Protesta. La asamblea de la Villa 21-24 y Zavaleta fue parte de las movilizaciones contra la Ley Ómnibus

En la convocatoria del miércoles 1° de febrero, previo a la movilización al Congreso, se realizó un ruidazo en la Casa de la Cultura (punto neurálgico del barrio), donde vecinas y vecinos autoconvocadxs expresaron su bronca ante las condiciones en las que viven hace décadas. Dentro de ellas se destacó la falta de acceso al agua potable y red de cañerías, el constante riesgo eléctrico y las deficiencias edilicias ligadas directamente a la inexistente urbanización. Como quedó demostrado este jueves con las graves inundaciones por la tormenta.

Una vecina, trabajadora comunitaria en la Comisión de Géneros del territorio, nos brindó testimonio contando la importancia de hacer visibles sus reclamos y el rechazo a la Ley Ómnibus y al DNU:

“Nosotras, las vecinas de la 21-24, creemos que la mejor forma de visibilizar nuestra falta de agua, luz y cloacas en el barrio es estando como siempre estuvimos: en las calles. (...) Una de nosotras siempre va a salir a pelear por el alimento que no tiene la otra, la empatía, la solidaridad han sido nuestra mayor fuerza. Creemos que toda la bronca que tenemos la convertimos en lucha, una vez más salimos a las calles, decimos no al DNU, no a la Ley Ómnibus.”

Pero su lucha no empezó ahora. También nos contó cómo entre las vecinas se tuvieron que autoorganizar para formar una red de contención ante situaciones de violencia de género y formar un comedor para suplir las promesas vacías de un Estado que ajusta y desfinancia.

“El comedor fue la parte más visible de las madres y mujeres que salimos a luchar por alimento, alimento que faltaba en el barrio. Salimos en carritos pidiendo en los mercados y así construimos un comedor.”

Tiene muy presente que de este laberinto se sale por abajo, con organización y plan de lucha, cuando concluye que “nuestra fuerza está, las mujeres estamos presentes hoy y siempre, luchando como siempre”.