Cuando asistimos al encuentro de sindicalistas "Labor Notes" el verano pasado, llamamos al creciente movimiento laboral a organizarse contra la guerra en Ucrania. A medida que la guerra continúa escalando, volvemos a emitir nuestro llamado a la clase obrera y a los activistas sindicales para que intervengan contra esta guerra reaccionaria.
Sábado 21 de enero de 2023
Ha pasado casi un año desde que Vladimir Putin invadió Ucrania, iniciando una guerra que ha causado muerte y destrucción y desplazado a millones. Las potencias de la OTAN, especialmente Estados Unidos, han utilizado la invasión para justificar su guerra indirecta para debilitar militarmente a Rusia. Los intereses de la OTAN no están con los trabajadores ucranianos. La OTAN busca hacer avanzar el capital occidental en Europa del Este y buscar un rearme histórico. Mientras tanto, la invasión de Putin confronta violentamente a los trabajadores rusos contra los trabajadores ucranianos en un intento por restablecer a Rusia como una potencia imperialista. Esta escalada de la guerra está hundiendo a los trabajadores de todo el mundo en un futuro de incertidumbre, pobreza y carnicería. Ahora nos enfrentamos al mayor riesgo de guerra nuclear en años.
Contra EE.UU. y la OTAN, contra Putin, contra el régimen de Zelenksyy y por la clase obrera internacional, los trabajadores deben oponerse a esta guerra reaccionaria.
Esta no es una guerra por la democracia
Joe Biden ha creado apoyo para el rearme de la OTAN y el imperialismo estadounidense al enmarcar esta guerra de reposicionamiento hegemónico como la de una de democracia contra autocracia. Si bien el gobierno ruso es de hecho autocrático y reaccionario, el gobierno ucraniano no es mejor, llegando incluso a prohibir los partidos de oposición, reprimir despiadadamente los derechos laborales y avivar el odio antirruso. Al gobierno de los Estados Unidos no le importa la libertad o la democracia en Ucrania o en cualquier otro lugar.
Justo ahora en los Estados Unidos, las mujeres y las personas trans enfrentan los ataques antidemocráticos más vigorosos en años, su autonomía corporal básica y sus derechos humanos están amenazados. A lo largo de la historia, el gobierno de EE. UU. ha utilizado su policía y su ejército para infiltrarse, atacar y reprimir movimientos sociales y laborales ─desde huelgas laborales militantes hasta movimientos de lucha por la libertad de los negros─. El militarismo en el exterior va de la mano con la represión en el interior.
Como el país más poderoso del mundo, Estados Unidos tiene un solo objetivo: mantenerse a la cabeza del orden mundial internacional para que pueda garantizar las mejores condiciones a sus capitalistas.
Un ataque a los trabajadores del mundo
La invasión rusa es claramente un ataque contra el pueblo de Ucrania, y los trabajadores y los oprimidos en Rusia, Ucrania y en todo el mundo enfrentan la peor embestida. Por eso nos oponemos a la invasión de Putin y juanto al pueblo ruso que protesta por esta guerra reaccionaria. Pero la sangre no está únicamente en las manos de Rusia. La expansión de la OTAN durante décadas ha escalado la competencia capitalista hasta el punto de la guerra.
Las sanciones de Estados Unidos y la UE están castigando a la clase obrera rusa por una guerra que no domina. Mientras tanto, la invasión rusa de Ucrania está alimentando una crisis económica en todo el mundo. A medida que continúa esta guerra, la clase trabajadora en el Sur Global enfrenta hambre y hambruna, mientras que los trabajadores aquí en los EE. UU. enfrentan costos de vida cada vez mayores. ¡Se nos dice que nos sacrifiquemos ─apretándonos el cinturón─ mientras que Biden y compañía gastar miles de millones en la guerra!
¿Cómo pueden los trabajadores poner fin a la guerra?
Así como la solidaridad es clave para luchar contra el patrón y mejorar nuestras vidas aquí, la solidaridad debe extenderse más allá de cualquier frontera arbitraria. Los patrones estadounidenses colaboran entre ellos para mantener débiles a los sindicatos, y los intereses capitalistas ─los de la clase multimillonaria─ hacen lo mismo a escala mundial: colaborar para reducir los salarios, mantener atomizados a los trabajadores y garantizar gobiernos estables y favorables a las empresas.
La guerra es el capítulo final en el que las potencias capitalistas luchan por el control y la influencia de los territorios del mundo, lo que significa solo miseria para los trabajadores de todo el mundo. Pero nuestra lucha no es contra los trabajadores y oprimidos en Rusia o Ucrania ─es contra el sistema que nos explota─. Putin, Zelenskyy y el gobierno de los EE. UU., a ninguno de los cuales les importa lo más mínimo la gente trabajadora, no merecen nuestro apoyo.
La Generación U ─por la U de union, sindicato en inglés─, debe organizarse no solo para los trabajadores en los EE. UU., sino también contra la guerra reaccionaria y el imperialismo estadounidense. Hace una década o más, la AFL-CIO, así como sindicatos independientes como los trabajadores portuarios de la ILWU (Sindicato Internacional de Estibadores y Almacenes), aprobaron resoluciones contra las odiadas guerras estadounidenses en Irak y Afganistán. Los trabajadores se unieron a las protestas masivas contra la guerra y, en algunos casos, incluso tomaron medidas contra la guerra en el lugar de trabajo, como el cierre de los puertos de la costa este por el ILWU el Primero de Mayo de 2008.
Hoy, los activistas de la Generación U deben construirse sobre las tradiciones radicales contra la guerra de nuestro movimiento: desafiando el apoyo sindical a la OTAN, oponiéndos al armamento de Ucrania por parte de Estados Unidos y tendiendo una mano solidaria a los trabajadores de todo el mundo. En última instancia, los trabajadores de los Estados Unidos podríamos unirnos a nuestros hermanos sindicalistas en Bielorrusia, Grecia y otros lugares que se negaron a manipular envios de armas rusas y de la OTAN.
Exigimos que las tropas rusas salgan de Ucrania, las tropas estadounidenses de Europa, el fin de la OTAN, ninguna sanción, y ni un centavo más para el ejército o la policía.
La clase obrera de EE.UU. debe enfrentarse a nuestro gobierno imperialista, que oprime a nuestros hermanos de clase en Palestina, México, Cuba, Haití, Irán, Afganistán, Europa del Este y el resto del mundo. La pandemia nos demostró que somos los trabajadores los que hacemos que el mundo funcione. Como trabajadores en el corazón de la bestia imperialista, debemos usar todas nuestras fuerzas para luchar por el fin de esta guerra reaccionaria y dar la campanada de muerte al imperialismo estadounidense.
Traducción de artículo publicado en Left Voice, publicación hermana de la red internacional La Izquierda Diario
Traducción de artículo publicado en Left Voice, publicación hermana de la red internacional La Izquierda Diario
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Desde Estados Unidos, Left Voice forma parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario.