Tras los resultados del ballotage porteño el pasado fin de semana, no sólo el macrismo salió golpeado. Las encuestadoras también pagaron un costo perdiendo credibilidad, tras los inesperados resultados.
Sábado 25 de julio de 2015
Es cierto que alrededor del ballotage porteño entre los candidatos Rodríguez Larreta (PRO) y Lousteau (ECO), se generaron diversas discusiones. Una de ellas, la insistencia para que Lousteau se baje de la segunda ronda siendo que la distancia de más del 20% de diferencia cosechada en las generales era imposible de revertir. Teoría alentada por algunos medios y apoyada en las mediciones publicadas por la santa palabra de “las encuestadoras”. De esta forma, la mayoría de las consultoras publicaba una diferencia entre el 8% y el 13% que resultó siendo del 3%.
La segunda discusión de importancia hacía eje sobre el destino del poco mas de 22% de votos que recibió el candidato kirchnerista, Mariano Recalde. Si bien el director de Aerolíneas Argentinas no llamó a votar por ninguna de las dos variantes, se especulaba con que un sector importante transfiera sus votos al candidato de ECO, como “mal menor” para debilitar al macrismo.
Discusiones de método y algo más
Las consultoras realizan encuestas de muestras pequeñas, entre 500 y 1.000
casos que generan que el error muestral sea del 3,5% aproximadamente (dependiendo de la cantidad de encuestados). Las consultoras están intentando convencernos que esta es la justificación de los pronósticos equivocados, ya que forzando los 54,7% que Managment & Fit adjudicaba al PRO contra el 45,30% que le daban a ECO, pueden ajustarse a los resultados reales, quitándole aproximadamente 3% al PRO y sumándole una cantidad similar a ECO.
Esto significa que cualquier resultado oscilante entre el 51,2%-48,8% y el polo opuesto, incorporándole el margen de error en viceversa 58,2% (54,7% + 3,5% del margen de error) contra 41,8% (45,30% - 3,5%), está dentro de lo previsto por los resultados de la encuesta. Así tenemos una amplitud factible del 14% (desde la mínima de 2,4%, hasta la máxima de 16,4%).
Con este análisis podemos desarrollar algunas conclusiones. Estas encuestas con muestras tan pequeñas son poco fiables, la amplitud del resultado es tan grande que casi todo puede ser justificado con el diario del lunes. Entonces es lógico preguntarse: ¿Para qué se hacen? Principalmente, son encuestas pagas por los partidos políticos patronales con el fin de influenciar masivamente y de intentar marcar tendencias; buscando, en muchos casos, polarizar las elecciones. Las consultoras no son neutrales, por ejemplo, Managment & Fit tuvo denuncias por intentar manipular los resultados a favor del PRO y la consultora Equis es manejada por el kirchnerista Artemio López.
Existe otro análisis para hacer. Las consultoras intentan justificar su
error con dicho margen, pero omiten que todas deben forzar ese margen
para el mismo lado. Todas ellas (Managment & Fit, Opinaia, González y Valladares, Poliarquía y Politia), pronosticaron una diferencia mayor de la que fue a favor del PRO, ninguna le dio menos votos de los que finalmente obtuvo. Hay una sola explicación para esta “casualidad”, el PRO fue quien puso los billetes esta vez.
Hay un detalle más: si sumamos la cantidad de encuestas realizadas por las
consultoras más importantes, nos dan un tamaño muestral de 5.000,
aproximadamente. Todas tienen resultados similares y estadísticamente
el error muestral en ese caso sería del 1% (debido a un tamaño muestral
mayor). De esta forma no existiría siquiera una justificación de este tipo,
ya que ni forzando las premoniciones con el margen de error nos dan los
resultados reales. De conjunto no pasan la prueba, no podrían justificar la distorsión de los resultados.
Es importante aclarar que las encuestas bien hechas y con tamaños muestrales representativos, son una herramienta muy útil. Si trabajaran con un mayor número de casos, podrían brindar información mucho más exacta. Mientras se sigan realizando como parte de las campañas electorales de los partidos que poseen millones para comprarlas, seguirán siendo tendenciosas. En muchos casos ni si quiera miden al conjunto de los partidos, siendo frecuente que dejen afuera a los partidos de izquierda. Como las mentiras, las encuestas de este tipo tienen partas cortas y es así como Frente de Izquierda en más de una oportunidad dio la sorpresa obteniendo importantes resultados electorales. El más contundente de los últimos tiempos fue el del domingo 3 de mayo, cuando Nicolás del Caño salió segundo en la elección por la intendencia de Mendoza, obteniendo un 17% de los votos, un pocentaje bastante superior al que pronosticaban los encuestadores locales y nacionales.