Los que saben, dicen, que la más grande y la primera de las bibliotecas fue la de Alejandría. Construida en el siglo II A.C. tenía el acervo más grande de la historia.
Jueves 4 de abril de 2019
En Egipto, fue destruida. Aún no se sabe el porqué pero incinerada y en llamas sus libros dejaron este mundo mundano.
Ahí, en Alejandría, en los estantes de la Biblioteca de Ptolomeo es que Aristaco vislumbró que la tierra giraba sobre el sol, Eratostenes calculó la circunferencia de la tierra y Herophilus supo que el cerebro contrataba el cuerpo.
Jorge Luis Borges se inspiró en la Biblioteca de Alejandría para su texto "Biblioteca Infinita", “Y claro, si existe una contraparte a la confusión de una biblioteca, ella está en el orden de su catálogo” decía Walter Benjamin en su texto sobre las colecciones.
El desprecio de las autoridades de la UNAM por las bibliotecas y el bibliotecario
En días pasados la UNAM, sí la máxima casa de estudios, declaró a un movimiento de biliotecarios que se organizan para defender su materia de trabajo que su gremio era obsoleto. Dice tal movimiento “Han pasado alrededor de 12 años desde aquel primer momento, y los trabajadores vimos como la política neoliberal permeó nuestros trabajos: proyectos de bibliotecas inconclusas, mal administradas, abandono de departamentos, privatización de procesos bibliotecarios como la digitalización de documentos, etc.”
Y es que la UNAM desprecia a sus trabajadores: dicen que son obsoletos por las nuevas tecnologías. Pero lejos de capacitarlos y pensar en como integrar su actividad y modernizarla respetando su labor, están necios en sostener que la biblioteca desaparecerá y con ello las fuentes de trabajo de los bibliotecarios.
La humanidad en libro
Borges dijo que la escritura nunca, nunca terminaría: “Desde el primer Adán que vio la noche, y el día y la figura de su mano, fabularon los hombres y fijaron, en piedra o en metal o en pergamino, cuanto ciñe la tierra o plasma el sueño.”
Aquí está su labor: la Biblioteca es el acervo de la humanidad infinita, el bibliotecario en cada catalogación, en cada momento que sostiene sus manos un libro mira el crisol de la humanidad y lo ordena. Gracias a sus bibliotecas y bibliotecarios miles de estudiantes acceden a los acervos de la humanidad y su conocimiento.
Si la escritura nunca terminaría, en una especie de texto eterno, y la humanidad buscaría el acervo de sus desastres por medio del libro como testigo de nuestras hazañas y catástrofes es una anacronía decir que desaparecerán las bibliotecas y que los bibliotecarios tienen un trabajo obsoleto.
Walter Benjamin habló del bibliotecario “el que sostiene un libro y en sus manos, parece estar viendo a través de ellos su pasado distante como si estuviera inspirado.”
Su trabajo lejos de toda melancolía es un catálogo de actividades que organizan el mundo escrito: inspirados seleccionan el conocimiento del pasado impreso para el presente incierto y sus tormentas por venir.
Ahí su gran aportación. Solo una mente cuadrada pensaría que desaparecerá la escritura: y con ello el libro y el bibliotecario. Sólo una gran catástrofe como la de Alejandría terminaría con las bibliotecas de la UNAM.