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Red Internacional
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A PROPOSITO DE FALSO TESTIMONIO. La amnesia de Zoido es proporcional a las ostias que ordenó ¿y no pasa nada?

El juez Marchena aplica una doble vara de medir ante los testigos del juicio a los líderes soberanistas. Amenaza de testimonio falso para unos e impunidad para Zoido y Rajoy. Un juicio visto para sentencia.

Arsen Sabaté

Arsen Sabaté Barcelona | @ArsenSabate

Jueves 14 de marzo de 2019

"Cuando el testigo, perito o intérprete, sin faltar sustancialmente a la verdad, la alterare con reticencias, inexactitudes o silenciando hechos o datos relevantes que le fueran conocidos, será castigado con la pena de multa de seis a doce meses y, en su caso, de suspensión de empleo o cargo público, profesión u oficio, de seis meses a tres años".

¡Zasca! Así reza el artículo 460 del Código Penal con el que el juez Marchena amenazaba este miércoles de falso testimonio a Jaume Mestre, responsable de Difusión Institucional de la Generalitat durante el 1-O.

El presidente de la sala segunda del Supremo revelaba así la doble vara de medir a la que tanto "apego" tiene el Poder Judicial. Por supuesto, esta práctica no podía faltar en el juicio contra los líderes soberanistas, no vaya a ser que la fiscalía se quede tan si quiera sin el delito de malversación, menudo bochorno para el Régimen, oiga!

Y es por este supuesto delito en el que tras una secuencia de respuestas evasivas de Mestre a las preguntas de la fiscalía y para desespero de esta, Marchena sentenciaba que "un falso testimonio no es solo quien miente sino quien da respuestas evasivas o inexactas".

Sin embargo, quan diferente ha sido el trato con otros testimonios que han pasado por la sala tirando del "no me consta" o el "no lo se" para esquivar las preguntas de las defensas de los lideres soberanistas. El caso del ex ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, presenta especial relevancia por lo inverosímil de sus respuestas respecto a los hechos del 1-O y su posición al frente de la cadena de mando policial.

Ante las preguntas de la defensa sobre el operativo policial desplegado el 1-O, diseñado desde las semanas anteriores, y la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad ese mismo día, el propio Zoido dio todo un recital de respuestas evasivas, sentenciando en decenas de veces unos titubeantes y no por ello menos sorprendentes "lo desconoco".

Todo un ex ministro del Interior "desconoce" el dispositivo previsto por los agentes de Policía y Guardia Civil para el 1-O, también el de los Mossos d’Esquadra, que dicho sea de paso, era conjunto y pactado entre ambos cuerpos policiales, como ha señalado el ex Mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, en la sesión de hoy, desmintiendo el testimonio de Diego Pérez de los Cobos, jefe del operativo.

Zoido tampoco "recordaba" o directamente "no sabía" quien asistía a las reuniones de la Junta de Seguridad que se celebraron durante los días previos al 1-O o que criterios se utilizaron para decidir en que colegios intervenir. De la misma forma, el ex ministro también "desconocía" si hubo alguna agresión contra los agentes de la Policía Nacional o la Guardia Civil o si por el contrario se abrió desde Interior algún expediente tras algunos episodios de amenazas violentas o mofas por parte de los agentes durante el tiempo en el que el "a por ellos" sirvió como arenga para los propios policías.

Si hay algo que queda en claro de toda la declaración del ex ministro Zoido es que su amnesia a la hora de dar testimonio fue directamente proporcional a las palizas policiales que ordenó durante el 1-O. Eso, y que "casualmente" el juez Marchena no vio nada sospechosas las respuestas y por ende no hizo uso de la amenaza que supone el artículo 460 del Código Penal por falso testimonio. Digamos que más bien la declaración pasó con la total impunidad que brinda la justicia.

No obstante, Juan Ignacio Zoido no ha sido el único que ha pasado por la sala segunda sin ser advertido por dar falso testimonio. El ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, faltó a la verdad al declarar que no mantuvo ninguna reunión para mediar entre su Ejecutivo y la Generalitat. Iñigo Urkullu y un largo etcétera de testimonios más desmintieron estos días las declaraciones de Rajoy a su paso por el Supremo. Y no es la primera vez que Mariano Rajoy hace gala de poca verosimilitud. La Audiencia Nacional cuestionó su credibilidad cuando testificó en el juicio por el caso Gürtel, cuando aun era presidente del Gobierno.

Estos dos son quizá los casos más flagrantes de falso testimonio, pero lo que es seguro es que son los más relevantes en cuanto al juicio a los lideres soberanistas.

Un juicio que se está demostrando como una enorme farsa con el cual el reaccionario Régimen del 78 pretende castigar al pueblo catalán. Fiscales que se equivocan, pruebas y testigos de la defensa que se deniegan o una instrucción de ciencia ficción,... Y con un tribunal que cada vez más abiertamente da muestras de tener una sentencia condenatoria fijada de antemano.