La UE mantiene su escalada militarista con el anuncio de la financiación de 1.000 millones de euros para la compra conjunta por parte de los Estados miembros, de material militar. Una “ayuda” económica en el marco de una crisis inflacionaria y con millones de familias del continente europeo sin acceso a una cesta de la compra con los productos básicos.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Lunes 6 de marzo de 2023 10:47
Foto: EFE/EPA/HANNIBAL HANSCHKE
A raíz de la ofensiva rusa post invierno, los combates en Bajmut y las peticiones reiteradas del ejecutivo de Zelenski, la Unión Europea insta a todos los Estados miembros a enviar de forma “inmediata” munición a Ucrania de “sus arsenales o de pedidos pendientes”.
Entre la lista de armamento solicitado y requerido en el campo de batalla, destaca en la situación actual, la necesidad de munición de largo alcance (obuses) de 155 milímetros. Para hacer estas entregas más ágiles y eficaces, desde Bruselas se plantea, por un lado, dedicar 1.000 millones de euros a reembolsar, y por otro lado, agilizar el proceso de compra conjunto entre los Estados miembros a través de un paquete de apoyo extraordinario.
A estos puntos, un tercero, de carácter más estratégico pero que desde Bruselas se insta a que suceda en el corto plazo, es al aumento de la capacidad de fabricación de la industria. Además de este aspecto, también se valorará en la próxima reunión de los titulares de Defensa de los Veintisiete que tendrá lugar esta semana en Estocolmo, la posibilidad de sumar a este “proyecto” de compra conjunta y fabricación de armamento a países no miembros de la UE pero sí a “ideas afines”.
Desde los Estados miembros cada nuevo envío de armas y material bélico genera cuanto menos dudas. No por que obviamente no compartan la posición imperialista y la política militarista de la UE, sino porque después de dos años del inicio de la invasión de Ucrania por parte del Kremlin, los arsenales de los Estados miembros empiezan a mostrar escasez.
Para solventar estas resistencias, el alto representante para la Política Exterior y de Defensa, y uno de los más bélicos políticos europeos, Josep Borrell, ha anunciado que se plantea un nuevo esquema de beneficios más atractivos para los Estados miembros que faciliten armamento. Este esquema se centraría en pagar hasta el 90% de la munición enviada a Kiev.
Todo este entramado de inyecciones económicas para sostener la guerra en territorio ucraniano han salido (3.600 millones hasta la fecha), y seguirán saliendo, nada más y nada menos del “Fondo Europeo para la Paz”, una auténtica muestra de la locura y la hipocresía imperialista de la UE.
Y todo esto sucede cuando la inflación sigue condicionando el día a día de millones de trabajadores y trabajadoras en toda la UE.
El IPC de los alimentos se ha disparado en Europa: la tasa armonizada subió al 18,4% interanual en enero en la UE, según los últimos datos que se pueden extraer de Eurostat. Y eso es el dato medio, porque en 14 países, el incremento fue superior, como Alemania (20,5%) y Portugal (21,1%). En el resto está por encima de los dos dígitos: en el Estado español el 15,5%, en Francia en el 14,4% y en Italia en el 12,6%. La escalada ha erosionado el poder adquisitivo de millones de trabajadores y trabajadoras.
Ante esta situación en los últimos meses se han visto grandes huelgas de trabajadores y trabajadoras de sectores estratégicos plantando cara a sus gobiernos y a sus políticas militaristas, como es el caso, por citar un ejemplo, del Reino Unido, que el mes pasado fue testigo de una masiva movilización de más de medio millón de trabajadores y trabajadoras.
Esa es la única salida posible a esta barbarie, una oposición frontal a las políticas imperialistas y la escalada militar, en primer lugar, de los Estados miembros que convierten el territorio ucraniano en un campo de batalla para sus intereses imperialistas y que está dejando tras de sí miles de muertes y pobreza.