Jueves 9 de abril de 2015
El miércoles 8 arrancó con un gigantesco despliegue de policías y topadoras en el sur del Gran Buenos Aires. En la localidad de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora, decenas de uniformados de la Bonaerense acompañaron el paso de las máquinas que arrasaron, literalmente, con más de 7.000 puestos de venta, dejando solo fierros retorcidos a su paso. Si bien en un primer momento se anunció que eran puestos del predio de La Salada, luego trascendió que se ubicaban sobre el Camino de La Ribera, es decir próximos a las tres ferias que componen el complejo: Urkupiña, Ocean y Punta Mogotes. Eran puestos de más reciente colocación, que al parecer escapaban al estricto control de los caciques que dominan las otras tres ferias a sangre y fuego, con la colaboración de barrabravas de Boca, River y San Telmo, la policía y funcionarios del gobierno.
Este desalojo, que deja a miles de familias sin su fuente de trabajo, no parece casual. Sucede casi simultáneamente a que el intendente local, Martín Insaurralde, se lance como precandidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, y en momentos en que Daniel Scioli se muestra como el “campeón de la seguridad” con su publicidad abarrotada de patrulleros y uniformados. Consultado por La Izquierda Diario, el diputado provincial por el PTS en el Frente de Izquierda Christian Castillo manifestó que “los patos de la boda de la guerra de mafias que garantizan los negociados de La Salada son los más vulnerables, los que trabajan en los puestos en condiciones precarias terribles, hasta 12 horas diarias, y que ahora directamente son echados a la calle”.
Negociados millonarios, trabajadores explotados
La noticia del desalojo de más de 7.000 puestos linderos a La Salada, cubierta por los medios, solo registró las fotos de las topadoras arrastrando los fierros de cada puesto, junto a las declaraciones del más conocido de los administradores de la feria, el empresario con oficina en Puerto Madero Jorge Castillo. Desde temprano éste explicó que, a diferencia de los puestos de las tres ferias más antiguas, los desbaratados serían “ilegales”, acusando a la Policía de dejarlos instalarse; esto mientras esos mismos policías dirigían el desalojo.
La Salada alberga decenas de miles de trabajadores, la gran mayoría en negro, entre vendedores de ropa, "carreros", vendedores ambulantes, seguridad, de los locales de comida y costureros de las cooperativas y talleres familiares. El fruto del sudor de cada trabajador va a parar a manos de Jorge Castillo y sus socios, que en connivencia con políticos oficialistas y de la oposición, la Policía y las barras bravas regentean un multimillonario negocio a punta de pistola. Cada puesto debe pagar más de $500 por día laboral -son tres en la semana- más seguridad, barrido, limpieza y hasta ¡bachería!. Esta suma, multiplicada por decenas de miles de puesteros, va a parar a las arcas de Jorge Castillo y sus socios, que además recolectan otra suma de los changarines y vendedores ambulantes. Este fabuloso negocio tiene su contracara en la condiciones de trabajo en la feria.
Los trabajadores, hagan el trabajo que hagan, cumplen un horario mínimo de 12 horas. Si bien el trabajo más pesado lo llevan adelante los "carreros", tirando de carros que llevan bolsas de más de 100 kilos todo el tiempo, estas condiciones agotadoras las sufren todos.
Como pudo contarnos un changarín con más de una década allí, "todo lo que se mueve en la feria es plata y delincuencia. Castillo se queda con la plata del primero al último trabajador. Y cada vez se ha vuelto más peligroso trabajar, acá se sabe que hay muertes todas los días de feria, los robos que suceden, se dan adelante de los ojos del personal de seguridad y la propia policía, que recolecta una teca de lo robado, sumado a la guerra de barrabravas que se vive hace varios años, donde además de repartirse el territorio en partes iguales, van y copan cualquier puesto, amenazándote y si es necesario matándote para quedarse con él". Este trabajador, que no quiso dar su nombre por temor, agrega que "los pibes laburan más de 12 horas, hay viejitos de 80 años laburando de carreros, a mi me dan lástima. Los días feriados no sacamos ni la cuarta parte de un día normal. Los pibes se duermen parados, pero hay que aguantar, otra no queda y encima hasta corremos el riesgo que los propios barras nos roben a nosotros".
Lo que los medios no informaron es que este enorme negocio multimillonario solo puede sostenerse con el amparo directo de la municipalidad (con punteros radicales y kirchneristas) y la participación directa de la policía, que además de ser la que recauda la coima diaria es la que manda a robar a los pibes del barrio, usando como mano de obra descartable a los más vulnerables de las villas de la zona.
Algunos números de La Salada
«40.000»
Son los puestos sumando las ferias
«7.000»
Fueron desalojados el miércoles 8 en cercanías
«3 son las ferias “oficiales”»
Urkupiña, Ocean y Punta Mogotes
«Empresarios, barrabravas, policías y funcionarios»
Manejan los negociados de la feria
«12 horas»
Trabajan los empleados
«$200 millones»
Se mueven por día en los pasillos
«$500 por día»
Paga cada puesto en concepto de alquiler
«US$ 100.000»
Cuesta comprar un puesto. Más caro que en Puerto Madero
«200 ómnibus por día»
Llegan al predio
Colaboró: Verónica Zaldívar