A pesar de que el gobierno central les autoriza a hacerlo, solo dos comunidades autónomas (Aragón y Canarias) rebajan sus tasas universitarias que hace 4 años subieron drásticamente.

Jorge Calderón Historiador y Profesor de Secundaria, Zaragoza
Miércoles 28 de junio de 2017
El gobierno, el FMI, y la mayoría de los medios de comunicación se encargan de decir que lo peor de la crisis ha pasado, que ya estamos en una clara recuperación. Sin embargo, por desgracia, vemos día a día como la cruda realidad dista mucho de esta afirmación. Los niveles de pobreza, paro, trabajo precario, y otros muchos datos nos indican que los efectos de la crisis y los recortes que ésta generó siguen notándose claramente.
Tasas universitarias por las nubes
La universidad pública del Estado español es un claro ejemplo de lo que estamos hablando. Hace 4 años, en 2012, el entonces ministro Wert, permitió a las comunidades autónomas que subieran el precio de los estudios universitarios. La mayoría lo hicieron de forma salvaje, llegando en algunas cosas como en Madrid, a darse una subida de 117%. Estas subidas masivas del precio de la universidad han provocado que desde que se aplicaron, hasta 77.000 estudiantes hayan tenido que abandonar los campus estos años de crisis, según los estudios realizados.
A esta masiva subida de tasas se unió el drástico recorte de las becas, que ha bajado más de un 6,5%. El gobierno maquilla estos datos diciendo que hay más alumnos y alumnas becados, hasta un 52%. Sin embargo estos datos son totalmente engañosos. Este “supuesto “aumento del número de becados es consecuencia de la caída de la renta per cápita, que se traduce en que más familias cumplen los parámetros para pedir una beca. Es decir, hay mas familias que necesitan la beca, pero las que lo consiguen reciben una cuantía menor por la misma.
Hoy, cuando nos dicen que estamos “saliendo” de la crisis, esta “mejoría” económica no se traduce en un descenso de estas tasas. Como decíamos, a pesar del reciente decreto estatal que permite hacerlo, solo dos comunidades autónomas (Aragón y Canarias) han decidido reducirlas. Del resto hay algunas que han anunciado que las mantendrán “congeladas” como es el caso de: Andalucía, Asturias, Castilla La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Extremadura, Galicia y las Islas Baleares. Madrid aun no ha tomado una decisión al respecto.
Esto a pesar de que el decreto les permite bajar también el precio de los másteres no habilitantes, los que no son necesarios para ejercer una profesión, los más numerosos y los más caros en la universidad pública. Como tristemente, vemos cuando se pudieron subir las tasas todas corrieron velozmente a hacerlo, pero cuando las pueden bajar, parecer que la prisa no es la misma y la mayoría optan por no hacer nada.
Grandes diferencias en el precio de las tasas entre comunidades
Todo esto va agrandar, aun más, un grave problema que se lleva generando en estos años de crisis y por lo que parece va a seguir creciendo. Nos referimos a las graves diferencias de precio de las tasas universitarias a pagar por los alumnos y alumnas en función de la comunidad autónoma donde cursen sus estudios.
Actualmente estudiar el mismo grado puede ser hasta tres veces más caro en una universidad que en otra. Cataluña, Madrid y Castilla y León fueron las comunidades que más subieron sus precios cuando pudieron. Galicia, Extremadura y Cantabria, en el otro extremo opuesto, apenas modificaron los precios. Por ejemplo, en Cataluña algunos de los grados más caros pueden costar hasta 2.372 euros, triplicando los 757 euros que cuesta el mismo grado en Andalucía. En todos los grados (desde el más barato hasta el más caro) la diferencia de precio nunca baja del doble, entre la región más cara (siempre Cataluña) y la más barata (a veces Galicia, a veces Andalucía).
Sin embargo la diferencia de precios no solo se da ente regiones, sino también entre grados dentro de la misma región o universidad. Así, en algunas comunidades los grados más experimentales (los de ciencias) son sensiblemente más caros, mientras que en otras universidades cuestan todos lo mismo.
Por una Universidad pública, gratuita y de calidad al servicio de la clase trabajadora
Con todas estas medidas,la burguesía está consiguiendo poco a poco lo que siempre ha querido: que la universidad solo sea para sus hijos e hijas, que solo sirva para formas a las elites financieras, políticas e industriales que luego exploten a la clase trabajadora. Para nuestros hijos e hijas la secundaria y la Formación Profesional parecen ser su límite.
Esto lo debemos combatir urgentemente. Debemos luchar por una universidad en la que los hijos de la clase obrera puedan estudiar. Una en la que no haya ninguna traba académica o económica que les impide realizar los estudios superiores que quieran. Sabemos que esto solo se conseguirá con una transformación radical de esta sociedad burguesa y el sistema capitalista que la ampara.