El 4 de agosto se realizó la asamblea general de balance y memoria de la AGTSyP, una reunión folclórica en la que la base de la Roja y Negra, conducción mayoritaria del subte, refrendó lo actuado por sus dirigentes sin la menor reflexión sobre el fracaso de su orientación de los últimos años. Por otro lado, se abrió un debate en la oposición con los compañeros de la Naranja.
Viernes 19 de agosto de 2022 22:06
Unos 80 compañeros, de los casi 2500 afiliados que tiene el sindicato AGTSyP (Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro), votó sin chistar lo actuado por sus dirigentes, sabiendo perfectamente que existe con ellos un profundo malestar, como existe con el gobierno al que acompañaron estos dos años y medio.
Dos años y medio en el que ni exigieron la personería gremial de nuestra organización, con un gobierno al que apoyaron y al que el propio Secretario General Beto Pianelli acompaño junto al “Albertismo” en la boleta de diputados de la Ciudad de Buenos Aires. Años en los que se acoplaron cada vez más la política de la CTA de Hugo Yasky, quien acompaño al gobierno hasta el extremo de votar un salario mínimo de indigencia, vergüenza de la que difícilmente este dirigente se pueda llegar a reponer. Y quien además fuera uno de los solicitantes de que Sergio Massa sea el ministro de Economía, si el mismo que redobló el ajuste de Guzmán.
Desde la lista Bordó presentamos una crítica a una memoria y balance que no menciona estos temas, que es una clara muestra de la falta de orientación del sindicato, que después de ver naufragar su apuesta a este gobierno, solo puede mencionar hechos aislados y sin ninguna apuesta clara. Rechazamos su metodología de apoyar las marchas favorables al gobierno y negarse a discutir el apoyo a las grandes movilizaciones de los precarios y los desocupados, que junto a sus organizaciones fueron los grandes protagonistas de las acciones en las calles estos años. Propusimos un cuestionamiento a ciertas “conquistas” que el sindicato tiene ligado a esta nueva orientación, los beneficios, como la posibilidad de poder entregar una quincena de departamentos en la Ciudad de Buenos Aires. Repartija de departamentos que un par de dirigentes de la Roja y Negra realizaron sin siquiera haber consultado una sola vez en el Secretariado del sindicato y en la que salió beneficiado el propio Secretario General Roberto Pianelli.
La crítica Naranja o la subordinación a Pianelli
Los compañeros de la agrupación Naranja (PO + independientes) han planteado en esta nota de Prensa Obrera, una crítica a la asamblea y también a la política de nuestra agrupación.
En su crítica ante la asamblea de memoria y balance a la mayoría Roja y Negra sorprenden por la falta de coherencia entre lo que han hecho estos años y lo que escriben hoy. Sostiene el corresponsal de Prensa Obrera que “este alineamiento político de la mayoría del Ejecutivo actúa bloqueando las acciones gremiales”, pero oculta que ellos han hecho todo lo posible por apoyar esos bloqueos. Pasemos a enumerar.
En tráfico de la línea B, donde por momentos los trabajadores junto a sus delegados fueron una alternativa a la falta de acción de la directiva, en estos últimos años los delegados de la Naranja apoyaron a rajatabla todos los bloqueos propuestos por la mayoría. Como lo reflejamos en su momento acá y acá debatiendo en momentos de la pandemia en el subte.
Así la Naranja-PO militó la política aperturista de Metrovías, en medio de la pandemia e hicieron todo lo posible para someterse a la decisión de la mayoría del secretariado dirigida por Pianelli y Segovia. Llegando a usar el argumento vergonzoso de que abandonaban las medidas de lucha porque “el paro y la retención de tareas de Tráfico fueron repudiados por la conducción de AGTSyP”. Los mismos que hoy votan sin chistar el balance de la Roja y Negra, son los que ayer repudiaban las medidas de lucha de los compañeros de tráfico, al igual que lo hiciera la Naranja y con los mismos argumentos. El PO escribía antes, que el repudio de la mayoría del secretariado era suficiente para abandonar las medidas de lucha y ahora plantean que el secretariado “bloquea las acciones gremiales”.
Pero la sorpresa sigue cuando a continuación el corresponsal de Prensa Obrera y plantea que “Desde la Naranja planteamos a las agrupaciones que se reclaman de la oposición la necesidad de formar un frente único, que amplíe el campo de acción de los activistas” Nada más falso. Sistemáticamente los compañeros de la Naranja buscaron acuerdos con la mayoría de la directiva, rompiendo cualquier posible frente único con las agrupaciones que nos reclamamos de la oposición. Desde abandonar la pelea contra la medida cautelar conseguida por Metrovias, que impedía trabajar a nuestro compañero Leo Saraceni hasta negarse a ser parte del Comité de lucha contra esta arbitrariedad (del que formaron parte todas las agrupaciones de la oposición).
Y finalmente el reciente boicot al plan de lucha que había votado tráfico de la línea B para exigir el inicio de la licitación de los trenes que deben reemplazar la flota, llena de asbesto y pasada en décadas de su capacidad operativa. Recordemos que casi 150 trabajadores de tráfico de la línea B habían votado en una consulta, un plan de lucha acordado entre todos los delegados de la línea. Y luego, por exigencia de Pianelli, los delegados del PO cambiaron de opinión y sin buscar ningún acuerdo llamaron a levantar ese plan de lucha y a volver a votar para que no se haga nada. Y junto con Pianelli y los compañeros de su agrupación lograron por medio de maniobras derrotar la propuesta de plan de lucha que 150 trabajadores habían votado.
El reparto de los beneficios de la AGSTyP
Pero los miembros de la Naranja no solo compartieron la política de la mayoría del secretariado en contra de las acciones de lucha por los derechos de los trabajadores. También fueron beneficiarios de los privilegios a espaldas de la mayoría. Antes de la asamblea planteamos que nos llamaba la atención que en la memoria y balance no tomaran en cuenta el privilegio de las viviendas conseguidas por el sindicato. Dicho sea de paso, viviendas que fueron otorgadas por la adaptación de la conducción de la AGTSyP a las necesidades del gobierno de los Fernández a costa de no pelear por los derechos de las mayorías del sindicato.
Los que formamos parte de la Bordó desde el momento en que nos enteramos de que había casas a disposición del Secretariado y que estos las habían repartido sin haber realizado la más mínima discusión, exigimos al menos conocer la lista. Algo que se nos negó hasta que nos enteramos de que uno de los beneficiarios era el mismo Secretario General, Beto Pianelli. Y con mayor sorpresa nos enteramos de que otro de los beneficiarios era un reconocido compañero de la agrupación Naranja de la línea B.
Por meses, mientras nosotros exigíamos que como mínimo, dieran el listado, los compañeros de la Naranja ocultaron que uno de sus miembros era uno de los beneficiarios de esta operación burocrática. Y así se prestaron, una vez más, a dar cobertura a las acciones burocráticas de la mayoría del secretariado de la Roja y Negra.
Sobre nuestra propuesta de democratización del estatuto de la AGTSyP
Finalmente, los compañeros de la Naranja nos critican, distorsionando nuestro planteo que integra esta exigencia a la necesidad de romper con el seguidismo al gobierno y la política de pasivizar a los trabajadores, que exigimos modificar el estatuto, para terminar con los mandatos eternos y reclamar una representación justa para la minoría. Nos sorprende que quienes siempre estuvieron a favor de esto ahora, se nieguen a hablar de que el sindicato que se creó para ser una alternativa a la burocracia sindical de la UTA, hoy mantenga dirigentes atornillados a los sillones de sus cargos hace ya 12 (doce) años. Por otro lado, el Secretariado, que debería reunirse cada dos semanas, lleva meses sin reunirse y los compañeros de La Naranja nos piden que abandonemos toda crítica a la creciente burocratización en el sindicato, como otro nuevo aporte a la mayoría de la directiva. Sacar de la pasivización a nuestro gremio debe incluir reorganizarlo y democratizar las instancias de decisión, para que los trabajadores no tengan el corset de las actuales conducciones.