El 29 de octubre comenzó la XXII edición del Salón del Manga de Barcelona al que se calcula que acudieron más de 142.000 personas, un nuevo récord de visitantes.

Verónica Landa Barcelona | @lierolaliero
Miércoles 2 de noviembre de 2016
Foto: Antonio Litov
La XXII edición del Salón del Manga de Barcelona ha acogido diversidad de actividades relacionadas con la cultura japonesa, el manga y el anime. Desde proyecciones de films inéditos (‘Death Note Light up The New World’) hasta salas de meditación y cocina japonesa dentro del espacio ‘El espíritu de Japón’.
En esta ocasión, autoras como Banana Yoshimoto (‘Kitchen’ y ‘Recuerdos de un callejón sin salida’), Mitsuyo Kakuta (‘La cigarra del octavo día’, su obra debut en castellano), Belén Ortega (‘Pájaro indiano’) estuvieron presentes y participaron en diferentes encuentros, mesas redondas y firmas de autores.
Otros autores y dibujantes como Hidenori Kusaka (‘Pokémon Adventures’), Satoshi Yamamoto (‘Pocket Monster Special’ y ‘Pokémon Ranger’), Junji Ito (‘Black Paradox’ y ‘Uzumaki’), Hiroaki Miyamoto, Hiroyuki Sakurada y Masayuki Sato, (‘One Piece Gold’) también participaron en los diferentes días y encuentros.
Como cada edición, el Salón del Manga acogía diversas exposiciones. ‘La literatura japonesa’, ‘Kaiju Eiga: los monstruos más grandes’ o ‘Sumi-e, de Kaoru Hirose’, entre otras.
Una de las que más destacaba era ‘Los orígenes del manga’, en la que, brevemente, se recorría su trayectoria. Aunque no pueda hablarse de manga hasta el siglo XX, una mirada a la cultura japonesa nos muestra innumerables obras que podrían considerarse como «ancestros directos o indirectos» de este arte.
La exposición incluía las caricaturas encontradas en el templo Hôryûji datadas del siglo VII. También los rollos de papel ilustrados (emakimono) en los que se mostraban visiones múltiples de una escena (arte secuencial) y que datan del siglo XII.
Fragmento del emakimono ‘chōjū-jinbutsu-giga’ o ‘Rollo de las aves y de los animales’ que parodia la vida monacal
En el siglo XIX nos encontramos con Kawanabe Kyosai y su obra sobre la leyenda Hyakki Yako, o el desfile nocturno de los cien demonios, obra versionada por diversos artistas en distintas épocas. Hyakki Yako supone también una gran influencia en la obra de Shigeru Mizuki (‘Kitaro’) que rescató del olvido la figura de los yôkai, los fantasmas tradicionales de la cultura japonesa.
Hyakki Yako: Tosa Mitsunobu, siglo XIV (izquierda) y Kawanabe Kyosai, siglo XIX (derecha)
La obra de Osamu Tezuka es considerada como el inicio del manga moderno por sus técnicas innovadoras, el uso de los característicos ojos grandes o el paso al ‘story manga’ o manga de larga duración. Tezuka es creador de personajes como Astroboy o ‘Kimba, el león blanco’ (1960) que después fue plagiado por Walt Disney y se convirtió en el Simba de ‘El rey León’ (1994).
Pero si bien la importancia de la obra de Tezuka es innegable, las historietas comienzan a aparecer en Japón a principios del siglo XX, inspiradas por el estilo norteamericano y la necesidad de renovación a la que se ven empujados autores japoneses. Destacan las tiras cómicas y caricaturas de Rakuten Kitazawa y la publicación ‘The Japan Punch’ fundada en 1862 que finaliza en 1887.
Sin lugar a dudas, esta exposición deja abiertas numerosas incógnitas sobre las posibles influencias del actual manga y de cómo ha llegado este a ser como hoy día lo conocemos.
Portada de ‘The Japan Punch’ en la exposición del Salón del Manga. Antonio Litov