y la recesión, uno de los motores de la economía fue el mercado de la construcción y el inmobiliario. Uno podría pensar si existe un auge en la construcción, si se construyen más casas, departamentos y más edificios en general es una buena noticia para los millones que viven en malas condiciones; en villas, asentamientos o barrios precarios porque por fin la falta de viviendas iría disminuyendo. Lo más lógico sería que al escuchar en los medios que hay un “boom de la construcción” uno lo encuentre como algo positivo, que entonces se estaría reduciendo el famoso “déficit habitacional”.
Si hay déficit por un lado y se construyen viviendas de forma extraordinaria y sostenida durante años, por otro lado el problema estaría resuelto. En Argentina sucede lo mismo que en la mayoría de los países del mundo capitalista. El crecimiento de la construcción significa ganancias para los empresarios inmobiliarios, viviendas vacías, más personas viviendo de forma precaria, en zonas periféricas, muchas ambientalmente críticas y dejando horas de vida yendo al trabajo que está cada vez más lejos del hogar debido a un fuerte proceso de expansión urbana.
La ciudad con mayor especulación inmobiliaria de la provincia
Como si fuera una comedia de humor negro, La Plata, la ciudad planificada, viene siendo desde hace años la expresión más crítica de esta contradicción en la provincia. Según algunos estudios (1) La Plata fue la ciudad de la provincia con mayor superficie construida de toda la región metropolitana de Buenos Aires entre 2003 y 2008. Con 2 millones de metros cuadrados nuevos hasta 2013, lo que equivale aproximadamente a 28 veces Plaza Moreno, o dos veces la superficie que ocupa el bosque de la ciudad.
Pero al mismo tiempo es la ciudad que lidera el ranking de barrios precarios desde 2015 con 118, y en enero de este año se dio a conocer la cifra oficial de la existencia de 11 mas, es decir un total de 129 barrios donde viven 26.450 familias.
Jugando con los números y cruzando los dos “record” que alcanzó la ciudad, esos 2.000.000 m2 construidos podrían haber sido una vivienda de 75 m2 para cada una de las familias con problemas habitacionales. Pero significaron en gran parte ganancias millonarias para los Dacal, Moragues, Credil o Building.
La especulación que motorizan las grandes inmobiliarias de la ciudad es tan grande que el 19% de las viviendas están vacías (CENSO 2010), es decir, cerca de 50 mil casas y departamentos están desocupados. Con un poco más de la mitad de esas viviendas hoy vacías, disponibles para habitar, no habría familias padeciendo en los barrios como el Savoia de City Bell (321 viviendas precarias), Villa Aburridita (732 viviendas) y Aeropuerto (900 viviendas) o en Villa Elvira, Puente de Fierro (921 viviendas) en Altos de San Lorenzo, El Futuro (931) o Las Rosas (666) en Melchor Romero, entre otras barrios donde las familias se encuentran expuestas a enfermedades, al frio, al calor, o afectados por inundaciones cada vez que se desbordan los arroyos en la periferia cada vez llueve con cierta intensidad.
La salida al problema de la vivienda es por izquierda
No hay término medio para resolver el problema de la vivienda. Para hacerlo hay que atacar las ganancias de los grandes grupos económicos ligados a la construcción, interviniendo en el mercado inmobiliario a favor de los sectores que hoy sufren la ciudad. Cosa que no ha hecho el FPV en 12 años ni mucho menos el PRO.
En La Plata tanto el gobierno de Garro del PRO y el de Bruera del FPV son cómplices de esta situación. Muchas veces directamente parte de los negociados de constructoras, desarrolladoras e inmobiliarias que manejan la forma de crecer de la ciudad, sin preguntar y con total impunidad.
Porque la vida de miles que viven en los barrios de La Plata vale más que las ganancias de un puñado de inmobiliarias y los políticos cómplices. La forma de empezar a resolver esta situación debería partir por una serie de medidas necesarias: impuestos progresivos a la vivienda ociosa, especulativa, y elevar al 30% el impuesto a las grandes inversiones inmobiliarias.
También es necesario hacer una transformación importante de la ley de alquileres que beneficie al inquilino, no al propietario y las inmobiliarias como sucede en este momento. Además es urgente un plan de obras públicas que se oriente a la integración socio urbana de las villas y asentamientos a la ciudad consolidada, al mismo tiempo que se utilicen herramientas de la planificación urbano territorial orientar el crecimiento de la ciudad de forma más compacta y racional en función del transporte público y las vías principales de comunicación como las avenidas o corredores urbanos.
Estas ideas son las que propone en La Plata el Frente de Izquierda y la lista encabezada por Luana Simioni. Todo esto es necesario y posible con la lucha y organización de los trabajadores y el conjunto de la población de la ciudad. Podríamos fortalecer esta pelea impulsando como primera medida en el Consejo Deliberante la emergencia habitacional de la ciudad, siguiendo con el proyecto de ley de emergencia habitacional presentado en 2015 para la provincia de Buenos Aires por Christian Castillo, exigiendo una solución definitiva a este problema que acarreamos hace años. La problemática habitacional puede ser resuelta, siempre y cuando se ataque las ganancias de aquellos que especulan con nuestra vida y mejorar la calidad habitacional de los trabajadores.
1- Juan Pablo del Río: Tensiones entre hipoteca, suelo y política urbana. El caso del Pro.Cre.Ar en el partido de La Plata, provincia de Buenos Aires. 2016.
