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Red Internacional
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Editorial. La caldera argentina

Se abrió la coyuntura electoral en medio de una crisis pandémica, social y económica aguda. El Gobierno, sus límites y la impotencia de los caldereros. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 8 de julio de 2021 23:29

  •  Ya estamos prácticamente en plena disputa electoral en un contexto de crisis pandémica, económica y social muy profunda. Nadie puede prever los resultados concretos que dependerán de muchos factores, pero sí se puede hablar de las grandes tendencias o las tendencias generales.

  •  ¿Qué tenemos en el escenario? Tenemos un Gobierno al que se le fueron desagregando las adhesiones, tenemos a la oposición de Juntos por el Cambio en pleno proceso de “parricidio”: el triunfo táctico de Horacio Rodríguez Larreta y los llamados “moderados” de la coalición contra Mauricio Macri, y tenemos la lucha por quienes quieren terciar.
  •  Paradójicamente, Larreta y sus aliados no sólo toman impulso para dar la pelea, sino que cobran volumen político: en todas las mediciones es —entre los referentes de la política tradicional— el que más mide. Digo paradójicamente porque fue parte hasta ayer nomás del experimento de Macri que terminó como todos vimos que terminó ¿A qué se debe esto? Bueno, por un lado a la gran mano que le tendió el Gobierno cuando lo levantó como el “amigo” y por el otro, a los propios fracasos del Gobierno en sus resultados.
  •  Y sobre esto puede hacerse una reflexión más general: ¿Qué horada la legitimidad política de un Gobierno? ¿Qué hace que pierda adhesiones, que aumente la desilusión o que se extienda el desencanto?

    Se esgrimieron siempre muchas razones para explicar este fenómeno: la crítica en general y la de los medios en particular; el engaño que se hace sobre “la gente”; los límites que ponen otros poderes; la relación de fuerzas etc. Pero, la razón central por la que se lima la legitimidad de un Gobierno está en el propio Gobierno. Es decir, en los resultados de sus políticas y sus orientaciones: si dan respuestas a las demandas sociales o no. Después se puede hablar de ataques, límites u hasta operaciones, pero para que las operaciones funcionen tiene que haber un escenario pasible de ser operado.

  •  Hoy (jueves) se publicó un artículo muy interesante en ElDiarioAr, firmado por Marina Dal Proggetto y Lucio Guberman (integrantes de la consultora Eco Go) y habla de las transformaciones en las bases sociales del peronismo en las últimas décadas, los cambios en la composición de la clase trabajadora y la caldera que está generando la grave situación social. En ese contexto, dicen los autores que ejerce el oficio de calderero y que “hay una funcionalidad del desempeño justicialista para el sistema político. No casualmente en la Argentina se están procesando las demandas sociales dentro del sistema y en Chile, Colombia y Venezuela se expresan por fuera de las instituciones”.
  •  Esto es así, al margen de la valoración que se tenga sobre esa “función”. Precisamente, en el último número de Le Monde Diplomatique – Edición Cono Sur, escribí que “desde las movilizaciones contra la reforma previsional propuesta por la administración de Macri en diciembre de 2017 (que contuvieron tendencias revueltistas en su seno) se vino impulsando y construyendo una quietud inédita para los parámetros históricos de la sociedad argentina. Primero fue con la excusa de la espera del recambio electoral (con la consigna “Hay 2019”), luego con el aliento a las expectativas por la asunción del nuevo gobierno del Frente de Todos y, finalmente, con la irrupción de la pandemia.”
  •  Y allí mismo reflexionaba sobre esa “paradoja” —si es que se la puede calificar de esa manera— que reside en que el principal “éxito” autopercibido por el Gobierno (la contención y la función apaciguadora) fija también sus límites.
  •  Si se compara el escenario argentino con otros países latinoamericanos, Chile por caso o Perú, esto queda claramente demostrado, al margen de los límites y la evolución que tengan los procesos políticos en curso en esos países hermanos. Una lección general: los cambios vienen de las calles o no vienen.
  •  Ahora, uno podría “conceder”, pongamos, si esta estrategia diera como resultado otro escenario, pero los resultados son que hay un continente de nuevos pobres, una pérdida fenomenal del poder adquisitivo del salario consolidada bajo esta administración y especialmente una juventud muy golpeada por índices sociales que en esa franja son peores que en el resto de la sociedad. Se habla mucho de que el kirchnerismo perdió el “voto joven”, si es así, no tiene que ver con que a la juventud la engañan los (Javier) Milei o (José Luis) Espert; tiene que ver con su realidad cotidiana. Y a estos resultados se le suma el nuevo impulso de una oposición de derecha que se presenta como renovada y que al inicio tuvo el puente de plata tendido por el Gobierno.
  •  Todo este álgebra termina fortaleciendo a los que se dice combatir. Con esa ironía ácida, un poco siniestra y tan inglesa que lo caracterizaba, Winston Churchill —el gran líder conservador de mediados del siglo XX en Gran Bretaña— dijo algunas vez que "un apaciguador es alguien que alimenta al cocodrilo, esperando que se coma a otro antes que a él". Y consideraba esto que era un error tan frecuente como riesgoso en política porque “la política es casi tan excitante como la guerra y casi igual de peligrosa: en la guerra solo te pueden matar una vez, pero en la política muchas veces”.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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