Ya ha pasado un mes del conflicto en La Serenísima, luego del despido de Federico Correa, quien se encadenara durante 3 días en los portones del centro logístico que la empresa láctea tiene en el Parque Industrial Burzaco, contando con el apoyo de sus compañeros. Durante más de 25 días hábiles rigió una conciliación obligatoria "trucha" y Atilra nacional se abrió del reclamo. ¿Hacia donde va el conflicto?
Martes 13 de septiembre de 2016 00:30
El 7 de septiembre la conducción nacional del gremio lechero, Atilra (Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina), planteó que no existe un conflicto gremial tras el despido del trabajador por tratarse de un caso “individual”. Por lo tanto no avalan ninguna medida de fuerza luego de que rigiera durante un mes una conciliación obligatoria. Frente a esta situación las comisiones internas evalúan los pasos a seguir.
El plan de la empresa: atacar a los trabajadores
Una de las principales noticias en la industria láctea es la compra del 25% de las acciones de Mastellone (La Serenísima) por parte del grupo Arcor, que se traza el objetivo de adquirir el 100 por ciento de la empresa en un plazo de 10 años. La situación económica de Mastellone, a pesar de ser un líder casi monopólico en el mercado, comienza a tornarse crítica según evalúan algunos financistas. Del año 2014 a 2015 sus ganancias se redujeron 218 millones de pesos y ha reducido la cantidad de leche procesada.
Fuentes empresarias afirman que Mastellone se ha concentrado más en darle prestigio a la firma en estrategias de marketing y ha descuidado la innovación productiva en el marco de etapa devaluatoria en la última década. En un escenario social donde se instala el debate sobre el precio de los lácteos como producto de consumo masivo, la mira esta sobre las grandes industrias de proceso, y es en este sentido es que la patronal Mastellone busca depositar los costos sobre las espaldas de los trabajadores, a pesar de haber desembolsado ganancias records durante tantos años.
La fuerza de los trabajadores para frenar los despidos
El despido debería leerse como una provocación por parte de la empresa que se traza el plan de barrer las conquistas del conjunto de los trabajadores, (en agosto despidieron a cuatro trabajadores del comedor de la planta de Longchamps) y, frente a esto, es destacable la solidaridad que ha traído la lucha contra el despido de Federico Correa y la enorme expectativa que generó el llamado a paro general por parte de la CGT Regional. Esta medida de fuerza fue convocada a principios de agosto y no se concretó por una maniobra realizada por la conducción nacional de Atilra que impuso la aceptación de la conciliación obligatoria. Esta conciliación ha sido funcional a los intereses de la empresa evitando que se tomen medidas de fuerza y dejando al despedido fuera de la planta y sin cobrar el salario. Este accionar, contradice las condiciones legales de cualquier conciliación obligatoria donde la patronal debe retrotraer sus medidas previas al conflicto.
Solidaridad de los trabajadores con el despedido Federico Correa, a principios de agosto
Atilra nacional se abrió del conflicto en un acto de traición en la lucha contra los despidos y actualmente las Comisiones Internas de la Serenísima evalúan los pasos a seguir. Es necesario garantizar la más amplia unidad de los trabajadores en base a asambleas por fabrica, realizar un paro general de la CGT Regional contra todos los despidos e imponer la reinstalación de Federico Correa, dicha acción como quedó demostrado, contaría con el apoyo de miles de trabajadores de la zona sur de gran Buenos Aires y del país, para frenar los despidos que quieren aplicar las patronales, hoy envalentonadas bajo el Gobierno de Macri.