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Red Internacional
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Balotaje. La campaña extorsiva por el “mal menor”, con público cautivo

Postales de la campaña extorsiva que La Cámpora y la UOCRA llevan adelante en el Gran Rosario, con los trabajadores como público cautivo en sus propios lugares de trabajo.

Cecilia Rodríguez

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r

Jueves 19 de noviembre de 2015

Primer acto: albañiles para la victoria

Un apretado grupo de obreros de la construcción observa el espectáculo. Algunos miran con bronca contenida, algunos con frialdad. Otros se agarran la cabeza, otros aprovechan el momento para dormitar, robando unos segundos de sueño a la larga jornada que tienen por delante. Sabemos lo que observan: en el centro de ese universo de manos callosas y ropas ralas, desentona un joven con barba prolijamente recortada. Lleva una vistosa camisa a cuadros, lavada y planchada a la perfección. Levanta una boleta: Scioli Presidente. Como espectadores de las postales, que absurdamente ocupan un anuncio pago en Facebook, imaginamos el discurso: las mil y un condenas y atrocidades que sufrirán los trabajadores si no gana Scioli… el menemista, el adulador de Videla.

El Secretario General la UOCRA Rosario, un colorado de facciones duras y chomba blanca, acompaña al joven diputado y observa a su auditorio cautivo, con las manos cruzadas, con actitud de dueño, vigilante y patrón, desde un rincón. No es difícil darse cuenta que sin esa escolta de hierro, que incluye una decena de hombres fornidos, los compañeros de militancia del Kicillof (y su nueva amiga, Christine Lagarde) no tendrían autoridad alguna para hablarle a los obreros.

Uno esperaría de Macri y sus círculos de gerentes, sojeros y socios de clubes exclusivos, una campaña de aprietes al estilo patroncitos de estancia. Pero en este caso, se trata de La Cámpora.

Al terminar la faena discursiva, empieza el tiempo de los volantes. Dos fornidos albañiles destilan una mirada de odio profundo. Uno se agarra del alambrado ¿estará conteniendo la mano para que no se le vaya de la bronca? El otro lanza una mirada asesina, directo a la cara del diputado santafesino, que sonríe ¿sin entender? lo que pasa. ¿Qué piensan los albañiles? ¿Lo mirarán extrañados al camporista que les habla de “defender conquistas”? ¿A ellos que vieron tantos compañeros dejar la vida, construyendo las torres de lujo y el ostentoso puerto Norte? ¿A ellos que vuelven a casa en una moto destartalada o en una pobre bicicleta, a sus barrios sin cloacas pero con muchos bunkers? ¿A ellos que temen que el cuerpo sin vida de sus hijos aparezca flotando en el Río Paraná? ¿Franco Casco no era albañil? ¿Julio López no era albañil? ¿El padre del pequeño niño de 15 años, desaparecido en lo que se supone una venganza mafiosa de la policía santafesina, no es albañil? ¿De qué conquistas les habla La Cámpora? ¿De qué conquistas habla junto al Señor Secretario General, que el único paro que hizo fue para pedir que vengan los gendarmes, jamás por salario, jamás por el trabajo en negro, jamás por los supuestos accidentes laborales?

Segundo acto: con fe, con esperanza, con contrato por agencia

El diputado se levanta temprano. Pero no tan temprano como los obreros de Gerdau, en la ciudad de Pérez, que tendrán que oírlo hoy. Feliz, se saca una selfie con el Señor Secretario General y un nutrido grupo de muchachos de la UOCRA, educados en la escuela genocida de Martínez, el buchón del Batallón 601.

Ya en la planta, los escuchan los obreros de Gerdau… Corrección: los obreros éstos no son de Gerdau, sino de agencia y aunque trabajan en Gerdau, que es metalúrgica, están en la UOCRA. Por eso solo ellos tienen la “suerte” de escuchar al diputado, porque los otros, que son metalúrgicos, solo podrán escucharlos si estuviera el Señor Secretario General de la UOM. Ni siquiera la desesperada y lastimosa campaña para que no pierda Scioli logra derribar las divisiones que la burocracia sindical impone al movimiento obrero. Es mejor menos votos, antes que los obreros de la UOM y los de la UOCRA se vean la cara y se descubran cómplices en el odio, en la risa ante el absurdo diputado que les habla de conquistas, en el cansancio que cala hasta los huesos.

¿Cómo se llama la obra?

¿Cómo se llamara esta obra, este teatro del absurdo, protagonizado por Señores Sindicales que no agarran un ladrillo hace décadas –si es que alguna vez agarraron alguno- y un diputado electos a punto de cobrar su sueldo de 60 mil pesos más viáticos? Invitamos a los lectores a que nos propongan un nombre para esta obra, comentando en esta nota.


                 

Cecilia Rodríguez

Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)

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