El temporal que azotó la ciudad el domingo pasado dejó en evidencia la nula planificación municipal en emergencias y catástrofes. Algo que parece increíble luego de haber sufrido las inundaciones de 2013 en la que al menos 89 personas perdieron la vida, pero que se vuelve muy real al analizar el accionar del ejecutivo local en este temporal.
Miércoles 8 de febrero de 2017 15:05
El saldo de destrozos es incalculable. El viento tumbó más de 500 árboles, arrancó carteles, voló tejas, techos enteros y hasta casas. La caída de postes de luz dejó a media ciudad sin luz y con el correr de las horas también sin agua.
Mientras el intendente Julio Garro (PRO) convocaba a un comité de crisis, eran cientos los vecinos que intentaban comunicarse con algún servicio público para pedir ayuda y no lograban ninguna respuesta, nadie los atendía o les tomaban el reclamo sin luego asistirlos.
Son muchos los testimonios que reflejan el abandono del municipio en los barrios. No hubo una alerta previa que permitiera a la población tomar los recaudos necesarios. Luego de un episodio bochornoso hace unos meses con una “falsa alarma” de lluvias y tormentas, el Intendente parece haber decidido no volver a equivocarse.
Pero de la misma forma que faltó la anticipación, también estuvo ausente la asistencia durante el temporal. Una vez más, como aquel trágico 2 y 3 de abril de 2013 fueron los propios vecinos los que se prestaron ayuda mutua y pudieron hacer frente y resolver las situaciones más críticas.
Y en las horas (y días) posteriores a la tormenta, aún hay miles de hogares sin luz, ni agua. La prolongada falta de estos servicios más básicos está generando un importante malestar, que los vecinos vienen expresando con cortes de calles y avenidas, visibilizando la situación.
La mayoría de estas familias, han sufrido los tarifazos en la luz y el agua (y también el gas y el transporte) este año. Padecen servicios deficientes desde hace años, con cortes sistemáticos y sin ninguna inversión que mejore la calidad del servicio.
Empresarios amigos del poder… de turno
Los servicios públicos han sido durante décadas enormes negocios de los empresarios amigos del poder, como el conocido caso de Edelap, actualmente administrada por Alejandro Macfarlane. Quien hace años ocupa el cargo de presidente de la empresa eléctrica es yerno del ex Jefe de la SIDE durante el gobierno de Carlos Menem, Hugo Anzorreguy; fue CEO de la también cuestionada Edenor y ex directivo local de Repsol en la década del ’90.
Durante el gobierno kirchnerista fue parte del directorio del Banco Macro, quien pertenece a Jorge Brito, el banquero que más negocios hizo con Néstor Kirchner. Se podría decir que Macfarlane es el que mejor lleva el ropaje de los llamados empresarios amigos del poder: fue todo un empresario menemista, luego se recicló al calor del gobierno Nac&Pop y hoy, como muchos otros, es un protegido del gobierno de Cambiemos.
Una salida realista ante la crisis energética
La recomposición del servicio de manera inmediata ante eventuales cortes por tormentas, la extensión de la red a todos los habitantes del gran La Plata, tarifas sociales accesibles al golpeado bolsillo del pueblo trabajador, un servicio eficiente que funcione los 365 días del año –inclusive durante los calurosos veranos!- y un sinfín de históricos reclamos que hoy los vecinos vuelven a poner sobre el tapete en cada corte de calle y en cada rincón de la ciudad no vendrá de la mano de la empresa ni del municipio.
Desde el Frente de Izquierda sostenemos que la única salida favorable a estos reclamos y a los intereses del pueblo trabajador es pelear por la anulación de todas –no solo Edelap, sino también Edesur, Edenor, etc- las concesiones a las generadoras, transportadoras y distribuidores de energía, así como por su nacionalización y estatización sin ningún tipo de indemnización a las empresas que han venido vaciando el sector.
Toda estatización debe poner el servicio en manos de los trabajadores de esas empresas. Eso permitirá evitar que la gestión de la burocracia estatal las oriente en función de las ganancias de los empresarios, como sucede en nuestro caso con Alejandro Macfarlane y compañía. Solo la gestión obrera con apoyo y control de los usuarios puede permitir un servicio de energía económico y que mejore, de manera permanente, en interés de esos mismos sectores.
Una salida real que ni la oposición, desde el Kirchnerismo, pasando por Massa e incluyendo a Stolbizer, ni obviamente el Macrismo están dispuestos a llevar adelante por sus intimas –y públicas- relaciones con los empresarios dueños de la luz y el agua, más allá de las tibias denuncias que los diferentes representantes de esos partidos realizaron en las últimas horas contra la empresa que brinda la energía eléctrica.